- Redacción
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- 1998-05-01 00:00:00
El número pasado, después de 19 lecciones, terminó nuestro Curso de Cata. En teoría, aunque se han realizado numerosas prácticas, ya conocemos tanto las técnicas de cata como el vocabulario necesario para describir correctamente un vino, las sensaciones organolépticas que despierta en nosotros, y sus posibles defectos. Ha llegado, por tanto, la hora de comenzar a practicar y aplicar nuestros conocimientos al vino. Porque no existe mejor forma para desarrollar nuestras facultades analíticas que catar muchos vinos. La práctica cotidiana nos permitirá ir almacenando, en nuestra memoria sensorial, los aromas y sabores característicos de cada varietal, o los aportados por la crianza en los distintos tipos de roble.
Para ello, cada mes vamos a proponer un vino concreto, digno representante de cada una de las tipologías que forman la gran familia de la enología española: blancos jóvenes, blancos fermentados en barrica, blancos de crianza, rosados, tintos -tanto del año como crianzas-, reserva y gran reserva, generosos y dulces. Y dentro de cada tipología, chequearemos las distintas Denominaciones de Origen y los varietales más importantes.
Si quiere participar en nuestra propuesta, sólo deberá agenciarse una botella del citado vino, catarlo y enviarnos el resultado de su cata. Los 5 catadores que hayan redactado mejor su ficha recibirán en su domicilio una caja de 6 botellas de la bodega elaboradora del vino analizado. El modelo de ficha de cata es libre, pero tendrá que contener, en pocas pero ajustadas palabras, una descripción del color, aroma y gusto, así como la previsión de cómo evolucionará el vino en los próximos años. Al cabo de dos meses, daremos a conocer los nombres de los ganadores. Si tiene alguna duda puede llamarnos al Tel. 91.5267179, y nuestro Director de Cata, Bartolomé Sánchez le atenderá gustosamente.
Añares, Crianza 94
Para iniciar esta “Práctica de Cata”, nada mejor que un típico tinto crianza riojano: el Añares 94, de Bodegas Olarra. Esta ya clásica empresa ha tenido el acierto de diseñar vinos de calidad a precios muy razonables, bien elaborados, seguros y versátiles, para el gran consumidor que demanda habitualmente un rioja asequible, sin descuidar por ello al bebedor entendido. El mejor ejemplo de este tipo de vino tinto riojano de amplia demanda es el crianza “Añares”, que en los años excepcionales -recordemos el magnífico 81- alcanza un notable alto. Así ocurre con el nuevo “Añares” del 94. Tiene, junto a sus valores tradicionales de finura y sabor, el añadido de una oportuna renovación, con mayor incremento del color, la potenciación de su frutosidad primaria, y una presencia de la madera, en este caso roble americano fino (Oregón) y francés (Nevers), más equilibrada. Está elaborado con un 80% de Tempranillo, un 10% de Garnacha, y el resto, de Mazuelo y Graciano.