- Redacción
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- 2015-12-04 16:28:52
La finca La Planta es un lujo de 1.600 hectáreas en el corazón de la Ribera del Duero, refugio familiar de los Arzuaga y, desde los años 90, cuna de sus vinos. Un canto a la naturaleza que se conserva viva y virginal más allá del portón, tras una encina milenaria.
La puerta se abrió a los visitantes, a los incipientes enoturistas, al pie de la carretera, de esa avenida del vino que une Valladolid con Soria, para así no invadir el campo, para no perturbar la paz de la fauna silvestre, para no romper el silencio o perturbar las voces de la berrea de los ciervos, el crujir de la tierra o las ramas donde hozan y se revuelcan juguetones los jabatos.
Y en ese punto se alzó la bodega, a la que inmediatamente siguió todo lo necesario para el disfrute de los huéspedes. Primero un hotelito confortable, luego un hotelazo sin escatimar lujos y junto a ellos la que junto a la bodega se ha convertido en la razón de la escapada: el balneario especializado en tratamientos de vinoterapia y, sobre todo, en relax para cuerpo y espíritu.
Mientras tanto, con la misma solidez que se alzaba el edificio de piedra , la viña y la bodega fueron cincelando el vino, el deseo, el sueño que se había planteado Florentino Arzuaga, que lo definía vagamente como “un tinto con esqueleto pero elegante, rotundo y complejo a la vez”. Es decir, el ideal de los vinos de la Ribera del Duero, lo mejor que puede dar la Tinta Fina, la Tempranillo de la zona.
Por eso lo primero fue la uva, crear un viñedo repartido por terrenos diferentes para disponer de materia prima excelente pero variada, más o menos soleada, más o menos mineral. más o menos húmeda o seca.
Ese es el planteamiento ideal de los enólogos: Arzuaga cuenta con 150 hectáreas de viñedo, distribuido entre las inmediaciones de la bodega y el espacio boscoso o montaraz de l a finca La Planta. Los viñedos crecen mecidos por un clima duro pero muy conveniente, el que hace únicos estos vinos: el día se caracteriza por un sol nítido, mientras que la noche es fresca y húmeda. Esta combinación hace que la maduración de las uvas sea lenta y perfecta, y que prácticamente todas las vendimias dé un fruto sano, teñido y azucarado, y con una aromática acidez.
Así, bajo ese cielo duro y esa tierra avara, con suelos de escasa fertilidad, se cultiva la Tinto Fina y las variedades francesas Cabernet Sauvignon y Merlot. El 80% de las viñas superan los 20 años bajo producción más o menos de 4.000 kilos por hectárea.
Y el mejor lugar para catarlos es la propia bodega, el restaurante castellano entre clásico y actual y hotel SPA donde disfrutar de una perfecta escapada.
Bodegas Arzuaga Navarro
Ctra. N-122 Aranda-Valladolid, Km. 325
47350 Quintanilla de Onésimo (Valladolid)
Tel. 983 681 146
www.arzuaganavarro.com
