- Redacción
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- 2005-04-01 00:00:00
El devenir del sector vinícola riojano no se entiende sin su participación. Es de esos hombres hechos a sí mismos, cuya experiencia le ha aportado un talante conciliador. Hoy, como presidente del Consejo Regulador y de la Organización Interporfesional del Vino, se enfrenta al desafío de mantener a Rioja entre las zonas más prestigiosas del mundo. Tuvo la fortuna de nacer en Cenicero, pequeña ciudad riojana de gran tradición vitivinícola. En ese enclave privilegiado y con un entorno familiar ligado al vino, comienza con 22 años su andadura profesional. Son momentos cruciales en Rioja, con la llegada de grandes capitales, la aparición de nuevas bodegas y estilos de vinos, y el inicio de una fase de especulación financiera sin precedentes. Fue capaz de asumir decisiones empresariales claves, como defender la singularidad de la Tempranillo contra la incursión de variedades foráneas, o la implantación del embotellado en origen, a finales de los 70, cuando el grueso de las ventas riojanas se realizaba a granel. En casi cuarenta años ha sido protagonista y vivido en directo la evolución de esta mítica zona vinícola española. Afable, siempre con una sonrisa tímida, reprimida por modestia, de mirada limpia, directa, Víctor Pascual parece disculparse por el enorme poder que acumula. Pero no hay que confundirse. Este hombre hecho a sí mismo, que comenzó de auxiliar contable en AEG, para terminar siendo su Presidente, y que actualmente es Consejero del Grupo Bodegas y Bebidas, el mayor conglomerado vitivinícola riojano y uno de los más poderosos de España, puede ser inflexible, enérgico. Mano de hierro en guante de seda. Quizás por eso le han elegido Presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rioja Calificada. El poder desde el poder. O si se quiere, la «auctoritas» y la «potestas» en la misma persona: un empresario que busca la persuasión, el convencimiento, antes que imponer sus ideas. ¿Por fin las grandes bodegas han decido ejercer directamente su poder? ¿Por qué lo dice? –y sonríe con picardía. Usted acumula los cargos de Presidente del Consejo Regulador, Presidente de la Organizazión Interprofesional del Vino, Consejero del Grupo Bodegas y Bebidas... ¿Todo bajo control? Es cierto, pero los dos primeros cargos van unidos, independientemente de las persona que los ejerza. En cuanto a mi responsabilidad empresarial, puede ser buena para el ejercicio de la Presidencia del Consejo Regulador, ya que pretendo que la experiencia en el campo privado, y más desde un grupo tan importante en Rioja, sea provechosa para todos. Fíjese, en este negocio del vino todos tenemos que ir de la mano. De nada serviría que las cosas le fueran bien a los grandes si es a costa de arruinar a los medianos o pequeños. Es más, resulta imposible que Rioja prospere y progrese sin que el éxito sea compartido. No me negará que hay diferencias, al menos de enfoque, entre una bodega que vende 100.000 botellas y otra que coloca en los mercados más de 30 millones. Naturalmente que las hay, pero eso es legítimo y no tiene por qué crear conflictos. No hay que olvidar un hecho bien significativo, que no siempre se tiene en cuenta, como es el que las bodegas que elaboran millones de botellas, también tienen líneas de productos minoritarios, enfocadas a segmentos más reducidos. La realidad, permítame el símil, es que a Rioja hay que considerarla un tren, con su locomotora -que pueden ser esas empresas de gran dimensión- pero también con sus vagones. Sin vagones no hay tren, y sin locomotora no hay forma de ponerse en movimiento. Hablando de movimiento, ¿hacia dónde se dirige Rioja? Nos dirigimos hacia la consolidación y desarrollo de nuestros mercados tradicionales, donde tenemos un liderazgo sólido, y hacia la conquista de nuevos mercados con futuro, como son los asiáticos. Sin olvidar los EE.UU. Pero Rioja Calificada no siempre está entre los grandes como Burdeos, Piamonte, o incluso California. Es más fácil encontrar en los mercados internacionales los vinos riojanos entre los mediocres. Es cierto que una parte importante de nuestras exportaciones no se dirige todavía, o lo hace con dificultad, a los consumidores de mayor poder adquisitivo. Es algo que hay que ir