- Redacción
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- 2022-02-25 00:00:00
En las fronterizas tierras de Jumilla, magnética encrucijada entre Levante y Castilla, la historia se escribe entre extremos: un sol llameante y unos suelos sedientos –las lluvias no alcanzan los 300 litros por metro cuadrado– con abundante caliza que dan lugar a frutos con una buena concentración de azúcar, excelente acidez y hollejos más gruesos.
La apasionante historia de Bodegas Luzón, uno de los productores más emblemáticos y antiguos de la D.O.P. Jumilla, también es un puente entre dos mundos extremos tendido en el año 1841. Fue entonces cuando don José de Molina, comandante de los Reales Ejércitos destinado en la colonia española de Manila (Filipinas), decidió volver a su tierra de origen, y bautizó a sus tierras como Finca Luzón en honor a la isla en la que tanto tiempo había pasado. Creada para Ana Josefa de Molina, su hija mayor, la herencia de esta finca ha estado ligada a las mujeres de la familia durante gran parte del siglo XX.
La Monastrell es la estoica reina roja de las 1.200 hectáreas de viñedos que gestiona hoy en día la histórica bodega, aunque albergan algunas variedades tan inesperadas como la Viognier, que da vida a nuestro dorado protagonista de marzo: "Mindoro es el camino del oro, el sendero que se adentra en la tierra en forma de dorada veta. Como las raíces de la vid Viognier de la que extraemos el fruto de Mindoro, el brillante tesoro en forma de vino. Un blanco fermentado en barrica, tan insólito como Murcia. Tan sorprendente como encontrar esa veta dorada que, en el fondo, todos andamos buscando y tanta sorpresa nos causa cuando la encontramos. ¡Pues enhorabuena! Acabáis de dar con ella", cuentan en la inspiradora descripción de Mindoro 2020.
La vendimia manual nocturna de estas curiosas viogniers se realiza durante la segunda quincena de agosto (¡la primera de la bodega!), y su fermentación arranca de forma espontánea en depósitos de acero inoxidable para trasladarse justo después a barricas de roble francés con 48 meses de secado previo, donde se termina de realizar la fermentación alcohólica. Por último, guarda un reposo de seis meses sobre sus propias lías en cámara refrigerada.
Así se forja este vino voluptuoso, con un punto de descaro y sorprendente, muy gastronómico, perfecto para acompañar la suculenta y mestiza cocina de la región: gachamiga, gazpachos jumillanos, queso de cabra frito con tomate, sequillos...
Bodegas Luzón
Ctra. Jumilla-Calasparra, Km. 3,1
30520 Jumilla (Murcia)
968 784 135