• Redacción
• •
• 2007-02-01 00:00:00

La familia Cantarero ha sido el motor de la D.O. Uclés, un proyecto en el que se embarcaron ocho bodegas inquietas y sabedoras de que sus vinos eran diferentes al resto de los vinos manchegos. Como presidente del Consejo Regulador, Jesús Cantarero tiene una premisa clara: trabajar en libertad para alcanzar la máxima calidad. Y contra los sabores globalizados reivindica con convicción la Tempranillo. Al gigante dormido le han despertado los «enanos». Castilla-La Mancha, la primera región del mundo en superficie de viñedo, no solo lleva ya tiempo despierta de su letargo, sino que en su seno se están viviendo pequeñas y cruciales revoluciones vinícolas. En esta tierra, sin ahondar demasiado, podemos encontrar viñedos exóticos, las más variadas uvas del mundo, técnicas de conducción de la viña impensables hasta hace poco, modos de elaboración innovadores, tecnología punta, enólogos de prestigio contratados en países remotos. Iniciativas pioneras en pro de la calidad que han dinamizado una región que para muchos es o va a ser la nueva California o la Australia del Viejo Continente. Atrás quedan las macro-denominaciones carentes de dinamismo, y se abren paso pequeños enclaves vinícolas, refugios privilegiados con nombre propio, productores de vinos sorprendentes, de fuerte personalidad y marcado perfil internacional. Castilla-La Mancha ha pasado a ser la primera región en denominaciones de origen, nada menos que catorce, además de la mención «Vino de la Tierra de Castilla». Esta disgregación nos brinda un abanico de posibilidades increíble, que va desde la denominación más grande, La Mancha (con 193.133 hectáreas de viñedos), a la más pequeña, Finca Calzadilla (con apenas 17 hectáreas), pasando por otros cuatro «Vinos de Pago», al estilo de los «grand cru» franceses, y otras ocho DD.OO. que han logrado convertir al gigante en una de las mayores potencias en vinos tintos modernos, bien elaborados y muy comerciales. Una de las más jóvenes, la D.O. Uclés, brilla con luz propia por su singularidad. Surge en el 2003 con la iniciativa de ocho bodegas que evidenciaron el potencial de la viticultura de la zona y su enorme capacidad para crear vinos de elevada calidad, dotada de un relieve, clima y suelo muy diferentes al de las zonas productoras típicamente manchegas. Sus grandes valedores son los miembros de una familia con más de 40 años de experiencia en el mundo del vino, los Cantarero (Bodegas Fontana). Uno de sus miembros, Jesús, es su presidente. La aparición de Ribera del Júcar y Uclés ha «mordido» una parte del viñedo a la D.O. La Mancha ¿Este desmarque era la reacción que se imponía? ¿No perjudica en parte a la imagen de esa D.O.? La D.O. La Mancha hace mucho tiempo que debí haber tomado la decisión de formar subdenominaciones de origen o subzonas. En un territorio tan amplio, donde de punta a punta tienes más de 200 kilómetros de marcadas diferencias -gran disparidad de temperaturas, suelos, y altitudes-, todo es distinto. No lo hizo, y como consecuencia de eso hemos tenido que ir naciendo los demás, otras DD.OO., y alejarnos de ese modelo. Creo que La Mancha va a seguir teniendo su espacio, cuenta con un volumen muchísimo más grande que el de los demás, con más recursos para hacer fuertes acciones promocionales. Seguirá su camino con sus vinos. Incluso muchas de las bodegas que estamos en Uclés seguimos también en La Mancha con ciertos vinos, con lo cual a todos nos interesa que a esta D.O. le vaya bien. Pero era inevitable que algunos tomáramos una vía diferente. ¿No acabará La Mancha como un cajón de sastre, con vinos correctos, sin más? No. Los vinos, en general, que ahora hay en la región son buenos. No hay motivo ni razón para pensar que los vinos que se meten en una botella sean malos. Existe una riqueza varietal increíble, elaboraciones muy buenas, bodegas de las mejores del mundo están aquí... Seguirá sacando vinos muchísimo mejores que los que ha sacado en años anteriores. ¿Y a Castilla-La Mancha le enriquece que existan tantas menciones o zonas vinícolas en su seno? La última Ley del Vino, al permitir que vinos de varias DD.OO. convivan en la misma bodega, nos ofrece muchas oportunidades comerciales. Lo que estamos haciendo es, donde La Mancha estaba considerada como estaba considerada, introducir otras DD.OO., con lo cual seguimos vendiendo un vino de la región pero no de la D.O. La Mancha porque ésta tiene la imagen que tiene. Una imagen que hoy probablemente es equivocada. Vender vino La Mancha en Cataluña es muy difícil, mientras que con D.O. Uclés o Vino de la Tierra es más fácil. No se trata de quitar protagonismo a nadie, sino de vender. ¿Será como una Torre de Babel, con objetivos e intereses enfrentados? ¿La competencia es entre ustedes mismos? Todos nos hacemos la competencia dentro de la región, pero principalmente