cambiando. ¿Cómo? Esperamos tener algunas respuestas en el Plan Estratégico que hemos encargado, y con el que pretendemos encarar el S. XXI de la mejor forma posible. En cualquier caso, permítame que le diga que este problema puede ilustrar los dicho antes. Por ejemplo, hay marcas y bodegas de gran prestigio, con elaboraciones pequeñas que juegan un papel importante en la imagen de Rioja. Pero también es necesario el nervio y la capacidad comercial de las grandes empresas para conquistar, en negociaciones siempre difíciles con grandes distribuidores, el lugar que nos corresponde. Un repaso a las calificaciones más altas de la crítica especializada, nacional e internacional, muestra que los vinos de Rioja más valorados tienen poco que ver con el estilo clásico riojano. ¿Adiós a la «tipicidad»? No lo creo, lo que pasa es que el concepto de «tipicidad» es dinámico. No eran iguales los tintos de la primera mitad del S. XX, que los de la segunda. Pero hay que respetar ciertas características que nos definen como zona vitivinícola, porque de lo contrario perderíamos nuestra razón de ser. Por eso fue una medida acertada resistirse a la «cabernetmanía», y defender nuestras variedades, fundamentalmente la Tempranillo. Hoy nadie lo pone en cuestión. ¿Y si el Plan Estratégico señala la oportunidad de permitir el uso -y la posibilidad de indicarlo en la etiqueta- de variedades foráneas? ¿De verdad lo cree? -de nuevo la sonrisa, que ahora busca la complicidad. Me refiero no sólo al Cabernet sino a otras como Syrah, que están en auge y que no arrastran tanta polémica. Sinceramente, no creo que ocurra, pero estoy dispuesto a estudiarlo si lo sugieren como algo necesario y beneficioso para Rioja. Nosotros no hemos puesto condiciones ni límites al Plan Estratégico. Debe ser un estudio serio, profesional, y habrá que tener en cuenta sus conclusiones. Luego, entre todos, adoptaremos las medidas que sean necesarias. ¿ Hasta la desaparición del «crianza», «reserva» y «gran reserva», conceptos genéricos que cada vez tienen menos sentido en un mundo globalizado? Si he de ser sincero, con las contraetiquetas de «crianza», «reserva» y «gran reserva» nos ha ido muy bien, particularmente en el mercado nacional. De hecho, otras zonas también las han adoptado. ¿Será por algo? Ahora bien, es cierto que internacionalmente, con otros países utilizando los mismos términos, pero sin ninguna reglamentación que evite la competencia desleal, la cosa es más complicada. Usted habla de otras zonas españolas, ¿no teme su competencia como ya ocurrió con Ribera del Duero? Al contrario, es una bendición que aparezcan nuevas denominaciones con grandes vinos. Eso es bueno para todos, en primer lugar para el país, que es lo que al final vende. Le diré que Ribera del Duero ha sido providencial para Rioja porque nos obligó a espabilar. Y lo hemos hecho, en términos generales, satisfactoriamente. Yo sólo puedo alegrarme de fenómenos como Priorato, Toro, Cigales, Bierzo, y lo que está pasando en toda la zona castellano-manchega. Le diré que hay bodegueros riojanos en la mayoría de estos sitios. Así que, en cierta medida, contribuimos también a su éxito. Victor Pascual Artacho Desde su incorporación a Bodegas AGE, en 1967, su curriculum no ha cesado de enriquecerse hasta ocupar, en la actualidad, cargos como el de consejero y director de relaciones institucionales de Bodegas y Bebidas (Grupo Allied Domecq); director general de las bodegas Juan Alcorta, Ysios, Marqués de Arienzo y AGE, pertenecientes a ese grupo, y ostentar la presidencia de la Organización Interprofesional del Vino y del Consejo Regulador de la D.O. Ca. Rioja, entre otros puestos de destacada responsabilidad.Llegó hace un año a la presidencia de la Organización Interprofesional del Vino y del Consejo Regulador, con el beneplácito total de sector riojano. Considerado uno de los riojanos más influyentes, conoce el terreno que pisa. Es presidente de la Asociación de Empresas Vinícolas de la Zona Rioja; vicepresidente del Grupo de Criadores y Exportadores de Vinos de Rioja y de la Cámara de Comercio de esta Comunidad Autónoma, y miembro del Comité Ejecutivo y del Consejo General de la Federación de Empresarios de La Rioja. Este cenicerense, aficionado en sus tiempos libres a la pelota a mano y al mus, siempre juega a ganador.