- Redacción
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- 1999-06-01 00:00:00
Enólogo multiempleado, trabaja sin descanso. Se ha convertido con los años en uno de nuestros mejores pensadores del vino. Profesor de la Escuela de Enología Mercé Rosell, en Sant Sadurní, pasa de la teoría a la práctica predicando con la elaboración de sus propios vinos y asesorando, en sus escasos “ratos libres”, a bodegas de buena parte de la península. Desde que elaboró aquel Gran Caus magnífico, un punto de partida del gran rosado español, se le considera el mago del rosado, uno de los creadores de ese vino moderno de bello y subido color, de intensidad aromática y cuerpo rotundo. Su apuesta por los vinos modernos, con una comedida puesta en madera, aunque no exentos de estructura y cuerpo, arrastra un montón de seguidores en numerosas zonas vitivinícolas españolas.
¿El vino español ha cambiado para bien?
El vino en España ha dado un cambio radical a partir de la entrada en las bodegas de tecnología avanzada. Después vino la especialización en cepas y crianzas, para llegar a la actualidad, con el reconocimiento del mercado exterior.
¿Las variedades son autóctonas, son foráneas... ?
La viña es universal, solo tienes que probar en dónde va mejor, dónde sus condiciones se adaptan al vino que quieres hacer. Lo demás es cuento. La prueba está en los vinos que se están elaborando de Pinot Noir o Merlot en donde nunca ha habido viñedo, con resultados excelentes.
¿Por qué esa preferencia, esa especie de entendimiento con la variedad Merlot, donde usted cincela sus grandes rosados?
Es una uva muy aromática, con cuerpo, y poco delicada para su manejo. Hace años nosotros, Mas Comtal, aconsejábamos a los agricultores que plantaran Merlot, incluso corriendo con los gastos de plantación, pero nadie quería arriesgarse.
Sus vinos de crianza en roble tienen la virtud de respetar, ante todo, la frutosidad. ¿Prefiere un tipo de roble en concreto?
Robles hay muchos. La gente se ha creído que solo se trabaja con los cuatro tipos de bosques franceses y uno americano. Pero existen bosques de robles en América más grandes que una región europea, todos diferentes por las especiales condiciones climatológicas o del suelo. Prefiero elegir una combinación de varios tipos para hacer el vino que quiero.
¿Cree en el vino de terruño?
Por supuesto. Es la especialización total del vino. Aquí tenemos muchas posibilidades. Hay zonas de grandes contrastes, como la Rioja o algunas comarcas de Cataluña.
¿Las denominaciones de origen sirven para orientar?
Las denominaciones de origen deberían profundizar más en esta labor y no estar tan cerradas a la investigación. A menudo solo sirven para coartar la imaginación del bodeguero.
¿Tiene alguna utilidad la DO Cataluña?
Parece un concepto como el de la AOC Burdeos. Creo que, en ese sentido, tendría razón de ser. Podría haber un vino genérico de todo el país, donde se encuadrarían los vinos sin la categoría suficiente para ostentar, por ejemplo, la contraetiqueta del Priorat, y se conservarían las denominaciones de origen actuales con un control muy estricto.
¿Quedan nuevas comarcas vinícolas por descubrir?
Por supuesto. Hay zonas como el Ampurdán o Los Oteros, en León, que presentan suficientes razones para dar vinos grandes. Posiblemente en el valle del Jalón se podrá realizar una especie de Priorat, porque disfruta de parecidas condiciones edafológicas. Mi teoría es que si los ingleses hubieran descubierto el Priorat antes que el Douro el Priorat sería “Oporto”.