- Redacción
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- 2000-12-01 00:00:00
Málaga conserva intacta la cultura del vino que le transmitieron antiguos pueblos que se asentaron en sus tierras. De sus vinos fenicios o griegos se conservan abundantes pruebas, pero quizás marcaran el que a la postre sería estilo definitivo los heredados de la sabiduría y el buen quehacer árabe hispano. Aquellos vinos de pasas llamados Zelibí, o los míticos Xarab-al-Maquí al que se le atribuían propiedades curativas.
Sucesores de esos antiguos vinos de Málaga, son las viejísimas soleras que guardan con mimo primoroso en las bodegas de López Hermanos. Éstos continúan con su estilo personal y único, imperturbables a las variaciones de la moda. Y es que López Hermanos -Juan Ignacio y Rafael de Burgos- es más que una bodega. Estamos hablando prácticamente de toda una denominación, antaño gloriosa, y hoy sostenida en el esfuerzo ejemplar de estos bodegueros de corazón generoso. Ellos son capaces de elaborar vinos de gran aceptación popular como su Málaga Virgen, el vino de Pedro Ximénez más vendido en España y en el extranjero, innovar con vinos tan actuales como Tres Leones o el ya mítico Cartojal, primer moscatel de nueva factura en Málaga, o mantener con un esfuerzo digno de elogio, las viejas y, todo hay que decirlo, poco rentables soleras ancestrales como este Don Juan, un vino dulce magistral que presenta las características de un vino clásico de Málaga, al que el tiempo y las botas de roble americano prestan un color profundo, de tonalidades caoba con matices yodados. Tiempo y solera capaces de generar unos aromas intensos, complejísimos, a pasas, regaliz, algarroba, dátiles, café, y especias. Y en boca se expande por todo el paladar en una suave caricia embriagadora de dulzor amielado.
Este Don Juan, con bella etiqueta de principios de siglos, donde Pedro Ximénez es Pedro Ximén, que así se le conocía en Málaga, es un vino único. Y no sólo por la calidad impresionante que le ha merecido calificaciones de 90 y más puntos sobre cien, sino porque su “saca” por los bodegueros es muy limitada. Por otra parte, los “cortes” hacen que cada embotellado sea distinto del siguiente.
Es, por tanto, todo un privilegio obtener alguna de las escasas botellas que cada año pone en el mercado López Hermanos. Y desde luego, un excelente regalo para estas navidades.