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Dice Antonio Eliseo Carballo que sus antepasados “comenzaron a plantar viñedos en la zona en el año 1700. Y hemos seguido, generación tras generación, hasta nuestros días. Mi mayor alegría es que he logrado trasmitir ese entusiasmo a mis hijos, que les ilusiona continuar con la tradición familiar”.
Es uno de los productores más singulares de la isla de La Palma, un genuino representante de una raza de viticultores que han preservado esa joya de la enología mundial: la Malvasía palmera. Aunque este oficio conlleva un plus de dificultad en esa parte de la isla Bonita. Para plantar los viñedos se excavan zanjas de 1,8 a 2 metros de profundidad hasta hincar los sarmientos en suelo productivo. El cultivo de secano, el doble suelo, la altitud o la orientación geográfica hacen de la zona un lugar excepcional para la obtención de vinos dulces naturales. En ese lugar, las variedades Malvasía, Gual, Sabro, Bastardo o Verdello se expresan con gran personalidad. La sobremaduración de las uvas, que no llegan a pasificarse gracias a las “serenadas nocturnas” (rocío), es esencial para obtener mostos con una concentración de azúcares de 18 a 22 grados beaumé. Esas condiciones tan especiales son las que cimientan un gran vino de terruño. Claro, con la aportación de la arrolladora personalidad de la Malvasía.
La Viña
Los Llanos Negros
3,5 hectáreas a 400 metros de altitud en Fuencaliente. Se formaron con la erupción del volcán de San Antonio en el año 1677, que depositó cenizas volcánicas sobre un suelo (actualmente subsuelo) arcillo-arenoso. La altura media de lapilli (fragmentos piroclásticos estériles) es de unos 2 metros y retienen el agua de lluvia como una inmensa esponja, que, enriquecida con los minerales disueltos, la suministra a la raíz.
Malvasía Dulce Carballo
D.O. La Palma.
Elaboración: Un año en roble.
Variedad: Malvasía de La Palma.
Alcohol: 14,5 %.
Producción: 1.200 litros.
Precio: 40 E.
Dorado, denso y brillante. Intenso en nariz, tonos de fruta exótica, miel, hierbas aromáticas, especias. Untuoso y expresivo, con un final muy elegante.
Vendimia en el mes de octubre. Se pisa y prensa en un lagar de maderas nobles construido en 1810.
Dice Antonio Eliseo Carballo que sus antepasados “comenzaron a plantar viñedos en la zona en el año 1700. Y hemos seguido, generación tras generación, hasta nuestros días. Mi mayor alegría es que he logrado trasmitir ese entusiasmo a mis hijos, que les ilusiona continuar con la tradición familiar”.
Es uno de los productores más singulares de la isla de La Palma, un genuino representante de una raza de viticultores que han preservado esa joya de la enología mundial: la Malvasía palmera. Aunque este oficio conlleva un plus de dificultad en esa parte de la isla Bonita. Para plantar los viñedos se excavan zanjas de 1,8 a 2 metros de profundidad hasta hincar los sarmientos en suelo productivo. El cultivo de secano, el doble suelo, la altitud o la orientación geográfica hacen de la zona un lugar excepcional para la obtención de vinos dulces naturales. En ese lugar, las variedades Malvasía, Gual, Sabro, Bastardo o Verdello se expresan con gran personalidad. La sobremaduración de las uvas, que no llegan a pasificarse gracias a las “serenadas nocturnas” (rocío), es esencial para obtener mostos con una concentración de azúcares de 18 a 22 grados beaumé. Esas condiciones tan especiales son las que cimientan un gran vino de terruño. Claro, con la aportación de la arrolladora personalidad de la Malvasía.
La Viña
Los Llanos Negros
3,5 hectáreas a 400 metros de altitud en Fuencaliente. Se formaron con la erupción del volcán de San Antonio en el año 1677, que depositó cenizas volcánicas sobre un suelo (actualmente subsuelo) arcillo-arenoso. La altura media de lapilli (fragmentos piroclásticos estériles) es de unos 2 metros y retienen el agua de lluvia como una inmensa esponja, que, enriquecida con los minerales disueltos, la suministra a la raíz.
Malvasía Dulce Carballo
D.O. La Palma.
Elaboración: Un año en roble.
Variedad: Malvasía de La Palma.
Alcohol: 14,5 %.
Producción: 1.200 litros.
Precio: 40 E.
Dorado, denso y brillante. Intenso en nariz, tonos de fruta exótica, miel, hierbas aromáticas, especias. Untuoso y expresivo, con un final muy elegante.
Vendimia en el mes de octubre. Se pisa y prensa en un lagar de maderas nobles construido en 1810.
