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El euskera tiene algunas palabras muy bonitas y Artizar, que suena a élfico de Tolkien, es la estrella del norte. En la línea de la casa, las escasas 700 botellas de este blanco se mueven en una nueva frontera a la que el campesino txakoli aún no había llegado: la de los blancos de guarda, apegados al viñedo, en lo que el enólogo Garikoitz Ríos considera “el concepto de pago llevado al extremo”. En realidad Artizar es aún más, “es un rincón de un pago: una pequeña zona de una viña con unas características muy concretas”. La intención con la que nace es que “pequeños rincones de nuestros viñedos, cuyos matices se acaban perdiendo en elaboraciones más grandes, puedan expresarse en un vino”. Como este txakoli “de estilo libre”, concebido como blanco de lujo para evolucionar en botella, que fermenta en tinos de roble francés nuevo de 2.000 litros donde pasa, además, seis meses de crianza con sus lías finas.
“Nuestro intenso trabajo de zonificación de los viñedos nos ha proporcionado una gran información sobre la diversidad geológica, microclimatica y las calidades de uva diferenciadas existentes en las 35 hectáreas de las que disponemos en 18 parcelas de 11 municipios”, dice Garikoitz. La viña de Artizar tiene unos 3.000 m2, que corresponden a una zona de lutitas y areniscas dentro de un pago de tres hectáreas en Leioa. Se trabaja con viticultura sostenible de producción integrada.
Itsasmendi Artizar 2010
D.O. Bizkaiko Txakolina Variedades: Hondarribi Zuri Crianza: Seis meses en roble francés. Alcohol: 13,7% vol. Precio: 30 €.
Gran repertorio de sensaciones frescas de hierbas y cítricos, con la madera apenas insinuada y un fondo de puré de manzana y dulce de membrillo. Boca larga, con cierta redondez afilada por el nervio ácido del Cantábrico y tacto de blanco reposado.