- Redacción
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- 2018-04-05 14:36:28
Es uno de los rostros más conocidos del periodismo deportivo, Caballero del Champagne y ahora inventor enológico con Wine Lightbox. Sergio Sauca ha hecho oficio de sus grandes pasiones.
El deporte y el vino han marcado tu carrera y tu vida. ¿En qué punto convergen?
M ucha gente puede pensar que son incompatibles, pero para nada. La clave está en la moderación: una copa de vino en la comida es sensacional. Yo siempre cuento la siguiente anécdota: Martín Fiz, uno de los mejores atletas que hemos tenido, siempre tomaba una copa de vino en las comidas. Miguel Indurain, Alberto Contador, Zidane, Figo... son muy aficionados al vino. Muchos deportistas profesionales (en disciplinas durísimas) toman vino a diario, aunque es cierto que en el mundo del fútbol no está muy extendido el consumo de vino.
Te defines como un friqui del vino. ¿De dónde viene esta afición?
M is recuerdos del vino están muy asociados a la infancia, a mi padre compartiendo botellas con amigos. Pero el clic fue en el Mundial de Fútbol de 1998, cuando TVE me encargó cubrir el sur de Francia. El campamento base era Burdeos, una de las grandes mecas del vino. Para mí fue un antes y un después. Admiro el profundo respeto que sienten en Francia por el vino; su extensa cultura. Aquello fue como un virus, se te mete dentro y ya no te liberas... afortunadamente. El otro punto de inflexión fue hace tres años, cuando Pepa Fernández me propuso hacer El Saucacorchos en RNE.
Wine Lightbox revela la esencia de un vino a través del color. ¿Cuál es su origen?
L a pasión por el vino es el elemento conductor. Así nos conocimos Enrique Leal –su socio– y yo. Él se dedicaba a la luz y yo al periodismo deportivo, pero los dos éramos grandes amantes del vino. Queríamos fusionar la iluminación y el vino, y lo que empezó como una idea loca de dos amigos se ha convertido en un proyecto muy satisfactorio, completamente vivo. Hemos descubierto lo fácil que es para la gente entender el vino a través del color. Y tan importante es el color como la luz que reproduce el color, esa es la clave. Nuestras catas sorprenden muchísimo... ¡incluso a nosotros mismos!
¿Qué es lo que bebe al volver a casa un Caballero del Champagne?
P resumo de ese título y también de ser Embajador del Habano (risas). No es que me reporten beneficios, pero me hacen feliz. La verdad es que me gusta mucho beber champagne. A ser posible, que sean viejos y que tengan acidez. Y me gustan más los Blanc de Blancs. Cada vez bebo menos tinto, y más blanco y más champagne. No sé si va con la edad, con el número de vinos bebidos o con los matices... Eso sí, me siguen fascinando la elegancia y la acidez de los Rioja tradicionales. Tienen mucha personalidad. Igual que los vinos de Jerez.
¿Con quién te gusta descorchar tus vinos favoritos?
Y o lo tengo clarísimo: con buenos amigos que disfruten del vino tanto como yo. El vino es para compartirlo; para compartir con gente que sepa valorar una bebida muy especial y que tiene siempre un mensaje. El vino no lo entiendo si no es compartiéndolo con alguien. Además, hay una liturgia: eliges ese vino para descorcharlo con una determinada persona... ¡a veces esperas incluso ocho años para que esté perfecto! En mi caso cada botella tiene un porqué, y compartirlo con cada persona también tiene un porqué. Por eso quiero que esa persona valore también lo que significa.
Algún recuerdo confesable vinculado al vino como periodista deportivo...
B arcelona 92 marcó un antes y un después. Tengo grandes recuerdos de las madrugadas barcelonesas, del momento en que los periodistas nos reuníamos después de larguísimas jornadas. Nos quedábamos hasta la una o las dos tomando un vino y picando algo, disfrutando del buen clima y brindando por una gran época. También recuerdo con mucho cariño el Mundial de Fútbol de 2010. Yo estaba en Sudáfrica y brindé por la victoria de España con un Klein Constantia, ¡no podía ser de otra manera! Allí descubrí los vinos sudafricanos y este magnífico dulce, de los mejores del mundo.