- Redacción
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- 2001-06-01 00:00:00
JEAN MICHEL CAZES, UNA DE LAS PERSONALIDADES DEL VINO MÁS PODEROSAS E INFLUYENTES DE BURDEOS DESDE HACE MÁS DE DIEZ AÑOS, SE RETIRó A PRINCIPIOS DE 2001. BARBARA SCHROEDER LE PREGUNTA SOBRE SU FUTURO.
Vinum: Jean Michel Cazes, ¿pensionista retirado? -no le va en absoluto. Nos ha sorprendido mucho la noticia de su retirada como administrador de las fincas vinícolas de AXA (la mayor aseguradora del mundo). ¿No se aburrirá?
Jean Michel Cazes: No lo creo. Desde ahora, me voy a ocupar de mis propios negocios. Por lo demás, sigo estrechamente ligado a AXA; al fin y al cabo, pertenezco al consejo de administración. Además, mi sucesor, Christian Seely, es alguien con el que trabajo muy bien desde hace siete años. Y hay una multitud de ideas y proyectos en los que aún quiero profundizar.
¿En qué consisten?
Aún no están lo bastante madurados como para hablar de ellos.
Atrevámonos a una breve mirada retrospectiva. Como administrador de las fincas AXA, durante quince años fue usted, aun sin título nobiliario, uno de los barones del vino de Burdeos. ¿Cómo enjuiciaría hoy ese importante periodo de su vida?
En estos últimos años, mi tarea ciertamente ha sido mucho más sencilla de abarcar que en aquellos tiempos en los que comprábamos para AXA una finca tras otra. Entonces había que remozar, renovar o incluso edificarlo todo nuevo, había que crear equipos competentes para cada finca. Hoy todo funciona como un reloj. La fase de construcción quedó atrás, ahora el reto es otro. Antes, una de nuestras tareas primordiales consistía en dominar el vertiginoso desarrollo de la enología, introducir nuevas técnicas, métodos de trabajo y estrategias comerciales. Lo cual requería bastante concentración y capacidad de adaptación. Aunque sólo fuera por eso, no creo que sea perjudicial que una nueva generación tenga su oportunidad.
¿Lamentará no poder responder personalmente a este nuevo reto?
Ya me mantengo bastante al corriente en mis propias fincas.
¿Nunca ha sentido que entre la soberbia colección de grandes fincas que usted ha administrado no haya podido contar también con un Premier cru, ni para su familia, ni para AXA?
Los estatutos de la empresa aseguradora así lo determinan. Nosotros, como accionistas, ya no podemos seguir activos tras alcanzar los 65 años. Pero ésa no es la única razón de mi retirada: actualmente, cuando toca colocar las vías para el futuro, es mejor dejar sitio a aquellos que participarán activamente en la configuración de ese futuro. Yo tuve la gran suerte de llegar a esta profesión cuando en Burdeos todo estaba por hacer. Eso es válido para las empresas AXA igual que para nuestras fincas familiares. En los años setenta, también en Lynch Bages todos los equipos estaban totalmente anticuados y tenían que ser renovados desde la base. Hoy todo es nuevo y está óptimamente ordenado, pero ahora surgen problemas distintos. Se cuestiona la tecnología enológica, se discute sobre la viabilidad medioambiental de una empresa, la competencia internacional se ha hecho más dura... Mi sucesor no podrá quedarse tranquilamente mano sobre mano. Es urgente redefinir por completo la posición de nuestros vinos en el mundo.
¿Cuándo se inició esta transformación?
A partir de 1995, con el fenómeno de los «vins de garage», es decir, vinos de pequeñas parcelas vinificados en ediciones mínimas. Este fenómeno de moda no puede dejarnos indiferentes, aunque no lo secundemos. Con la aparición de esta nueva clase de vino, la época de la restauración y renovación en la región de Burdeos toca su fin. El éxito de los «Vinos de diseño» también es una señal del cambio del gusto de los consumidores y aficionados al vino.
¿Le da miedo esta evolución?
No. Hay que celebrar cualquier evolución, en sí. Dice un proverbio francés que el que no avanza, retrocede. En los últimos veinte años, nuestro sistema de oferta se ha convertido en un sistema de demanda. Antes, el aficionado al vino tomaba lo que se le daba. Actualmente tenemos que darle lo que busca. No es fácil doblegarse a este cambio. Con los años ochenta se terminó una época cuyo origen se remonta al siglo XIX. En los años setenta, el vino aún se hacía como hace cien años. La revolución se ha producido en los últimos veinte años. Nuevos clientes, nuevos medios, nuevas técnicas, la creciente influencia de los enólogos y científicos como Émile Peynaud: todo ello ha traído consigo una transformación radical. Ahora hemos recuperado el retraso, hemos avanzado un escalón más y tenemos que enfrentarnos a una serie de problemas totalmente nuevos.
Uno de esos problemas –usted ya lo ha indicado– es el del medio ambiente. Château Pichon-Longueville recibió como primera finca vinícola de Burdeos el certificado internacional ISO 14001, que premia a las empresas respetuosas con el medio ambiente. ¿Se ha convertido de repente en protector del medio ambiente?
Nuestra conciencia medioambiental ha cambiado claramente. Estoy firmemente convencido de que, en el futuro, cada vez pensaremos más en la influencia de nuestras fincas vinícolas sobre su entorno. Por eso, en Pichon hemos empezado seriamente a poner en práctica estas nuevas ideas. Le seguirán Cantenac Brown y Lynch Bages.
Comparado con la imagen que presentaba hace diez años en una edición de Vinum como «Jugador de Châteaux» tras una máquina del millón, hoy da una impresión bastante sabia y esclarecida...
Es que hace diez años todo aún era de otra manera. Entonces, mi mayor preocupación era proporcionar a los técnicos suficiente sitio para almacenar los vinos, el resto era secundario. Actualmente estamos cubiertos en ese respecto y podemos dedicarnos por fin a otros problemas. Por eso, en lo sucesivo, quiero aprovechar cada vez más las posibilidades que nos permitirán tratar mejor nuestro entorno, naturalmente siempre con el objetivo final de hacer, al mismo tiempo, el mejor vino posible. No podemos continuar como hasta ahora. Aunque yo sigo conservando una gran confianza. La naturaleza, al fin, siempre hace valer sus derechos.
¿Qué es lo primero que piensa hacer, de entre todas esas cosas para las que antes nunca tenía tiempo?
Dar largos paseos por el viñedo. Antes nunca tenía tiempo. Con AXA siempre estaba de viaje...
Jean Michel Cazes:
Jean Michel Cazes nació en Pauillac (Haut-Médoc), donde aún sigue viviendo. Es una de las personalidades más relevantes del vino bordelés y uno de los hacedores de la revolución de Burdeos en los años ochenta, tanto en la cumbre de las conocidas empresas familiares Lynch Bages en Pauillac, Les Ormes de Pez en Saint-Estèphe, Bel Air en Graves, como en la casa comercial Michel Lynch; tanto de administrador de los castillos que la aseguradora AXA compró por iniciativa suya –Pichon-Longueville y Pibran en Pauillac, Cantenac Brown en Margaux, Petit Village en Pomerol, Suduiraut en Sauternes, Disznokö en Tokaj y Quinta do Noval en el Douro-, o bien como antiguo Gran Maestre de la Hermandad del Vino del Médoc.