- Redacción
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- 1997-06-01 00:00:00
España: pequeña guía para todos los gustos y bolsillos
Nuestro país, con las mejores condiciones edafológicas y climáticas para conseguir una impresionante variedad y cantidad de vinos calificados de “terruño”, ofrece un panorama no muy alentador. No son muchas las bodegas que se ajustan con rigor a las características de este tipo de vino, respetando en la elaboración las uvas del terruño, sin mezclas ni añadidos. El peso del granel sigue impidiendo, en muchas zonas y denominaciones de origen, el desarrollo de vinos personales, fruto de las condiciones naturales donde se cultiva la cepa. Sin embargo, en los últimos años las cosas están cambiando, y son ya muchos los que apuestan por este tipo de vino, capaz de competir en el mercado internacional de los vinos de calidad. Vinos singulares, tal vez algo más caros de lo habitual, pero que ofrecen al amante del buen vino un perfil propio que rompe con la monotonía del común de nuestros blancos, tintos o rosados.
Hacer una selección, a modo de pequeña guía, no ha resultado fácil, ya que si se extrema el rigor podemos reducir la lista hasta niveles preocupantes. Así pues, con cierta tolerancia en algunos casos, estos son los mejores vinos españoles que pueden alardear de “terruño”.
Saint-Emilion 1989: fogoso
y con temperamento
Últimamente, todas nuestras catas de Burdeos terminan en una batalla entre los vinos de alta tecnología y los clásicos, y cada vez más son estos últimos (cada vez, también, más escasos) los que salen vencedores. Uno llega a preguntarse si los
primeros no darán una sorpresa desagradable dentro de algunos años... En cualquier caso, se demuestra una vez más que es bueno seguir la evolución de los grandes Burdeos a lo largo del tiempo. Hemos catado todos los Premiers y los Grands crus classés más importantes: los que nos impresionaron no fueron los caldos más fogosos, con sabor más pleno y extracto más rico, sino los que han conservado una abundante dosis de elegancia y equilibrio.
Nobile de Montepulciano:
su precio merece la pena
La de 1993, aunque no pueda considerarse excelente, sí
figura entre las cosechas conseguidas de Montepulciano. Así lo ha confirmado nuestra cata de las “Riserve” de esa añada, es decir, vinos que deben haber madurado tres años antes de salir al mercado. Resultan notables los progresos que han efectuado en los últimos años algunas bodegas, cuyos vinos resultan ahora casi irreconocibles. Habría que citar la Riserva Grandi Annati de Avignonesi, la Riserva de Il Macchione y la Riserva del Nocio de Boscarelli. Junto con la cuvée de Vigna Asinone de Poliziano, estos vinos están entre lo mejor que haya producido nunca Montepulciano.
En general, los caldos catados dan la impresión de estar bien trabajados, y poseen una estructura firme, con frutosidad discreta. El contenido tánico es considerable, algo que es característico de la añada y de la región, si se exceptúan las mejores Riserve, es decir, aquellas que hemos valorado entre tres y cinco estrellas.