- Redacción
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- 2010-12-01 00:00:00
El príncipe Roberto de Luxemburgo dirige Haut-Brion, que fue durante mucho tiempo el más discreto de los Premiers Crus de Burdeos. Hoy las cosas han cambiado. Por ejemplo, uno de sus vinos aparece con 20 puntos en nuestro especial de la página 55. Una hora con el príncipe Roberto de Luxemburgo, director de Haut-Brion Alteza: ¿Haut-Brion es sencillamente una buena inversión? Para nada. Haut-Brion es bastante más. Yo me siento muy vinculado a Haut-Brion, lo llevo en la sangre; pasé aquí una parte de mi niñez. Incluso para mi bisabuelo, el banquero estadounidense Clarence Dillon, que en los años treinta del pasado siglo adquirió Haut-Brion, la empresa era algo más que una inversión. Él lo contemplaba más como una folie artística, una locura, y puso dinero durante 40 años. Hasta principios de los años ochenta Incluso entonces reinvertimos en la bodega cada céntimo. ¿Quizá por la promesa que hizo su abuelo al comprarla de que que no debía salir dinero alguno de Francia? No fue una promesa, sino tan sólo un deseo Desde entonces Haut Brion –y respectivamente el Grupo Clarence Dillon con La Mission y una línea comercial- ha crecido exponencialmente. Seguimos siendo una pequeña empresa. Actualmente contamos con alrededor de 100 empleados y gestionamos una oficina en París. Las decisiones no las tomo yo solo. Delego en todas las áreas. ¿Incluso en la de enología? Sí. Si bien encuentro este apartado el más emocionante de todos, tengo confianza en mi equipo, que es muy competente. Jean Philippe Delmas y Philippe Masclef son un equipo de ensueño que desarrolla un trabajo fantástico desde hace 15 años. Jean Philippe Delmas, digamos, ha crecido en Haut-Brion. Como director general soy sólo una especie de responsable que se preocupa de que aquí trabaje gente competente y en las mejores condiciones. Por ejemplo, trato de que se organice una buena campaña de marketing, hablo sobre el diseño de una nueva etiqueta, me preocupo por las reformas de la oficina, procuro que cuadren las finanzas... ¿Delega usted en sus colaboradores decisiones que podrían tener grandes consecuencias financieras? Sí. Naturalmente, las discuto con ellos. Y les transmito nuestra filosofía para elaborar siempre el mejor vino posible. ¿Cueste lo que cueste? Cueste lo que cueste. Incluso si para ello hemos de emplear dos tercios de una cosecha. ¿Para que Haut-Brion siga siendo el mejor de los Premiers Crus Classés? Yo deseo elaborar cada año no uno, sino cuatro Premiers Crus: Haut-Brion blanco y tinto y La Mission Haut-Brion blanco y tinto. En mi toma de posesión mi objetivo más definido era conseguir que La Mission alcanzara los niveles más altos , y pienso que lo he conseguido. Por el contrario, no tengo mucho interés en medirme con los demás. Desde un punto de vista histórico, Haut-Brion ha sido un pionero. Aquí es donde se creó el vino superior moderno. Ahora celebramos el 75 aniversario de la compra por parte de mi bisabuelo. Pero Haut-Brion es famoso desde el siglo XVII. La familia entonces propietaria dio a conocer incluso la mayor parte de los Premiers Crus. En Haut-Brion se descubrió el estilo actual de vino tinto y el concepto de terroir. ¿Se sabe esto en el mundo? Presumiblemente no. Me sentí frustrado cuando comencé a trabajar aquí y comprobé que todos los conocedores ponían a nuestro equipo y a nuestra calidad por las nubes, y sin embargo el mercado apenas lo tomaba en cuenta. Haut-Brion funcionó durante bastante tiempo como un consejo confidencial. ¿Y no tiene esto también que ver con el sistema bordelés? ¿En la era de Internet, no se ha quedado obsoleto el sistema de elaborador-comerciante-distribuidor final? ¿No existen alternativas? Con el sistema de venta en primeur la cosa está clara: el negocio bordelés es único y está asentado en todo el mundo. La compra a través de Internet nos obliga, por el contrario, a mantener un intensa vigilancia. ¿Les resulta satisfactoria la elaboración de un vino de culto que se utiliza como depósito bancario? Hacemos todo lo posible para que nuestros vinos también sean bebidos. ¿Y en verdad lo son? ¿No viajan las botellas alrededor del mundo tan sólo para ganar valor? Creo que no. Tengo la suerte de ver abrir botellas de este tipo delante de mí. Yo soy en primer lugar un amante de los vinos y después un hombre de negocios. ¿Compra usted mismo vinos caros? Naturalmente. Incluso los nuestros si por casualidad no tengo ninguno a mano. La vida es corta y hay que disfrutarla. Espero que otros opinen lo mismo. ¿Y el precio no es un impedimento? Naturalmente, los precios han subido, pero ya en 1677 el filósofo John Locke se lamentaba de los precios altos. La cantidad de grandes vinos es reducida. Desde hace un par de años producimos menos hectolitros por hectárea, a pesar del crecimiento de la demanda en todo el mundo. ¿Desearía usted una añada 2009 objeto de especulación, cuando reúne todas las condiciones para ello menos la de la situación económica? La calidad justificaría una subida del precio. El sector del lujo permanece estable independientemente de la situación económica. La de 2009 es una añada excepcional, al nivel de la del 59 o la del 61. Estoy convencido de que existirá demanda. ¿Cómo establecen ustedes los precios? ¿De común acuerdo con el resto de Premiers para que nadie se pase de la raya? ¡Eso sería estupendo! Pero, desafortunadamente, las últimas campañas de vino en primeur han mostrado que los precios varían considerablemente. Algunos ofrecen toda su producción, otros la ofrecen por etapas, en tramos con precios diferentes. La subida de precios nos irrita año tras año, visto que los vinos son diferentes en cada añada. ¿Qué vino bebe usted a diario? De todo. Nuestro Clarendelle, un Aigle les Murailles, un Trockenbeerenauslese de Egon Müller... ¿Y su vino preferido con una pizza? Haut-Brion, naturalmente. “Para mi bisabuelo la empresa era algo más que una inversión, puso dinero durante 40 años.” Biografía Príncipe Roberto de Luxemburgo Su Majestad Real es hijo de Joan, Duquesa de Mouchy, y de Su Alteza Real Príncipe Carlos de Luxemburgo, así como bisnieto de Clarence Dillon, inversor que adquirió Château Haut-Brion en 1935. El príncipe Roberto fue nombrado a los 18 años miembro de la Junta Directiva de Domaine Clarence Dillon, y en 2008 asumió el cargo de vicepresidente y director gerente de la empresa. www.domaineclarencedillon.com