- Redacción
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- 1998-06-01 00:00:00
Hace ya bastantes años que los blancos españoles cumplieron su mayoría de edad. Precisamente son los vinos de nueva elaboración, con la crianza justa en madera y fermentación en barrica, los que le sacan del limbo de los vinos jóvenes y afrutados en el que se hallaban sumidos. Este movimiento renovador es lo mejor que les ha podido ocurrir a los blancos. Las variedades autóctonas han agradecido esta incursión en la elaboración moderna. Uvas como la Viura, la Verdejo e incluso la Garnacha blanca adquieren otra dimensión con los tonos ajustados de las maderas de diferentes procedencias. Hasta las nobles y aromáticas variedades gallegas, en la mayoría de los casos, acusan un perfil más elegante de sus aromas y sabores. Pero la prima donna es la Chardonnay, tan bien adaptada a los terruños y microclimas de la península que ha desarrollado una personalidad propia. Los vinos de esta variedad que mejor han respondido en la cata han sido los mediterráneos de Cataluña y los navarros. Aunque también se han descubierto las enormes posibilidades que ofrecen los vinos castellanos e incluso manchegos de las tierras altas albaceteñas.
Costa Oeste USA
Parece un lugar muy lejano para los europeos, a menudo concentrados en exceso en su propio ombligo enológico. La Costa Oeste americana, a pesar de que lleva más de veinte años enseñando sus buenas maneras, sigue siendo una desconocida entre nosotros. Produce vinos, sin embargo, que aquí a nadie deja indiferente: se les odia o se les ama, sin término medio. La Syrah y la Cabernet sauvignon, perfectamente aclimatadas en aquellos terruños, hablan con otro acento, con personalidad propia, del sueño europeo de estos conquistadores modernos del Oeste. Nuestro equipo de cata probó en Zurich cerca de 90 de ellos
Burdeos Primeur ‘97
Y en Burdeos se ha repetido el rito, un año más, de la cata de los mejores y más emblemáticos château, en primeur, es decir, aún nonatos. Una indagación no siempre gratificante para los catadores-investigadores, habida cuenta el estado salvaje de los vinos en sus primeros meses de vida, con taninos de una agresividad insoportable, aromas disociados y estructura impenetrable para los no expertos. Pues bueno, el equipo de catación de Vinum, acompañado por los mejores especialistas del mundo, se ha llevado una agradable sorpresa; su trabajo ha sido este año mucho más llevadero: la última cosecha de Burdeos se presenta asombrosamente suave, robusta, jugosa y exquisita. Ha sido “casi” un placer la labor de catación de estos château, vinos que estarán entre los mejores, sin duda, del próximo siglo. En cuanto a su futura rentabilidad como inversión, los expertos recomiendan esperar, tras la saturación del mercado con las buenas añadas del 92, 93 y 94.
