- Redacción
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- 2010-02-01 00:00:00
Es una suerte entrevistar al embajador del ron en el mundo. Jamaicano de origen, comenta con sorna que a los cuatro días de vida su madre ya le hacía engullir ron para calmar su llanto. Comenzó a trabajar en la barra de un restaurante, con su mejor amigo Raphy. Pero su primera experiencia como bartender fue en el TJI Friday. Aquí se atendía a la clientela con un poco de espectáculo y teatro, “algo fácil para un estudiante de drama”, comenta Ian. Con la memorización de recetas para los cócteles no tuvo mayor inconveniente, eran mucho más fáciles que las ecuaciones químicas del instituto. Así, encontró en el ron la mayor versatilidad para crear nuevos cócteles, más ligeros o potentes, dependiendo de si habían sido elaborados en columna o alambique, una tendencia hacia los rones más rudos que, intuye, está volviendo. El acierto de sus cócteles fue despertando el interés en sus clientes, y él, con la deuda de seguir complaciéndoles, comenzó a viajar a las destilerías, para conocer más sobre la materia prima con la que trabajaba a diario. “Es el principio de un viaje que todavía no ha acabado”, asegura Ian. Hoy dirige el RumFest, en Londres, el evento más importante de ron en el mundo, es asesor de marcas con gran prestigio como Bacardi, Pernod Ricard, Diageo y J Wray & Nephew; también imparte seminarios y catas, ejerce de juez en competiciones de barman, y en su tiempo libre se dedica cantar como rapero “Via B”, hace dos programas de TV y juega en la liga profesional de baloncesto británico. Para Ian, “un ron de calidad debe responder a su aroma, del que considero es el 80% del sabor; éste será fragante, sutil (dátiles, madera, vainilla, cítricos, fruta seca, algo de café tostado) sin que destaque ninguno de los componentes; la predisposición te sugiere un sabor dulce de inicio, con cuerpo intenso, redondo, sin aristas, con un final seco sin olvidar su dulzor. Debe reinar el equilibrio. Como defectos negativos, no es bueno que destaque nada, como el exceso de vainilla, de madera, de cítricos... No hay un ron malo, solo experiencias malas”. Es un gran fan de Zacapa para tomarlo solo, pero también se conforma con un simple Daiquiri o un Rum Old fashioned. “El futuro del ron -explica- será su versatilidad en los cócteles, arte que dominan muy bien los españoles, con simplificación de las categorías que hoy se venden (blanco, dorado, etc.) y mayor complejidad en su crianza, apostando también, por la doble crianza”.