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Entrevista. Gregorio Martín Zarco, presidente de la D.O. La Mancha

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  • Redacción
  • 2016-06-03 17:15:24

Gregorio Martín Zarco lleva a gala su condición de manchego y de amante del buen vino allá por donde va. Desde el año 2003 es el presidente del Consejo Regulador de la mayor Denominación de Origen del mundo y desde entonces el vino que sale del gran viñedo manchego ha conseguido sus mejores cotas de calidad y reconocimiento dentro y fuera de nuestras fronteras.

 

¿Podría resumir a nuestros lectores qué trabajos se llevan a cabo desde el Consejo Regulador de una Denominación de Origen?
Existen dos líneas fundamentales de actuación. Por un lado asegurar la calidad de los vinos, haciendo que se cumpla el pliego de condiciones de la D.O. Y por otro, poner en todos los escaparates del mundo el trabajo que están realizando nuestras bodegas. Para ello usamos tanto los recursos propios como los que nos facilitan las instituciones. En definitiva se trata de que el consumidor pueda acceder a los vinos de nuestra región. Esto conlleva poner en marcha un aparato de cierta complejidad en el que participa el departamento de calidad, administrativo y de promoción.

 

En la D.O. La Mancha se han conseguido importantes logros en cuanto a la calidad de sus vinos. ¿Cuáles son las metas en este aspecto?
Una de las principales virtudes de La Mancha es que es una zona de producción viva, y por lo tanto en continua evolución. Hoy las bodegas apuestan por innovar para obtener vinos diferentes. Para ello hay que comenzar a trabajar en el campo, limitando la producción y obteniendo una uva de calidad. Creemos que los ensamblajes de variedades pueden ayudarnos a ofrecer vinos interesantes y con un nivel de diferenciación elevado. Esto el consumidor lo percibe y agradece, y por eso muchos de nuestros esfuerzos van dirigidos hacia ese objetivo. Otra línea en la que trabajamos es desarrollar el producto ecológico. La Mancha es una de las regiones que más porvenir tiene en este tipo de producciones, tanto en vino como en aceite.

 

Casi todas las zonas productoras están defendiendo a capa y espada sus uvas autóctonas. ¿Qué acciones llevan a cabo para dar valor a su blanca Airén y su tinta Cencibel (Tempranillo)?
Son variedades que tenemos la obligación de preservar. La Tempranillo es más conocida y más fácil de entender por todo lo que ofrece. Sin embargo, en la Airén hemos creído poco. Tiene virtudes diferentes y las tenemos que dar a conocer y potenciar. La viña vieja de esta variedad es un tesoro, ya que su autorregulación y equilibrio hacen que el fruto sea de una calidad y una maduración excepcionales. Estamos en un punto en el que la calidad se prima frente a la cantidad en nuestras bodegas y cooperativas, lo que a largo plazo debe ser rentable para todos y es hacia donde tenemos que tender.

 

En un viñedo tan extenso como el manchego, ¿os habéis planteado llevar a cabo una división en subzonas para definir más concretamente el origen de las uvas?
Cuando llegué al Consejo Regulador fue una de las cosas que nos planteamos muy seriamente. Tanto fue así que trabajamos conjuntamente con la Universidad de Castilla-La Mancha para realizar un estudio sobre la posible zonificación de la región. La conclusión fue que a pesar de la gran extensión del viñedo manchego, el terreno y sus condiciones no eran muy diferentes. Esto no quiere decir que no existan parcelas con diferencias considerables, pero no lo suficientemente extensas como para hacer una subdivisión zonal. En cualquier caso, pienso que hay que seguir trabajando con la idea de obtener una fórmula en la que se den a conocer las especificaciones de La Mancha, que las tiene. Parece que se conoce todo de esta región, pero es una tierra que no te deja de sorprender.

 

¿En La Mancha hay condiciones y materia prima para lograr vinos de una gran longevidad?
Sin lugar a dudas. Lo que hace falta es creer en nuestras posibilidades y en consecuencia trabajar para obtener vinos con las características adecuadas para que aguanten el paso de los años. Materia prima y condiciones tenemos. Ahora hay que ponerse manos a la obra.

 

¿Qué añada de las últimas vividas en la región va a quedar en el recuerdo de todos?
Hay una añada en tintos que no se va a olvidar fácilmente y que la tenemos muy reciente. 2014 nos brindó unos Tempranillos extraordinarios. Solo con el paso de los años podremos conocer y mirar con respeto la grandeza de un año como este.

 

¿Qué condiciones presenta La Mancha para que sus tintos jóvenes resulten tan agradables para un consumo cotidiano?
El clima cálido y el gran número de horas de sol al año son fundamentales para que la uva madure completamente y ceda al vino todo su potencial aromático. Esto llevado a la cata se traduce en vinos perfumados con aromas de fruta negra y roja siempre acompañados de un perfil goloso y un paladar agradable sin ninguna arista tánica. Otro punto fuerte es la gran diversidad varietal de la que disponemos. Esto hace que el consumidor tenga donde elegir.

 

Las salidas promocionales de los vinos manchegos a mercados internacionales se cuentan por éxitos. ¿Qué buscan fuera en estos vinos?
Se trabaja mucho para que La Mancha encuentre su hueco en los diferentes mercados internacionales. Hay una cosa que tenemos clara: los nichos de mercado son diferentes, pero se entrelazan y por lo tanto es bueno ampliar horizontes porque nos abre puertas a otras oportunidades comerciales. En China hace unos años marcaba tendencia el gusto por el vino con exceso de madera. Hoy buscan vinos más afrutados, con crianzas más ajustadas y menos estructurados. Son más de tintos aunque poco a poco apuestan por los blancos. En Europa no hay tantas diferencias en cuanto al gusto. Eso sí, los tintos jóvenes son los que nos van abriendo camino en este difícil negociado.

 

Y en casa, ¿cómo se manejan en un país en el que el mercado del vino está cada vez más atomizado y las maquinarias de comercialización son más complejas?
El mayor problema es el bajo consumo. Afortunadamente considero que hemos tocado fondo, pero hasta que se recupere pueden pasar muchos años. Con este escenario es difícil adquirir cuota de mercado porque hay que quitar una botella para meter la tuya. Se está luchando para avanzar sobre todo en los lineales aunque no se descuida el canal Horeca. En un consumo que no aumenta, La Mancha ha subido el consumo relativo. Eso significa que se está empezando a conocer y a respetar. Se está haciendo un gran trabajo para llegar a los jóvenes. En España hay una separación entre el vino y la sociedad enorme. Trabajamos para salvar esa distancia y captar la atención del consumidor. Una vez hecho eso, ya hay mucho ganado.

 

Ejerza de embajador y recomiende primero, segundo y postre de tradición manchega con un vino que armonice de maravilla.
De aperitivo podemos empezar con una tabla de quesos manchegos de diferente curación con un espumoso. Después, unas tradicionales migas acompañadas de un blanco de Airén para seguir con unas chuletillas a la brasa del reconocido cordero manchego con un tinto joven o un joven roble y, de postre, flores manchegas armonizadas con un dulce de Moscatel de Grano Menudo.

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