- Redacción
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- 2007-06-01 00:00:00
¡Qué bien que aún existen los sueños! Y ante todo el del placer absoluto del vino para quien se puede permitir una copa de un Romanée-Conti maduro. De él llegan cada año al mercado 6.000 botellas, como mucho, consideradas las más exquisitas y deliciosas del mundo Texto: Barbara Schroeder Pero antes, aclaremos posibles malentendidos: yo ni he conseguido aún descorchar una botella de Romanée-Conti maduro, ni cuento con alguna de ellas en mi bodega. Este vino está considerado como el más exquisito y delicioso del mundo, y lo consumen estrellas y estrellitas del cine, magnates del petróleo y genios de las finanzas. El actor Johnny Depp, por ejemplo, es uno de sus más conspicuos fans -y yo me complazco en alabarle el gusto-. Mi contacto personal con este vino hasta hoy se limita a su degustación aún en barrica –un sorbito una vez al año, ¡pero qué sorbito!- y por ello formo parte de los privilegiados. Porque lo más notable de este legendario vino es su rareza: entre 3.000 y 6.500 botellas anuales que, mediante lista de espera, se reparten entre clientes que reciben tan sólo una botella de RC al comprar una caja con once botellas de otros vinos de la bodega (vinos que, seamos honrados, son casi igual de grandiosos: todo lo que llega de la DRC es excepcional). En España, esta joya está distribuida por otra marca mítica: Vega Sicilia. Dios los cría y ellos se juntan. El vino se obtiene a partir de un pequeño pago de 1,8 hectáreas (con denominación de origen propia, ¡por favor!), que mantiene su ubicación y límites desde el año 1512 o quizá antes. El pago obtuvo la primera mitad de su nombre en el siglo XVII -porque en sus cercanías existían ruinas romanas, dicen algunos; por que en el vocablo Romanée se identifica el del francés antiguo «rommenie», sinónimo de «bebida de los dioses», opinan otros. El Príncipe de Conti adquiría el lugar en el año 1760, y de esa forma venía añadida la segunda mitad del nombre. En la actualidad, el pago forma parte de la finca homónima, además de los vecinos Richebourg, La Tâche, Echézeaux, Grands Echézeaux, Saint-Vivant, del Vosne Premier Cru y de un par de Aren Montrachet sobre 25 hectáreas. La finca pertenece de nuevo a las familias Leroy y de Villaine, y su administrador es desde hace unos 30 años Aubert de Villaine. «Sin estos fantásticos vinos no hallaría yo nada en el mundo que fuera abominable» aseguraría el escritor Stendhal, y con ello se refería exactamente al pago rodeado de muros que apenas se distingue de los de su entorno. Por qué los buenos monjes de Saint-Vivant distinguieron a este terruño, por qué nacen aquí vinos extraordinarios que, se quiera o no, tanto se diferencian de sus vecinos de La Romanée o Richebourg, es un indescifrable milagro de la naturaleza. Y a propósito de naturaleza: la autenticidad que desprende una botella de Romanée-Conti la puedo acreditar con certeza después de al menos 15 años de madurez. En barrica se muestra siempre recatado, complejo sin embargo, denso, a veces incluso algo duro, con increíbles delicados aromas frutales. En su madurez es una vivencia tal que incluso a aquellos prepotentes que presumen de «haberbebidoyadetodo» les obliga a arrodillarse. ¡Qué bien que aún existen leyendas así! ¡Qué bien que aún existen cosas con las que soñar! Historia Desde su definición, en 1512, el pago ha sobrevivido milagrosamente a los muchos acontecimientos convulsos de la historia europea. Después de la Revolución Francesa la finca, que desde el año 1760 pertenecía al Príncipe de Conti, pasó a poder del Estado para muy pronto regresar a manos privadas, entre otras las de la familia Duvault-Blochet, que la amplió e introdujo algunos otros Grand-Cru. Hoy pertenece a la familia de Villaine y Leroy. Ubicación La superficie es de tan sólo 1,8 hectáreas en ligera pendiente. Los suelos están compuestos de arcilla mezclada con grava y un aporte de silicio y hierro. La aportación de humus es escasa, tal y como ocurre en general en Vosne. Está plantado exclusivamente con Pinot Noir. Desde hace 20 años se practica el cultivo biológico, no por motivos comerciales sino por respeto a la historia y al terruño. Los rendimientos están entre 20 y 25 hectolitros por hectárea. Añadas Hasta el año 1945 en la Romanée Conti crecían aún cepas anteriores a la crisis de la filoxera -¡que ofrecían escasamente 300 botellas de esta joya enológica!-. En 1945 se replantó el pago por completo, y entre 1946 y 1951 no se embotelló vino. Que incluso las denominadas «pequeñas» añadas sean de un valor excepcional se entiende casi por sí mismo. En las subastas más prestigiosas aparece de vez en cuando, acá y allá, alguna botella del siglo XIX -más o menos 1870 ó 1875-. Algunas de las añadas más buscadas son las pertenecientes a 1985, 1990, 1995, 1996, 2000 y 2001. Precios Tal y como señalábamos, para obtener una botella de RC es preciso comprarla en una caja con otras once de vinos punteros de la finca. El precio de una caja de estas características ronda oficialmente los 3.000 Euros, pero llega a duplicarse o triplicarse de inmediato. Algunas viejas botellas de Romanée-Conti aparecen regularmente en subastas o en el comercio on line, donde aproximadamente a mediados de marzo una botella de 1972 fue ofrecida por 3.000 Euros. Algunos precios de subasta de los últimos dos años (Euros por botella): 1919: 15.000 1985: 22.000 (Magnum) 1990: 5.700 1995: 4.000 1996: 4.000 2000: 5.000 2001: 2.800 Fuente: Sotheby’s