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Bodegas el Grifo, dos veces centenaria, se ha convertido en la más antigua de Canarias y una de las más veteranas de España. Un avispado cabrero, Ginés de Castro, que terminó siendo capitán de milicias y terrateniente, edificó en 1775 un lagar cubierto en El Grifo, junto a un viñedo de 40 hectáreas. La familia de los Castro hizo vino durante seis generaciones (y 105 años), mientras que la familia de los actuales propietarios, durante otras cinco (y otros 124 años), continuó la labor desde 1880 hasta la actualidad. El motor de esta firma bicentenaria y el secreto de su longevidad reside en el viñedo imposible de Lanzarote, en la situación límite de una viña que vive casi sin agua, emboscada tras la pared de piedra seca que la cobija de los alisios, con un grueso manto de «picón».
Los hermanos Juan José y Fermín Otamendi Rodríguez-Bethencourt, por ahora los últimos de la saga, iniciaron su andadura en 1979, en complicidad con el enólogo manchego Felipe Blanco. Se modificó profundamente la vinificación lanzaroteña, cuando casi todos los vinos canarios eran graneles. De esa época parte el Malvasía Semi, el Brut Nature y el Dulce Joven, todos a partir de la uva Malvasía. Este último es el elegido para esta práctica. Un vino que intenta reflejar el máximo potencial de la variedad, un recital aromático y gustativo de Malvasía.
Haga su cata y mande el resultado a la redacción de nuestra revista: C/Teruel, 7. Colonia de Los Ángeles. 28223 Pozuelo de Alarcón (Madrid). Los cinco mejores catadores recibirán en su domicilio una caja con 6 botellas de esta prestigiosa bodega.
