- Redacción
- •
- 2001-11-01 00:00:00
Según su clasificación oficial, Cos d’Estournel, en Saint Estèphe, es un «deuxième cru classé». Sin embargo, muchos amantes del vino consideran que este pago, situado a poca distancia de Lafite, es uno de los candidatos a la categoría de «premier cru». Apenas hay un Château de su categoría -quizás con la excepción de Léoville las Cazes- que lleve tanto tiempo produciendo de forma tan regular unos vinos tan excelentes. Esto se debe entre otros a la familia propietaria, Prats, que gestiona Cos d’Estournel desde 1917, el año en que la finca fue adquirida por el legendario comerciante de vinos bordelés Fernand Ginestet, bisabuelo del actual director Jean Guillaume Prats.
Cos d’Estournel es uno de los «crus classés» más recientes del Médoc. La finca fue fundada por Louis Gaspard d’Estournel, que a principios del siglo XIX heredó 12 hectáreas de viñedos y se dio cuenta en seguida de que sus suelos pobres de grava producían un vino excelente. Poco a poco fue adquiriendo las parcelas circundantes, y construyó un palacio semejante a una pagoda (fotografías de la derecha) que no servía como residencia, sino que albergaba la bodega. D’Estournel murió en 1853, completamente arruinado, después de haberse visto obligado a ceder la obra de su vida a un banquero. Éste fue quien cosechó los frutos de una vida poco común: en la clasificación de 1855, la finca pasó a formar parte del grupo de cabeza de la jerarquía de los burdeos de aquel tiempo.
La colina de viñedos de Cos, una clásica «croupe de graves» (cima redondeada de grava), abarca algo más de 60 hectáreas de cepas. Está plantada en un 60% con Cabernet Sauvignon -en la parte superior de la colina y en la zona meridional- y en un 40% con Merlot, que crece en la zona oriental donde aflora a la superficie la capa caliza que constituye la base de los terrenos en Saint Estèphe.
Los vinos de Cos poseen un estilo propio, especiado y reconocible, por un lado plenamente comprometido con la elegancia y por otro dotado de la robustez necesaria para garantizar una madurez de décadas. Incluso las añadas menores duran una eternidad. Por ello, nuestras indicaciones se refieren a a la madurez de consumo óptima. En el mejor de los casos, los vinos pueden aguantar mucho más. Estas notas se elaboraron a comienzos de mayo de 2001 con ocasión de una cata vertical que incluía las mejores cosechas de los últimos 20 años. Unas palabras sobre las añadas que faltan: el 87 fue durante mucho tiempo uno de los mejores vinos de ese año, pero debería haberse bebido ya. Lo mismo ocurre con el 81. Tampoco debe conservarse por más tiempo el 92. El 83 y el 84 son años de calidad mediana. El 85 es una añada buena y equilibrada, que también debería beberse ya. Para ofrecer una visión completa, también hemos añadido las notas en primeur de las dos últimas cosechas, aún no embotelladas.
Cos d’Estournel 2000
18,5 Nariz de ensueño, con ese aroma de peonías que hace tan grandes a los vinos del Médoc; nada de frutosidad fácil de mermelada, sino gran complejidad: ¡cuánta clase! Los taninos se despliegan lenta y parsimoniosamente en la boca, llenan el paladar, son presentes e incluso insistentes, pero sin resultar pesados ni excesivos. Se reciben con agradecimiento como caricias suaves y aterciopeladas. 2010 a 2030.
Cos dEstournel 1999
17,5 Taninos de extraordinaria calidad para esta añada; lleno de fruta, frescura y casta, menos marcado por la madera que en los dos últimos años, regresa a un estilo comprometido con la finura y la elegancia: un vino de extraordinaria precisión digno de su categoría. 2008 a 2025.
Cos d’Estournel 1998
17,5 Vino aún muy juvenil. Todavía dominan las notas de madera, pero la fuerza de los taninos las equilibra muy bien. El final tiene algo de pomelo, los taninos son ásperos en esta fase pero revelan un gran potencial de maduración, con sus notas frescas de Cabernet recién madurado. 2006 a 2016.
