- Redacción
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- 2002-11-01 00:00:00
Decir Marqués de Vargas es nombrar una saga de apasionados del vino. Con Pelayo de la Mata se cumple uno de los anhelos familiares más fuertes: crear una bodega fiel al esquema de las casas clásicas riojanas, donde poder elaborar vinos excelentes con planteamientos productivos singulares, y, sobre todo, rendir digno homenaje a un padre que dedicó su vida a materializar este sueño. Su familia ha estado siempre estrechamente vinculada al vino de Rioja, pero quizás la fama, hasta hace poco, se la llevaba su importadora y distribuidora de bebidas VARMA. Parece que se ha recuperado el tiempo perdido en un plazo récord. Mi familia siempre ha estado consagrada a la elaboración y comercialización de vinos riojanos de alta calidad, pero hubo un momento en el que esta actividad, por múltiples circunstancias, sufrió un parón. Fue mi padre, Hilario de la Mata, quien nunca se desvinculó de la actividad del vino, pues aprovechó los momentos aperturistas que vivió España en los años 50 para montar una empresa dedicada a la importación de bebidas de máximo prestigio. Cautivó el mercado con marcas de alta gama y excepcionales, pero también supo compaginar magistralmente esta tarea con su dedicación a una de las bodegas más emblemáticas de La Rioja, Franco Españolas. La venta de esta bodega en el año 1973 y todo el proceso que se vivió supuso uno de los golpes más duros que sufrió mi padre. Murió en el 76, quedándole un sueño por cumplir: tener una bodega propia en la tierra de sus antepasados. Con ese espíritu nace Bodegas y Viñedos del Marqués de Vargas. Nació en 1990 y en poco tiempo se ha logrado el éxito, con unos vinos selectos, y el beneplácito de la prensa y el consumidor experto. Nuestro lema ha sido, desde el comienzo, la superación, buscar, si se puede, la perfección con una bodega de la que mi padre se sintiera orgulloso. Queríamos recrear el esquema de las clásicas bodegas riojanas de finales del siglo XIX y principios del XX, y la Hacienda de Pradolagar, de nuestra propiedad, en el corazón del Valle del Ebro, era el emplazamiento idóneo. Aunque nuestros propósitos eran claros la verdad es que el éxito obtenido ha sido impresionante, en parte gracias a los profesionales de la hostelería, los sumilleres y la prensa especializada. En siete años se logró todo: prestigio y renombre. El concepto de la bodega y sus planteamientos han sido singulares, aunque también arriesgados, como lo es el hecho de dedicarla exclusivamente a la elaboración de vinos tintos de reserva. Sí. Tenemos 65 has. en la Hacienda Pradolagar, y toda su producción se destina a la elaboración de reservas. Hemos puesto todo el cuidado desde el inicio para alcanzar vinos de la máxima calidad y personalidad. Desde la plantación de los viñedos, con las variedades Tempranillo, Mazuelo, Graciano y Garnacha, entre otras, sobre pies americanos libres de virus, hasta la propia construcción de la bodega, dotada con los más modernos elementos técnicos, pasando por una selección de los mejores suelos arcillo-calcáreos, excelentes para el resultado que buscábamos, y la utilización de las mejores barricas para la crianza, conjugando roble francés, americano y ruso, con los que se consigue un ensamblaje magnífico sin restarle protagonismo a las cualidades de la uva. Los comienzos fueron duros pero creo que nos hemos superado a nosotros mismos. Incluso, en cuanto a las cifras de producción, los objetivos de Marqués de Vargas son meticulosos y calculados. Se realizan dos podas, en invierno y en verano, y además, antes del envero, se descargan las uvas para incrementar la calidad de las restantes. La producción es restringida a no más de 6.000 kg./ha., con unos frutos en óptimo grado de acidez, estructura tánica y grado alcohólico. Ideales para la gama alta de vinos que pretendemos elaborar. No queremos grandes producciones, el tope de 400.000 botellas es más que suficiente. En los comienzos de la bodega nos asesoró Michel Roland, y recuerdo que cuando le pregunté cual era el límite de calidad de un gran vino, en términos productivos, me contestó que esa era una valoración muy subjetiva, pero que por encima de las 500.000 botellas la calidad empieza a caer. Se puede afirmar que los vinos de Bodegas y Viñedos del Marqués de Vargas son vinos de pago en su concepto más sencillo. Así es. Cada vino se elabora con las uvas de un solo viñedo. El Marqués de Vargas Reserva Especial procede de nuestras uvas cultivadas en los pagos «El Cónsul» y «La Misela», de las que, por ejemplo, se han comercializado de la cosecha del 98 sólo 30.000 botellas. Hacienda de Pradolagar Reserva Especial nace con las uvas del pago «La Victoria», de la que se elaboran 4.500 botellas de la añada del 98. Del Marqués de Vargas Reserva, la producción total es la más elevada (del año 98 han salido casi 280.000) y también se ha elaborado con las uvas de una sola finca, la de «Pradolagar». Son viñedos que tienen una media entre 20 y 30 años de edad, y que dado nuestro esquema de trabajo nunca iremos a producciones masificadas. Tampoco nos interesa, ni siquiera aumentar las hectáreas en producción. Tener viñedo propio, y con estas características, te permite lograr una materia prima con personalidad, lejos de fluctuaciones de precios y de dudosas calidades. Ante estas cifras y con los mercados donde estos vinos están presentes, aunque sea de manera testimonial, todo está prácticamente vendido casi antes de empezar la comercialización. ¿Existen cupos? Ahora mismo estamos presentes en 30 mercados, y esa es mi obsesión: estar en los más posibles con un vino de Rioja de alta gama, porque si alguno cae o desaparece tienes mercados con los que compensar esa pérdida. Lo que está claro es que con nuestra capacidad de producción hay cupos. Enviamos comunicados a nuestros compradores para informales con lo que cuenta la bodega y para evitar desabastecer esos mercados exteriores que, hoy por hoy, representan en 60 por ciento de nuestras ventas. Además estamos en una buena relación calidad/precio, y con una red de distribución privilegiada gracias a VARMA. Y cuando una cosecha viene como ésta, con tantas desgracias climáticas y tan escasa en producción, ¿qué acciones se toman? Porque, ante todo, hay que garantizar esa calidad y categoría que los vinos de Marqués de Vargas ha conseguido. Este año ha sido nefasto, y la cosecha es corta, muy corta. Ese es el riesgo de autoabastecerse, de tener un viñedo propio. Lo que hemos podido salvar, con garantía de calidad, saldrá con nuestra marca Marqués de Vargas Reserva, pero desde ahora mismo te digo que no habrá Marqués de Vargas Reserva Privada 2002, porque no está a la altura de las añadas precedentes. Pero el círculo todavía no se ha cerrado en cuanto a nuevos proyectos, sus ojos ya están puestos en Ribera del Duero, además de la ilusión de elaborar vinos blancos. Queremos crear un pequeño grupo de bodegas con la misma filosofía que la de La Rioja. En Ribera del Duero, en concreto en Peñafiel, ya está en marcha, con el nombre de Bodegas Conde de San Cristóbal, otro título familiar, con los mismos planteamientos de elaborar vinos tintos de reserva, contando con viñedo propio, unas 70 has. Pero también quiero elaborar vinos blancos. Es muy complicado, porque mi interés se centra en Galicia, en la tierra del Albariño, pero es un proyecto a largo plazo. Al igual que en Chile, donde nos gustaría tener un vino destinado al mercado norteamericano. Me apasionan estos proyectos porque mi meta, casi un sueño, es hacer vinos excelentes para su pleno disfrute.