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Novedades: Donde menos se piensa salta lo nuevo

  • Redacción
  • 2000-10-01 00:00:00

No se sabe cuando parará la feliz ventura de las novedades en España. Arrancan muy bien, en su segunda reaparición, los Hereus de Ribas, una bodega clásica en la D.O. Binissalem de Mallorca. El vino es puro diseño, y se aprecia una cuidadosa elaboración hasta en el mínimo detalle. El «Cabrera» de Ribas ha sido elaborado por Sara Pérez, de Martinet Viticultors, con un 70% de Mantonegro, al que por fin se le ha extraído todo el poder que encierra la uva autóctona mallorquina. También contiene Syrah y un pequeño porcentaje de otras variedades autóctonas. Puesto en barrica nueva de roble francés durante 14 meses, y mantenido sobre lías finas, es un vino que entregará todo su poder dentro de unos años. En Cataluña llueven las novedades. Los de Castell del Remei, la casa más antigua de la D.O. Costers del Segre, prosiguen con el proyecto «Oda», esta vez con un blanco de crianza elaborado con Chardonnay de viejas viñas, fermentado en barricas nuevas. Ha continuado en madera unos seis meses de crianza sobre sus lías, con el correspondiente «batonnage» para darle complejidad y dimensión en boca. En el Priorat se presenta un nuevo proyecto a partir de antigua bodega: el Celler Mas d’En Gil, antigua bodega de los hermanos Barril, remozada y renovada, bajo la dirección de un equipo de jóvenes enólogos: Daniel Sánchez y Toni Coca. En breve estarán sus vinos en el mercado. De momento son tres, dos tintos, el Clos Fontá y el Coma Vella (que traemos a estas páginas), y un blanco. La Cooperativa de Falset prosigue su renovación dirigida por el tenaz enólogo Josep Serra. El vino blanco llamado «Martius», a partir de viejas garnachas fermentadas en barrica merece una cata por su equilibrio y finura. Y hablando de cooperativas, la de Bot, pequeña localidad de la D.O. Terra Alta, renueva sus elaboraciones de la mano de Jaume Clúa, experimentado enólogo. Su tinto Llàgrimes de Tardor, a base de una buena Garnacha de la zona, con Tempranillo y Cariñena, es el más sobresaliente. Ha estado en barricas nuevas de roble francés durante un año. En el Bierzo también se notan los aires de renovación. La bodega Castro Ventosa, donde Raúl Pérez ejerce de enólogo, ha sacado un vino fresco y carnoso de Mencía. Procede de las 30 ha. de viñedos que posee de esta variedad. En Rioja, la familia Guzmán de Aldazabal elabora un vino muy cuidado, a partir de viñedos de su propiedad, de más de 50 años y cultivados ecológicamente. Este buen tinto, a base de Tempranillo y algo de Graciano, ha estado en barricas de roble francés y americano durante doce meses. Tudela de Duero se está convirtiendo en la tierra de promisión de los vinos con personalidad. A las iniciativas de Mauro o Alta Pavina se unen algunos proyectos más. Uno de ellos es Leda, de uvas con más de 30 años, compradas a viticultores de la región. Su primer vino es un Tinto fino, criado en barrica de roble francés y americano.

Castro Ventosa 1999
14,5 Púrpura vivo y brillante, algo abierto. Un poco cerrado todavía. Notas de frambuesa, recuerdos florales y especiados en nariz, clásicos de una buena Mencía. Pero lo mejor es la suave carnosidad que muestra en boca, el buen equilibrio de sabores, con su refinada acidez y el regusto goloso del final. 2000.
Guzmán de Aldazabal 1997
14,5 Rojo rubí de capa media. Aromas de mora, bien acompañados por unos tostados muy finos y un fondo especiado. En boca es ligero y suave, sin tener un gran cuerpo resulta equilibrado y muy agradable; final aromático, con un leve recuerdo de regaliz. 2000 a 2005.
Oda Blanc 1999
15 Complejo en nariz. Limpia frutosidad, notas especiadas y un toque de miel. La sensación de untuosidad que se distinguía en la copa toma cuerpo en el paladar, donde se hace cremoso y ligeramente amargo. El final es excelente, con recuerdos ahumados y de lías finas. Futuro prometedor. 2000 a 2005.
Martius 1999
15 Pajizo y brillante. Resaltan las notas de madera sobre un fondo de lías finas, y un tono herbáceo. En boca es sabroso y con cuerpo, bastante largo y untuoso. Será uno de los buenos blancos cuando adquiera el complejo buqué que ahora se adivina. 2000 a 2004.
Leda 1998
15 Picota oscuro y tonos violáceos. Potente y aromático (mermelada de mora y regaliz), enmarcado en una madera limpia, apenas dibujada. Poderoso en boca, casi salvaje por el influjo de sus notables taninos, opulento y largo, le falta acidez. 2002 a 2010.
Llàgrimes de Tardor 1998
15 Rojo picota con reflejos violáceos. Aromas de frutillos de bosque, notas tostadas, tonos especiados y un recuerdo exótico de carne de coco. En la boca, jugoso, con bastante cuerpo, en parte aportado por un tanino nada agresivo. 2002 a 2010.
Ribas de Cabrera 1998
15,5 Cubierto y de lágrima bien teñida. Su potente frutosidad recuerda los frutillos negros, el madroño muy maduro, cerezas. Resaltan las notas especiadas (canela), tonos balsámicos y minerales, así como un fondo de cedro. Bien estructurado, tanino firme, con una acidez que deja una frescura final viva y agradable. Futuro prometedor. 2001 a 2010.
Coma Vella 1998
16 Abundan los tonos rubí y cereza. Un vino finísimo en nariz, donde los frutillos negros y el toque mineral han sido magníficamente engarzados en una madera exótica y peculiar. El vino está en una fase de evolución difícil, en el cual evidencia el toque especiado. Es muy equilibrado y desarrolla un tanino suave y elegante. No hay astringencia, ni durezas, solo armonía y placer. 2000 a 2010.

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