- Redacción
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- 1998-12-01 00:00:00
El mundo del vino sudamericano evoluciona tan deprisa que las bodegas presentan nuevas sorpresas -generalmente positivas- con cada añada. La aparición de nuevos “pequeños” productores con menos de 200 hectáreas de viñedos es algo habitual. Además, sobre todo en Chile, desde hace algunos años puede observarse que apenas se embotellan ya vinos realmente flojos. Generalmente, en el
peor de los casos se trata de vinos varietales dignos, si bien a veces les puede faltar cuerpo y plenitud debido a las producciones tradicionalmente elevadas, que a veces superan los 20.000 kg. por hectárea.
Una vez que consigue uno iniciarse en los vinos sudamericanos, no resulta demasiado difícil mantener una visión de conjunto -si prescindimos de las novedades de cada año- porque el número total de los vinos chilenos previstos para la exportación apenas supera los 1.000 incluyendo los argentinos. El motivo es que existen relativamente pocos productores, que sin embargo embotellan cantidades significativas de cada vino. Jürgen Mathäß visita Sudamérica con frecuencia desde hace años, y periódicamente cata los vinos de los principales productores. El pasado Abril, Natalie Lumpp y Jürgen Mathäß probaron conjuntamente sobre el terreno unos 350 vinos. Para una mejor comparación, los mejores fueron sometidos a una segunda degustación en la modalidad de cata ciega. Con pocas excepciones, el nivel de calidad en Chile resultó bueno, especialmente si se tiene en cuenta el precio. La procedencia regional de los mejores vinos es muy variada. Incluso los catadores experimentados tienen dificultades para reconocer el origen de un vino, porque los suelos y el clima varían mucho dentro de las distintas regiones.
La opción del cava Brut
Los hábitos de consumo están cambiando rápidamente en España, y el porcentaje de cava Brut que se elabora representa ya el 33% del total. Claro que el entendido desconfía del azúcar. Y sin duda no le faltan razones. Hay entre este colectivo una máxima que dice que cuanto menos “licor de expedición” lleve un espumoso menos posibilidades hay para el engaño o “afeite” del vino.
El conocedor prefiere espumosos de paladar seco y cremoso, que posea en boca una perfecta conjunción líquido/espuma, aromas más complejos y con años de crianza en botella. Este perfil solo lo puede ofrecer un vino base de altísima calidad, capaz de aguantar un largo período de crianza en rima sobre sus lías. Estos vinos son “todo terreno”: lo mismo valen para disfrutarlos en un aperitivo que para tomar durante toda la comida. Pues bien, el Brut, con su amplio espectro en grado de dulce -va desde el cero hasta los 15 gramos de azúcar por litro-, cumple perfectamente esa función.
Los bourgeois 1997
Los mejores crus bourgeois del Medoc ofrecen una relación calidad/precio que contrasta con la tendencia al alza de los vinos de Burdeos más prestigiosos, y a los que no parece afectar la crisis del sudeste asiático, pese a ser uno de sus principales clientes. Es una buena inversión porque, sin duda, su valor se multiplicará en los próximos años.