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Conde de los Andes 2015

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  • Laura López Altares
  • 2020-12-04 00:00:00

Bajo la bella villa de Ollauri (cerca de Haro y Briones), a 40 metros de profundidad, se ha forjado a lo largo de varios siglos un espectacular entramado de calados –o calaos, como los llaman en La Rioja– subterráneos. En esa kilométrica y emocionante sucesión de túneles históricos y en los tres antiguos edificios que se erigen sobre ellos reside el corazón de Bodegas Ollauri-Conde de los Andes, una de las marcas más emblemáticas de Rioja Alta.
En 2014, la familia Murúa asumió el legado de la casa Paternina a través del Grupo Muriel Wines con el compromiso de proteger este valioso patrimonio histórico, custodiando miles de botellas de añadas antiguas míticas (como las de 1892, 1918, 1948 o 1964) y renovando por completo la marca Conde de los Andes sin perder de vista la conexión con su fascinante historia.
Conde de los Andes 2015 es el máximo exponente de estos nuevos vinos "frescos y sugestivamente complejos" –como los definen– que se nutren de pequeñas parcelas de viñas viejas, en este caso de Tempranillo de más de 40 años. Los suelos arcillo-calcáreos a los que se aferran imprimen al fruto un grado de acidez óptimo para conseguir aromas vivos y expresivos. Además, el clima mediterráneo continental de la zona, con una marcada influencia atlántica, les aporta excelentes cualidades. Especialmente en esta cosecha de 2015, una de las más tempranas de la historia, que fue calificada por el Consejo Regulador de la D.O.Ca. Rioja como "Muy Buena" y se caracterizó por la frescura, elegancia y potencial de guarda de sus vinos.
Tras fermentar 21 días en depósitos de acero inoxidable con remontados diarios para conseguir más extracción y mayor intensidad de color, Conde de los Andes 2015 pasó 14 meses en barricas de roble francés (la mitad de ellas nuevas) y otros 12 en botella. Aunque no podemos daros pistas de los aromas y sabores que encontraréis en él (¡no queremos hacer trampas!), sí os diremos que sorprendió muchísimo en la Cata Élite de Arzak en la edición 2019 de San Sebastián Gastronomika y también que ha conquistado a dos de los críticos internacionales más prestigiosos: el neozelandés Sam Kim –de Wine Orbit– y el estadounidense James Suckling, que le han otorgado 95 y 91 puntos, respectivamente.


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