- Redacción
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- 2018-05-03 10:24:00
Mäbu cumple 10 años y lo celebra con un disco de singularidades compartidas. En junio estarán en el Turmalina de Navarra, un festival en el que vino y gastronomía juegan un papel fundamental.
Habladnos de 'Décimo', ese cuarto disco tan especial con el que celebráis aniversario...
E s un proyecto que empezamos a preparar con tiempo, un año antes. Es el autohomenaje que nos hacemos para celebrar nuestros 10 años como banda. Queríamos hacer algo especial y decidimos hacer un disco con 10 canciones y 10 invitados especiales, y acompañarlo de una gira. También era una manera de dar una nueva vida a esas canciones, un nuevo camino. Hemos tenido la oportunidad de contar con artistas muy grandes: Rozalén, Marlango, Estíbaliz Uranga, Izal, Mikel Erentxun, Iseo, Jorge Marazu, Adriana Moragues, Rayden y Marilia.
¿En qué consiste ese "pop onírico" que tan bien define vuestro estilo musical?
R ealmente es una etiqueta que nos vino dada. Recibimos muchos comentarios de gente que dice que entrar en uno de nuestros conciertos es como entrar en un sueño, en un ambiente que de repente te envuelve y te lleva a un mundo de fantasía. Al principio dices: qué bonito, pero bueno, igual el que lo ha escrito se ha dejado llevar... (risas) Pero después de escucharlo tantas veces es cuando piensas: igual es verdad. Igual es que conseguimos crear un ambiente especial y que remite al mundo fantástico y de los sueños. Entonces decidimos adoptarlo como tarjeta de presentación.
María, hemos leído que el mar te inspira para componer... ¿Y el vino y la buena comida?
L a gastronomía y el vino son necesarios (risas). No es como el mar, que puede ser evocador, sí; pero si no comes y bebes bien, no hay manera. Yo la verdad es que tengo buen comer y buen beber, ¡el vino me priva! Lo que pasa es que ahora mismo en la situación en la que estoy [en el momento en el que hicimos la entrevista María estaba embarazada de su primer hijo] no puedo permitirme el lujo de beberme una buena copa de vino relajadamente, que me encanta. Pero la verdad es que sí, una buena copa de vino en un momento bonito te puede llegar a inspirar una buena canción. Sin duda.
¿Os sentís identificados con estos festivales sostenibles vinculados a la gastronomía?
L a verdad es que el público que acude a este tipo de eventos es la gente que escucha nuestra música, que es bastante tranquila. Lo que vamos a hacer en el Turmalina va a ser un poco más íntimo de lo habitual; pero sí, definitivamente es nuestro sitio. Nos encanta el concepto de festival sostenible. Desde el principio teníamos claro que Mäbu tenía que ser un grupo que pudiese actuar en cualquier sitio sin depender de grandes infraestructuras. Y tenemos la suerte de encontrarnos con formatos más sostenibles y cercanos, donde todo se disfruta de una manera más íntima, más consciente.
¿El hecho de haber nacido en el País Vasco ha marcado vuestra cultura gastronómica?
T otalmente. Somos muy sibaritas, no nos comemos cualquier cosa (risas). Creo que ejercitamos bien el paladar desde que somos niños, lo vives en casa desde que eres pequeñito: el ritual de las comidas familiares, en el txoko con los amigos... ¡y cocina todo el mundo! Tu madre, tu padre, el abuelo, el tío... cada uno tiene su especialidad. Todo eso va quedando ahí. Y lo echas de menos en el día a día. Nosotros pasamos gran parte del año viajando, y tiras mucho de comer en la carretera. Y en el Norte hasta un sencillo menú del día se disfruta de otra forma. Da alegría viajar así.
¿Cuál es el primer vino que vais a beber después de que nazca vuestro bebé?
P ues en el momento en el que pise el Turmalina Fest ese 9 de junio me beberé un buen copazo de vino... Bueno, varios vinitos me echaré (risas). Sí, la verdad es que tengo ganas de un vinito tinto [dice María Blanco].
Yo ahí no tengo que retomar nada [se ríe Txarlie Solano]: Soy más de rosado, me quedo con ese rosado fresquito a media mañana con unos pintxos. Ese paseíto seguro que lo vamos a dar allí en Pamplona.
¡Y brindaremos con vino navarro, por supuesto!