- Redacción
- •
- 2018-04-05 13:59:28
E l milagro es un amplio meandro del Duero, donde Valladolid casi linda con Zamora, con Toro, donde el río fue depositando tierras y cantos hasta formar casi una isla, que hoy es el corazón de la Reserva Natural Riberas de Castronuño-Vega del Duero, el único espacio natural protegido de Valladolid. Un entorno privilegiado integrado por bosque de ribera, encinares y tierras agrícolas, que en el pasado fueron cultivadas principalmente de cereal. De ahí que la actual bodega, situada junto a las 20 hectáreas de viñedo, sea un viejo almacén de grano restaurado a capricho.
El proyecto nació a principios de este siglo como sueño común de los hermanos Isidro Rincón y significa el equilibrio entre la tradición del vino y la pasión por la naturaleza, ya que en el enclave conviven casi 200 especies diferentes de aves con todo tipo de animales, desde peces y anfibios hasta grandes mamíferos como ciervos o jabalíes, bajo los chopos, las encinas, los pinos… retozando perfumados por el cantueso, el tomillo o la lavanda.
Ahí se elaboran este Barcolobo, sus dos hermanos tintos –El Jaral y La Rinconada–, el rosado Lacrimae Rerum y el blanco de Verdejo. Lo especial del suelo de aluvión y del paisaje se reflejan en cada uno de ellos, porque además la bodega ha apostado por la diferencia, por seguir su criterio frente a la tradición de las famosas denominaciones de origen que la circundan y, con amplias miras, decidieron sumarse a la IGP Vino de la Tierra de Castilla y León.
La viña, de Tempranillo, Syrah y Cabernet Sauvignon, está en espaldera sobre ese suelo pobre y con cubierta vegetal. Las producciones son bajas primando la calidad sobre la cantidad. Se recolecta a mano, con el fresco del amanecer, pero aun así la uva se refrigera en cámara antes de la selección, el despalillado y la maceración, que en el Barlocobo suele durar una semana a 4ºC. La fermentación alcohólica, con levaduras indígenas, se prolonga algo más de dos semanas a temperatura controlada y la maloláctica se anima con bacterias lácticas en barricas de roble. La guarda posterior es en barricas seleccionadas de roble francés de tostado medio y grano muy fino donde la cata y la luna marcan los trasiegos a lo largo de al menos 12 meses. Lo que buscan en todos sus vinos es el perfecto equilibrio entre fruta y madera. ¿Lo consiguen? He aquí el ejemplo. A cata y prueba.