la competencia se la hacemos a los que están fuera. No solo al resto de España, sino a los vinos australianos, argentinos, chilenos... que son nuestra competencia real. La pelea comercial está enfocada con los vinos del Nuevo Mundo. ¿Qué armas de seducción tiene una D.O. tan joven centrada exclusivamente en el mercado de vinos tintos? Destinada a un mercado de tintos, de momento. Estamos estudiando la posibilidad de incorporar algunas variedades blancas dentro de la D.O. ¿La Airén se incluye entre las blancas seleccionadas? Ha habido alguna pelea entre los asociados por la inclusión de esta variedad, pero está claro que no entrará. Es una variedad fabulosa para hacer mostos azufrados o vinos muy neutros, para mezcla, pero no da para mucho más. No la menosprecio, la tengo como indiferente. Vamos por otro camino, se trata de incorporar variedades blancas «mejorantes», diferentes, que no se elaboraban en la zona, cuyos resultados están siendo muy buenos. Como la Viogner, Sauvignon Blanc, Verdejo, Moscatel de grano menudo, y un poco de Chardonnay, en zonas determinas. ¿Para cuándo se incorporarán? Si los técnicos ultiman sus estudios durante este año, en el 2008 puede que se elaboren vinos blancos con D.O. Uclés. Los blancos van ocupando parte del mercado de tintos. Uno debe estar donde está la venta. Mañana pueden ser tintos o blancos o rosados. No queremos ser la D.O. especializada en tintos ni en blancos. Estaremos donde esté la oportunidad comercial. Nuestra D.O. no es un «bodegueros mundi», no es una O.N.G. Al final el bodeguero tiene que centrarse en la venta de su producto. ¿Qué aporta Uclés al panorama vinícola? Uclés posee una diversidad única que no existe en el resto de Castilla-La Mancha. Somos completamente diferentes, ni mejores ni perores. Los mejores vinos de cada bodega se destinan a la comercialización con este marchamo de calidad. Es una selección de la selección de la selección, aunque suene redundante. Los vinos de Uclés son el tipo que demanda el mercado internacional y, probablemente, el mercado nacional terminará demandando lo mismo. Hoy se piden vinos modernos, con mucha fruta, fáciles de beber, con un toque de madera muy ligero... El objetivo prioritario, el segmento en el que hay que trabajar a nivel mundial está en la incorporación al consumo de los jóvenes, con una atención especial a la mujer, y no tanto en el consumidor clásico porque éste bebe siempre los mismos vinos. ¿Cómo desvincularse de los sabores globalizados de los vinos? Nuestro secreto, no sólo el de Uclés, sino el de los vinos tintos de España, es la Tempranillo. Es nuestra mejor embajadora. La Syrah, que está dando excelentes resultados aquí, es una buena acompañante, como otras, pero el buque insignia es la Tempranillo. Todo lo demás es globalización. Cabernets, syrahs o merlots se elaboran en cualquier parte del mundo. La Tempranillo es la solución, cada una en su línea, en su clon, su suelo, su clima... Es lo que hay que vender al mundo. En el mercado nacional no avanzamos. El descenso del consumo es considerable. Esto tiene que parar. El vino no se consume en los hogares, se bebe en el restaurante, y poco. La culpa no es sólo de los controles de alcoholemia. Influye mucho la regionalización de los vinos. En Aragón se beben vinos de Aragón, en La Rioja de La Rioja... Si no lo remediamos, el vino se va a convertir en un producto de apenas consumo local. Estamos bajando mucho la guardia en mercados donde nos ha costado mucho asentarnos. jesús cantarero Empezó a estudiar Derecho pero pronto se desencantó, convencido de que había demasiados abogados en el país. Entró a trabajar en la empresa familiar en 1986, siempre vinculado a la parte de destilación de vinos y subproductos. Desde entonces hasta el día de hoy sigue en estos menesteres. En el año 1997 creó, junto con sus hermanas Ana y Rocío, Bodegas Fontana, que nació con talante revolucionario, demostrando que en su oficio, además del amor a la tierra se necesitan sólidos conocimientos. Y la lección de la tradición, transmitida sabiamente por el patriarca, don Román, hoy ya jubilado pero a cuyo consejo se acude de manera recurrente. Uno de los entretenimientos y fijaciones de Jesús es la viña: el campo es todo para él, pasión que comparten en intensidad su mujer y sus hijos. En el año 2003 comenzó a promover con un grupo de bodegas la D. O. Uclés, una zona dinámica y con inquietudes que ha sorprendido a todos por la singularidad de sus vinos. Como presidente tiene claro que en cuestión de vinos hay que trabajar con libertad, sin corsés, para lograr que cada bodega indague en su propia materia prima, su formas de elaboración personales, para que surjan vinos singulares y con personalidad definida. Bartolomé Sánchez, subdirector de Vinum, y Jesús Cantarero, Presidente de la D.O. Uclés, catando los tintos de la última cosecha de la zona.