- Antonio Candelas
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- 2020-01-27 00:00:00
Esta Denominación de Origen valenciana se ubica en territorio limítrofe entre el amable Levante y la infinita meseta manchega. El vino vive allí desde siempre y es el protagonista de enormes hallazgos. Tomad nota de algunos de ellos porque bien merecen una visita.
Pocas comarcas vitícolas esconden tantas maravillas como la de Utiel-Requena. Los habitantes de aquella meseta de forma circular que apenas cuenta con 1.800 kilómetros cuadrados de superficie conocen bien el valor del tesoro del que son guardianes. Ese conocimiento les está haciendo trabajar con denodado esfuerzo para que la UNESCO reconozca uno de los rincones más enigmáticos de la región como Paisaje Cultural de la Viña y el Vino. Nos referimos a Las Pilillas, unos lagares asomados a las Hoces del Cabriel tallados por los fenicios en roca que datan del siglo V a.C. Un descubrimiento que demuestra la larga tradición vitícola de la zona y, por qué no, el origen del cultivo de la viña en la Península. La mezcla de la belleza del entorno –donde el pino y demás vegetación mediterránea pueblan el relieve– y los diferentes lagares cincelados por manos fenicias conforman un paisaje tan encantador como interesante.
Bajo las calles de Utiel y Requena, las dos localidades que dan nombre a esta Denominación de Origen, encontramos otro de los atractivos que en ningún caso debemos perdernos. De las raíces de ambos municipios salen verdaderas arterias excavadas donde siglos atrás se almacenaba y conservaba el vino. Hoy, sin embargo, las vacías tinajas dispuestas en los pasadizos parecen sujetar las calles y los edificios. Todo este entramado se consiguió crear gracias a que la naturaleza del subsuelo era la apropiada para horadarla con la maquinaria de la época. De paso se obtenía un material de construcción muy útil para las casas de los propios habitantes o para desarrollar una boyante actividad tinajera, como ocurrió en el caso de Utiel. Gracias a la impecable labor de restauración llevada a cabo, podemos adentrarnos en las entrañas de una tierra por la que circulaba el vino y gracias a él se mantuvo con vida.
De vuelta a la superficie, es fundamental no dejar de visitar la Bodega Redonda de Utiel, sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen además de museo. Sorprende especialmente su planta circular, en cuyo perímetro se ubican los depósitos originales revestidos con coloridos azulejos de cerámica valenciana. Os podríamos seguir descubriendo lugares extraordinarios o historias apasionantes en las que el vino fuera un anfitrión de primera, pero dejaremos que la Ruta del Vino de Utiel-Requena nos aconseje el recorrido que más nos interese (paisajes, monumentos, gastronomía, bodegas...). En su web, www.rutavino.com, encontraréis un montón de propuestas adaptadas a todos los gustos.
Todos estos vestigios que alimentan la actividad enoturística de la comarca son de alguna manera los garantes de una historia que se sigue escribiendo en la actualidad gracias a los viticultores y bodegas amparadas por la D.O. Para conocer los deliciosos rosados que allí se elaboran esperaremos unas semanas más, para que estén en todo su esplendor. Mientras tanto, os ofrecemos en las próximas páginas una deliciosa selección de 36 vinos blancos y tintos donde uvas como la Tardana, la Merseguera o la Bobal marcan el carácter esencial de la zona, pero permaneced atentos porque entre todos ellos se ha colado el último de los secretos que hemos encontrado por allí.