- Redacción
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- 2000-12-01 00:00:00
Con su decisión de degradar sus Barolo y Barbaresco de finca a la simple denominación de origen Nebbiolo-Langhe, Angelo Gaja se ha topado con mucha incomprensión: tanto entre sus colegas piamonteses como entre sus admiradores de todo el mundo.
Vinum: El mundo del vino está indignado con su decisión de disminuir de categoría sus cuatro vinos más famosos, de degradarlos en cierto modo. A partir de ahora declarará usted su Barolo «Sperrs» y los crus Barbaresco «Sorì San Lorenzo», «Sorì Tildin» y «Costa Russi», todos ellos vinos de calificación DOCG, como simples vinos DOC Nebbiolo-Langhe. ¿No supone eso una traición al Barbaresco?
Es posible que subestimara el efecto de este anuncio. También es posible que no expresara con suficiente claridad lo que pretendía lograr con ello. No se trata de devaluar estos vinos, sino de revalorizar nuestro vino original. El Barbaresco es el más importante de mi familia, desde hace generaciones. Incluso desde el punto de vista de la cantidad. Anualmente producimos 80.000 botellas, mientras que de los tres crus en total sólo son 20.000. El Barbaresco normal era el vino estrella de Gaja, y debe volver a serlo.
Pero Gaja estuvo entre los primeros productores que, hace treinta años, comenzaron a embotellar y etiquetar por separado las distintas fincas. Y hace sólo 10 años, su Barolo salió al mercado como «Sperrs», es decir, como vino de finca.
Ese es precisamente el problema. La inflación de crus o vinos de finca que hemos vivido en los últimos años también ha llevado, por desgracia, a que un Barbaresco o Barolo sin identificación de finca sea cada vez menos apreciado por los amantes y conocedores del vino. También en los medios de comunicación se les presta una atención menor. Los críticos con influencia internacional como Robert Parker, Alessandro Masnaghetti, Michel Bettane, Joël Payne y Armin Diel siempre conceden la máxima valoración al Sperrs o el Sorì Tildin y apenas se fijan ya en nuestro clásico, el Barbaresco Gaja DOCG, que es al que más cariño le tengo. Está totalmente eclipsado por mis vinos de finca y se le califica como el Barbaresco «normal», «sencillo» o incluso «corriente».
Las malas lenguas afirman que con esta clasificación inferior de sus vinos sólo pretende usted adelantarse a posibles controles. Murmuran que sus vinos se redondean desde hace tiempo con Cabernet o Merlot, algo que podría detectarse con los métodos de análisis más modernos y le llevaría a aparecer como un estafador.
[Muy indignado] Eso es una calumnia. Todos mis Barbaresco y también el Sperrs se han producido siempre con un 100% de Nebbiolo, y así seguirá siendo. Todos los productores de las Langhe sabemos que el Nebbiolo puro es insuperable en esta región. Ninguna otra variedad puede alcanzar aquí nunca la concentración y complejidad de un Barolo o Barbaresco.
A pesar de todo, ¿cabe esperar que estos cuatro crus se conviertan ahora en vinos de marca? En las etiquetas ya figura la ® de «marca registrada» junto al nombre. Dado que un DOC Nebbiolo Langhe puede corregirse con un máximo del 15% de otras variedades de uva y las cantidades de producción permitidas son significativamente mayores, se abre la posibilidad de que en el futuro se pueda comercializar de forma totalmente legal con estos nombres prestigiosos ya establecidos una cantidad de botellas mucho mayor. ¿Aprovechará usted ese margen de maniobra?
No son esas mis intenciones en absoluto. «Sorì Lorenzo®», «Sorì Tildin®», «Costa Russi®» y también el «Sperrs®» seguirán siendo como en el pasado vinos de finca, con una producción naturalmente limitada y elaborados con Nebbiolo puro al 100%. Si me desviara de esa práctica y añadiera otras variedades, aunque fueran pequeñas, lo haría público inmediatamente.
¿No está usted socavando con ello el sistema de la DOC? ¿No es su estrategia un primer paso en la dirección de los super-piamonteses según el modelo toscano?
Eso es ridículo. Los super-toscanos merecen todo mi respeto, pero el Piamonte tiene otra historia, otra alma. La «cabernetización» del Piamonte y sus vinos de Nebbiolo está muy lejos. Para mí no es una posibilidad. Al contrario, estoy convencido de que el paso que ahora se me reprocha revalorizará a la larga las Langhe, nuestro territorio que tanto apreciamos, y con ello también la DOC Langhe.
¿Qué cambiará ahora en la filosofía de producción de Gaja?
Nada, absolutamente nada. Seguiremos procesando exclusivamente nuestras propias uvas. La producción no aumentará. Al contrario, si nos decidimos a reducir aún más la producción de nuestros viñedos, el número de botellas podría incluso disminuir. Nuestros vinos de zona expresarán aún mejor el carácter único de su terruño. Pero en el futuro nuestra atención principal se centrará de nuevo en el Barbaresco Gaja DOC.
ANGELO GAJA
Es el mayor reformador y estimulador de la producción vinícola piamontesa. Sus raíces se remontan a 1856, cuando la familia abrió una taberna en Barbaresco donde se servían vinos de producción propia. Después de una formación en las escuelas enológicas de Alba y Montpellier, Angelo tomó las riendas de la bodega de manos de su padre Giovanni a finales de la década de 1960. Angelo Gaja, que ahora tiene 60 años, se ha convertido desde entonces en el primer embajador mundial de los vinos italianos. En la década de 1990 añadió a su empresa del Piamonte dos fincas en la Toscana: Pieve Santa Restituta, en Montalcino, produce fundamentalmente Brunello clásico; en la Maremma está en marcha el proyecto Cà Marcanda, que en una primera etapa será una bodega de 45 hectáreas con una capacidad de 400.000 botellas anuales, especializada en vinos de estilo internacional basados en Cabernet-Sauvignon y Merlot. Los primeros vinos se esperan para el año 2002.