Utilizamos cookies propias y de terceros, así como los datos de la conexión del usuario para identificarle. Estas cookies serán utilizadas con la finalidad de gestionar el portal, recabar información sobre la utilización del mismo, mejorar nuestros servicios y mostrarte publicidad personalizada relacionada con tus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos y el análisis de tu navegación (por ejemplo, páginas visitadas, consultas realizadas o links visitados).
Puedes configurar o rechazar la utilización de cookies haciendo click en "Configuración e información" o si deseas obtener información detallada sobre cómo utilizamos las cookies, o conocer cómo deshabilitarlas.
El vino que protagoniza nuestro número de mayo lleva una historia apasionante dentro, de esas que no se olvidan. Antona García es la heroína inmortal a la que rinde homenaje, una mujer valerosa que liberó la villa de Toro de la ocupación portuguesa en el año 1476 y dio su vida por la causa de Castilla. Al mostrar a las tropas castellanas de los Reyes Católicos un portón secreto de entrada a la ciudad, sitiada por los partidarios del rey portugués Alfonso V, fue acusada de traición y ajusticiada por garrote vil en la reja de una ventana de su propio palacio. Isabel de Castilla, que visitaría Toro días después del trágico suceso, ordenó dorar esa reja en recuerdo de la fidelidad y la fortaleza de Antona. "El vino Antona García acrecienta el nivel de exigencia de nuestra bodega y ensalza a un personaje del episodio histórico que nos da nombre", destaca Mario Remesal, de Bodega Rejadorada, quien busca nuevos retos: "Dar nombre a un vino de esta nobleza y calidad es un rito que exige memoria e imaginación. Esa añada especial, tratada con el cariño que piden las cepas casi centenarias, va protegida dentro de una botella elegante y adornada con una etiqueta de abolengo. El nombre y lo que él sugiera o recuerde será, sin embargo, el mejor reclamo de su exclusividad". El bello rostro de Antona mira desafiante desde esa atractiva etiqueta, que envuelve un vino memorable, muy sutil y elegante. Una de sus señas de identidad es la armonía de la untuosidad y mineralidad de la Tinta de Toro, estandarte de una de las denominaciones de origen más carismáticas de nuestro país –la D.O. Toro–, con la elaboración tradicional y crianza en barricas de roble, principalmente de origen húngaro. La uva –procedente de un único viñedo de suelo arcilloso y con algún canto rodado que data de 1953– es seleccionada manualmente y realiza la maceración en frío. Luego fermenta durante 21-23 días a 23ºC como máximo y tiene una crianza de once meses en barricas de roble francés, húngaro y americano para salvaguardar su elocuente tipicidad. En una copa de este vino descubriréis muchas cosas que os cautivarán; pero, quizás, por encima de todas ellas, el vibrante reflejo del honor y la valentía de Antona.
