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Hablar de las bodegas Miguel Torres es como hablar de parte de la historia vinícola de Cataluña y, por extensión, de parte de la española. Desde su fundación, en 1870, esta casa familiar, baluarte de la tradición mediterránea, siempre ha estado a la vanguardia en la elaboración de vinos, gracias a su constante espíritu innovador. Torres es hoy en día todo un símbolo de calidad y prestigio, una firma de envidiable proyección internacional cuyo patrimonio familiar se extiende allende los mares (Chile y California), y que cuenta con el Penedés como su centro neurálgico y su herencia vitivinícola más preciada, trasmitida de padres a hijos. Para esta casa centenaria los grandes vinos nacen sólo en los mejores viñedos. Por eso desde sus comienzos se preocupó por seleccionar y adquirir algunos de los mejores pagos vitícolas, hasta lograr reunir más de mil hectáreas de viñedos propios, un conjunto excepcional por su extensión y su variedad. Como excepcional es su amplia gama de vinos que incluye desde los elitistas Reserva Real o Gran Muralles, pasando por los excepcionales Mas La Plana y Milmanda, a los más asequibles Atrium, Fransola, Mas Borras, Gran Coronas, Sangre de Toro o este magnífico Coronas 1999, que hemos elegido para la práctica de cata. Su base es la tradicional uva Tempranillo, enriquecida con un pequeño porcentaje de Cabernet Sauvignon. En nariz expresa las notas características de las nobles uvas con las que está elaborado, así como su perfecta crianza en roble. Una incursión aromática no sólo placentera sino muy instructiva. En la boca muestra todo el complejo mundo de sensaciones que un vino bien constituido y rico en taninos puede ofrecer. Haga su cata y mande el resultado a la redacción de nuestra revista: C/Teruel, 7. Colonia de Los Ángeles. 28223 Pozuelo de Alarcón (Madrid). Los cinco mejores catadores recibirán en su domicilio una caja con 6 botellas de esta prestigiosa bodega.