- Redacción
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- 2001-12-01 00:00:00
El 95 ha resultado un año excelente en Rioja. De las tres cosechas seguidas, 94, 95 y 96, que los privilegiados riojanos, recogieron de la fértil inspiración de la diosa Fortuna, es el que más fortaleza ha demostrado hasta ahora. Los tintos del 95 son aromáticos, sutiles, bien estructurados y con una larga vida por delante. Se pueden tomar en estos momentos sin más problemas que tolerar un poco de dureza, que puede ser a veces conveniente, según los alimentos que les tengamos preparados para su degustación, -que no cata-. Pero si se dejan evolucionar en botella un plazo medio se gozará de su excelente y complejo buqué totalmente hecho y nos proporcionarán unos momentos de sumo placer.
En peligro de desaparecer hace apenas dos décadas, la Godello es hoy una variedad técnicamente bien conocida y en rápida expansión. Su origen se vincula al inicio de la viticultura organizada en el valle del Sil durante la dominación romana. A comienzos de la década de los setenta, en el noroeste español (principalmente en Valdeorras, Ribeira Sacra, Monterrei y Ribeiro) se comienza a trabajar en la producción de vinos de calidad. Tras meticulosos estudios y esfuerzo humano en su recuperación, la variedad Godello empieza a reflejar todo su esplendor.
El Champagne es un vino singular, quizá el más famoso de todos. Su corazón histórico es Reims, muy cercano a París, aunque el centro geográfico es Epernay. Champagne se divide en cinco grandes zonas: la Montagne de Reims (la más fría, y el reino de la Pinot Noir), el Valle del Marné (con menor altitud que las otras dos regiones centrales), la Côte de Blanc (gran feudo privilegiado de la Chardonnay), Aube (la región más meridional y cercana a Chablis) y la Côte de Sezanné (la región más reciente y menos conocida, plantada casi en su totalidad con Chardonnay). Hemos catado lo más representativo de la gama media vendida en España.
En cuanto al Barolo, las añadas no pueden ser más opuestas. En el Piamonte, el 96 –un año logrado con vinos ásperos, angulosos pero de larga vida– se vio seguido por un 97 que se considera de forma generalizada un año de ensueño. Los vinicultores refieren valores históricos tanto en lo relativo al contenido en azúcar como a la cantidad y madurez de los taninos. El año presentó temperaturas elevadas de forma casi constante, con pocas precipitaciones. En las mejores zonas, la vendimia pudo comenzar casi dos semanas antes de lo habitual. Por ello, los Barolo de 1997 poseen unos taninos extremadamente dulces, mucho alcohol, unas notas frutales marcadas que tienden incluso a la sobremadurez y una acidez más bien reservada.