• Redacción
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• 2002-02-01 00:00:00

Son más de veinte años los que Antón Raventós lleva unido a la vida de uno de los grupos españoles con mayor proyección de futuro. Desde Codorníu ha sido partícipe del crecimiento y expansión de una firma eminentemente familiar, con la calidad por bandera y con la vista puesta en las zonas vinícolas más prestigiosas del mundo.

Vinum: El Grupo Codorníu está inmerso en un importante plan de expansión, lo que se ha visto reflejado en un descenso en los resultados económicos del grupo. ¿Qué circunstancias son las que han motivado la puesta en marcha de un plan de expansión, cuando el consumo de vino ha descendido a nivel mundial?
Antón Raventós: Codorníu inició en el 96 un plan de inversión que le llevó a invertir en diferentes y prestigiosas Denominaciones de Origen. Esta expansión ha ido acompañada desde entonces de un aumento de la facturación. En cambio este último año el grupo ha visto su beneficio neto consolidado reducido en un 66% debido a los gastos financieros y a la forma de cuantificar los activos. El motivo por el cual Codorníu ha desarrollado este plan es, principalmente, por su interés creciente por los vinos tintos de gama alta. Esta preocupación le ha llevado a la diversificación de su actividad, mediante la construcción o adquisición de bodegas en zonas vinícolas de renombre. De hecho, Codorníu ya había dado este paso con la creación de la firma Raimat en 1914.

Entre los proyectos nacionales más consolidados están la nueva bodega en Bellver de Cinca (Huesca) y la bodega de Curiel del Duero (Valladolid). ¿Por qué Codorníu ha puesto su interés en estas zonas?
En la actualidad, el grupo tiene más de 3.000 hectáreas de viñedo en propiedad, todas ellas situadas en zonas donde se elaboran vinos de altísima calidad. En 1998, adquirimos cien hectáreas en Ribera del Duero, concretamente en los municipios de San Martín de Rubiales (Burgos) y Curiel (Valladolid). Se escogió esta zona por su factor climatológico que permite elaborar vinos de excelente calidad y, muy especialmente, por la altura de las tierras (700 y 850 metros) adecuada para el cultivo de la viña. Los pagos se encuentran en la mejor parte de la D.O. Otra de las razones es la variedad de la zona, la Tempranillo o Tinta Fina, considerada una de las variedades más nobles. Codorníu ya llevaba unos cuantos años elaborando con la Tempranillo -Ull de LLebre- en Raimat, y nos pareció muy atractivo seguir experimentando con esta uva, pero esta vez en otra región con características diferentes. La construcción de la bodega, en Ribera, que se llama Legaris, ya ha finalizado y está previsto que sus primeros caldos salgan al mercado a principios de 2003 (crianza y reserva).

En el Priorat acaban de entrar en Scala Dei. ¿Cuáles son los objetivos marcados para esta firma?
Fue en el 2000 cuando el grupo emprendió su entrada en el Priorat tras la compra del 25 por ciento del capital de Cellers de Scala Dei. Con esta participación Codorníu se encarga de la dirección enológica de la bodega y la distribución de sus vinos. De nuevo sus condiciones climáticas y especialmente la naturaleza de sus suelos cubiertos por cuarcitas y piedra caliza que influyen de forma positiva sobre el viñedo, han sido las razones por las cuales la compañía ha elegido estar presente en esta región. Estos factores caracterizan esta D.O., hacen que los vinos tengan una extraordinaria estructura y concentración, así como una excepcional riqueza organoléptica, muy adecuada para la crianza y la reserva.
El año pasado, se amplió la capacidad de fermentación de la bodega con la entrada de nuevos depósitos y se ha cambiado la vinificación con el objetivo de elaborar más vinos de crianza y de reserva.

Poco a poco el grupo está consiguiendo estar presente en un elenco privilegiado de zonas vinícolas españolas. ¿El plan estratégico de expansión ha terminado o todavía queda alguna zona donde invertir?
Con la construcción de la nueva bodega Nuviana en Bellver de Cinca (Huesca) concluye el plan estratégico inversor elaborado por el grupo hace cinco años, el cual ha supuesto doblar el número de bodegas, pasando de las cinco de 1996 a las once actuales. Todavía en el presente ejercicio se preve invertir unos 4.000 millones de pesetas de los que unos mil corresponden a Nuviana. En los próximos años se tienen que consolidad estas inversiones y recoger sus frutos. Posteriormente, se podría plantear una nueva etapa de inversiones.

Pero incluso allende los mares, Codorníu sigue su dinámico crecimiento, como es el caso de Artesa, en Napa Valley.
Desde septiembre de 1999, Artesa comercializa «vinos tranquilos» de alta calidad. Este cambio fue apoyado también con la compra de viñedos en diferentes zonas vinícolas de prestigio por su producción de uva tinta, como Alexander Valley (100 has.), Sonoma Coast (122 has.) y recientemente con la adquisición de 74 has. en Foss Valley, una de las mejores zonas del mundo. Desde su lanzamiento, los vinos de Artesa no han dejado de recibir excelentes críticas de la prensa especializada de EE.UU.
Ahora se suma una nueva bodega en Mendoza (Argentina) ¿Cómo va el proyecto, y cómo puede afectarle la crisis económica que está viviendo este país?
A finales de diciembre del 99, Codorníu empezó una nueva etapa con la compra de una finca de 306 has. en la provincia de Mendoza (Argentina) donde, además de plantar viñedos, construyó una bodega llamada Séptima para elaborar vinos tranquilos. Hoy en día ya se han plantado 100 has. Todos los viñedos utilizan el sistema de riego por goteo. Una de las cualidades más reseñables de los viñedos es su ubicación a 1.100 metros de altitud en terrenos de la Cordillera de los Andes. Cuando Codorníu decidió instalarse allí, el país ya estaba en recesión, así que ya tuvimos en cuenta su realidad socio-económica. El compromiso alcanzado con ese mercado se ha planteado a largo plazo. El potencial del mercado argentino nos llevó a presupuestar un reparto de ventas del orden de un 20 por ciento para el segmento doméstico y un 80 por ciento para la exportación, razón por la cual la situación actual del país no nos afecta demasiado.

Antón Raventós
El actual gerente de Producción es un miembro más de la mítica familia Raventós, un personaje menos público y notorio que otros, pero con igual peso específico en el devenir del Grupo Codorníu. Cursó estudios de Ingeniero Industrial en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Barcelona, y desde 1979 ha estado plenamente involucrado en el día a día de esta firma catalana. Primero como jefe de la Oficina Técnica y más tarde como integrante del equipo directivo tras ser nombrado director de compras del grupo, pasó, en 1992, a ocupar el cargo que ahora ostenta. Antón ha visto cómo poco a poco se han consolidado los pilares productivos y comerciales de una compañía que hoy en día tiene más de tres mil hectáreas de viñedos en propiedad, todas ellas en zonas donde se elaboran vinos de altísima calidad.