- Antonio Candelas
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- 2021-03-03 00:00:00
La vida es una pura lista. La más arcaica es la de la compra, pero hay que sumarle la de las series en la plataforma de turno, la musical, los lugares y restaurantes pendientes de visitar, los libros imprescindibles... ¿Por qué no hacer una con nuestros vinos de cabecera?
Vivimos asediados por cantidades ingentes de información desde que nos levantamos hasta que nos acostamos y, ¡ojo!, porque si dormimos con uno de esos relojes inteligentes que te miden las constantes también tendremos datos de cómo ha ido la noche. La realidad es que con un golpe de dedo tenemos acceso a todo lo que se nos pueda ocurrir. Esto, a priori, parece una ventaja con respecto a tiempos pasados cuando nuestro gusto era limitado porque los contenidos no eran tan cuantiosos ni tan accesibles. La cosa se complica cuando se trata de poner orden. El objetivo es establecer prioridades aplicando un criterio con el que filtrar el tipo de serie, libro, música o restaurante que queremos disfrutar teniendo en cuenta, además, que nos puede gustar más de uno, pero que no todos encajan en el momento concreto de consumo... ¡Vamos, una locura!
El remedio para calmar esa ansiedad que genera la sensación de no saber por dónde empezar llegó de la mano de listas de todo tipo y condición. En cualquier medio que se precie encontraremos los 10 libros imprescindibles de este año, los 12 restaurantes que no debes dejar de visitar, las 20 series más aclamadas... Al vino le ha ido pasando algo parecido. A la inabarcable cantidad de zonas productoras, hay que sumar las mil y una variedades que se pueden presentar solas o acompañadas en un vino y las interpretaciones que los elaboradores pueden hacer, variables que ofrecen al consumidor un catálogo casi infinito de posibilidades. Ante tal cantidad de vías, es casi obligatoria la creación de listas que acoten bajo cualquier premisa el número de referencias: por tipo de vino, zona, variedades, momentos de consumo, estación del año o incluso rango de precio.
Para la creación de nuestra propia winelist con la que abordar la falta de tiempo y elegir así los próximos vinos afinando la decisión más adecuada a nuestro gusto, hemos acudido a un criterio de confianza que se ha ido construyendo y madurando a lo largo de los años de experiencia. La selección se ha basado en aquellos vinos con los que a nuestro juicio nunca se falla. Podríamos llamarles valores seguros, vinos de cabecera o imprescindibles, cuya elección dibujará una sonrisa de gozo en cualquier circunstancia que se nos presente. Encontraréis en esta selección de blancos y tintos diferentes perfiles, orígenes y tiempos de crianza, pero todos ellos contienen la capacidad indeleble de generar una fidelización en el consumidor a prueba de modas, tendencias... o incluso pandemias. No hace falta indicar que no están todos los que son por una irremediable falta de espacio, pero de lo que estamos seguros es de que los que están no os defraudarán ni un ápice.
Como en estos tiempos que corren parece que las listas son una herramienta de vital importancia, os proponemos unas cuantas que esperamos que os puedan ayudar en vuestro día a día, ya sea para un tapeo con amigos, una comida familiar, diferentes celebraciones, una cena en pareja, esas tardes de televisión en las que juega nuestro equipo o las noches en que nos relajamos con nuestra serie favorita. En cualquier caso, esperamos que os simplifiquen la acción de elegir etiqueta cuando os encontréis ante el colorido e interminable lineal de una tienda o ante una pantalla con el dedo indeciso y responsable de vuestra próxima elección. La idea es que vuestro botellero esté bien nutrido para que no os pillen nunca sin un vino rico que abrir.