Cos d’Estournel 1997
17 Suave, abundante sin llegar a ser pleno, con aromas de roble y especias y Cabernet no perfectamente maduro. Debe beberse en este estadio. 2001 a 2005.
Cos d’Estournel 1996
18 Extraordinario, con una nariz delicadamente especiada, juvenil pero ya muy seductora, hechura firme en boca pero a pesar de ello muy esbelto, abundantes taninos ásperos pero finamente pulidos, final muy largo, debe madurar. Ya ha digerido perfectamente la madera. Un 65% de Cabernet-Sauvignon. 2005 a 2016.
Cos d’Estournel 1995
17 Ya en nariz es menos complejo que la cosecha del 96, sigue estando demasiado marcado por la madera, con notas de vainilla y fruta en lugar de los agradables aromas especiados; pleno, redondo, con taninos firmes pero con poco brillo, aunque en cualquier caso todavía muy juveniles. Un 50% de Merlot. 2002 a 2008.
Cos d’Estournel 1994
18 Sigue siendo uno de los mejores vinos de esta añada. Rubí intenso en maduración; gran complejidad aromática, café y especias, primeras notas balsámicas; suavidad y plenitud en boca, seguidas rápidamente por abundantes taninos aún ásperos, aunque la finura es perceptibles; un Cos excelente en la línea de los de 1991 y 1996, que podrá madurar mucho tiempo. 2004 a 2010.
Cos d’Estournel 1993
17 Rubí mate; gran finura aromática, más reservado y discreto que el 94, que resulta más vigoroso y especiado; ya es agradablemente redondo y pleno en boca, aterciopelado y suave, con una nota de menta refrescante y suave en el final, apenas perceptible. Tiene menos acidez que el 94, pero a cambio es una pizca amargo: por eso va mejor con una pularda o una pieza de ternera que con carnes rojas asadas o caza. 2001 a 2006.
Cos d’Estournel 1991
18,5 Rubí mate en maduración; complejo y particular, especias, curry, cedro; pleno y abundante en el inicio, denso y aterciopelado, interminable, con taninos magníficamente vigorosos y ásperos; uno de los Cos más grandes, que sigue siendo mi preferido personal: un vino del que se lleva disfrutando ya mucho tiempo, pero que sólo ahora empieza gradualmente a alcanzar su plena madurez de consumo. 2001 a 2005.
Cos d’Estournel 1990
18 Un vino entre dos etapas: nariz aún no totalmente dividida, pero claramente especiada y ahumada con notas de madurez, cacao, frutas confitadas; inicio aterciopelado, pero los taninos aún son asombrosamente ásperos, incluso una pizca bastos; debe madurar, durará muchísimo, y puede que se le acabe considerando el mejor vino del maravilloso cuarteto de 1988 a 1991. 2004 a 2020.
Cos d’Estournel 1989
17,5 Muy maduro y aterciopelado, pleno y largo, pero accesible, ya maduro, especiado, taninos delicados y purificados; conviene beberlo en esta fase. Hasta 2005.
Cos d’Estournel 1988
18 Los clásicos aromas especiados de un gran Cos: cacao, especias orientales, magníficos taninos en boca, elegante, pulido, pero al mismo tiempo fresco y vigoroso, aún no degradado, firme; reúne de forma muy lograda densidad y casta. Debe decantarse brevemente y servirse con una pieza fina de vacuno, caza de pluma o una paloma asada bien crujiente. Hasta 2015.
Cos d’Estournel 1986
18 Aromas magníficos y seductores de enorme sutileza y profundidad, confitura de rosas, primeros componentes balsámicos, tabaco y cedro, un soplo de especias; en boca sigue siendo increíble por su casta, fuerza, duración y juventud, con reservas para muchos años. Igual que el 88, debe decantarse brevemente antes de acompañar una paloma o una pieza de corzo poco hecha. 2002 a 2020.
Cos d’Estournel 1982
18 Rubí maduro; seductor, aunque no especialmente complejo, con aromas de cacao y frutas en conserva, los taninos resultan degradados pero robustos, quizá delatan incluso una pizca de sequedad. Probablemente convenga disfrutarlo en esta fase, en la que todavía promete un gran placer, que dejarlo envejecer mucho más; para acompañar faisán o muslos de pato con salsa de vino. Hasta 2004.