- Redacción
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- 2009-11-01 00:00:00
No es un ron seducido por la moda, llega avalado por una empresa centenaria. Hace nueve años que irrumpieron en el mercado internacional y ya tienen un peso notable que pocos alcanzarán. Pero, ¿cómo se consigue? La Compañía Varela, originaria de Panamá, tiene su raíz en el negocio del azúcar. Con la crisis de los años 30 del siglo pasado, diversifican el negocio y comienzan a destilar. Seco Herrerano es su primer licor y en poco tiempo se convierte en la bebida nacional. Con la tercera generación, vuelve a surgir la incertidumbre, pues con 3,1 millones de habitantes y un ritmo de crecimiento anual de 2,5%, no se puede crecer a nivel nacional. Un rápido estudio de mercado desvela que el consumo de ron en el mundo aumenta al ritmo de un 14% anual, una cifra muy sustanciosa. Llevan tiempo elaborando ron para otras marcas como Bacardi, Habana Club, Matusalem, etc. y poseen caña propia, barricas... Sólo faltaba dar el paso. Su mayor preocupación era mantener una línea de calidad muy alta y con homogeneidad, un detalle que no siempre está presente en las más de 300 marcas que pululan por el mercado. Cuentan con mil hectáreas de cañizales propios -que ya marcan diferencias- donde la caña se corta verde, con mayor limpieza y concentración de azúcares, por lo que puede almacenarse durante más tiempo. Sólo fermentan el jugo de la caña, con levadura seleccionada de Varela. La destilación se realiza en doble columna para después ser envejecido en sus más de 75.000 barriles de roble americano. En síntesis, controlan todo el proceso con el embotellado exclusivamente en origen. Saben que cuentan con un producto de calidad; aunque eso no es suficiente. El siguiente paso es asentar la marca, pero es un objetivo que, según ellos, tarda un mínimo de cinco años en conseguirse. La Compañía Varela tiene claro que la comunicación es vital para augurar al ron un sólido futuro. Y no tienen prisa, aunque sí sed de complacer al mundo. El Abuelo 12 años Distribuidor en España: Caribbean Experience 12 años es el mínimo de envejecimiento. Destacan su finura aromática, limpieza, profundidad y un trago sublime, sin ninguna agresión picante del alcohol, todo delicadeza, incluso fresco -un detalle bien guardado por Varela-. ¡Magnífico! Para tomar solo o con unas piedras de hielo.