- Redacción
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- 2001-02-01 00:00:00
Juan Antonio Mejía y sus hijos han irrumpido con fuerza en el mundo del vino en Valdepeñas, una localidad donde el quehacer de la bodega durante siglos ha significado su actividad más importante. Conscientes de la alta calidad de sus viñedos, del tesoro que significan las variedades que trabajan, la extraordinaria Cencibel, la adaptable Airén, han sabido acomodar sus vinos a la moda y demanda de los tiempos actuales, elaborando tintos basándose en uvas tintas -verdad de Perogrullo que en toda La Mancha solo es a medias- con la Cencibel como cimiento, un blanco ligero, de agradable frescura varietal y un rosado pleno de viveza y armonía. El denominador común de todos sus vinos es la fruta. Este elemento tan importante en los vinos modernos destaca tanto en los jóvenes como en los crianzas. Sus 70 ha. de viñedo, que en otras comarcas les darían la magnitud de terratenientes, en Valdepeñas solo se les concede el marchamo de viticultores de mediano tamaño. Pero precisamente ellos abogan por una empresa a la que se pueda dominar a partir de los componentes de la familia. A pesar de los pocos años en escena, esta bodega representa el cambio hacia un vino moderno y diferente, la avanzadilla de un grupo cada vez más numeroso que trabaja con ese concepto en Valdepeñas, ciudad vitivinícola por excelencia, y con su comarca, antigua e importante Denominación de Origen.
J. A. Mejía e Hijos
Magdalena, 33
5467 Valdepeñas (Ciudad Real)
Tel. 926 31 30 08
Elaboración
Despalillado, maceración con los hollejos a una temperatura de 28º C. en acero inoxidable, con tres remontados diarios durante seis días; a continuación se hace el descube y termina la fermentación a 22º C. Se hace la fermentación maloláctica en barricas nuevas de roble americano. En ellas permanece durante 66 días, al cabo de los cuales se estabiliza y se filtra el vino.
En la copa
Impecable en su color picota con ribetes violáceos, capa media.
En la nariz
Hay un dominio de la fruta, en especial aparecen notas de mora y frambuesa, agradables recuerdos de monte bajo y un toque de hierbabuena; la barrica cede sus aromas especiados y un toque de torrefacto tostado.
En la boca
Muestra su carnosidad tánica y la acidez ejerce de contrapeso frente al alcohol, así el paso de boca es fresco, equilibrado y de una gran viveza. Un vino que crece en el paso de boca y con explosivo y aromático final.
Futuro
Desde ahora a tres años a 15-16º C. de temperatura.
Precio
700 Ptas. (4,2 E)
Puntuación
15,5/ sobre 20