- Laura López Altares
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- 2020-10-05 00:00:00
'El Viejo Boxeador' (Sony Music) es el quinto álbum del cantautor y poeta Marwan, un canto a la resiliencia combativo y optimista en el que rinde homenaje a su padre, Salmán –refugiado palestino que halló la paz en España–.
¿Qué hay de ti en El viejo boxeador que no habías enseñado hasta ahora y por qué?
Hay un artista más crítico y ácido ante ciertas cosas que me dejan estupefacto. A menudo me siento un extranjero en este mundo de las redes que opta por la superficialidad y la incontinencia verbal. Yo trato de hacer de este mundo un lugar más bello y poniendo posturas en una foto no me veo. Intento no juzgar a los que lo hacen, pero quiero hacer cosas con alma, no fast food ni algo vacío. Pero hay muchas más cosas en el disco, sobre todo una búsqueda de nuevos sonidos que agrandan mi repertorio y siento que lo hacen más bello. También siento que hemos elevado la calidad en lo letrístico.
En El Viejo
Ring analizas algunas problemáticas sociales vinculadas a las nuevas canciones
de este nuevo álbum junto a otros invitados: ¿cómo surge la idea?, ¿crees que
la cultura puede ayudar a hacer del mundo un lugar más habitable?
Me lo propuso mi discográfica, Sony Music, para que mostráramos todo lo que soy como artista. Por una parte está el cantante que escribe con intenciones totalmente poéticas y por otra una persona que sueña con transformar el mundo con las letras y sus valores. Creo que la cultura sí puede hacer del mundo un lugar más habitable, pero nos enfrentamos a un sistema mucho más poderoso que la cultura. .. En cuanto al álbum, siento que es el paso más firme que he dado en mi carrera musical: ahora más que nunca sé el tipo de artista que quiero ser y lo que quiero contar.
¿Encuentras inspiración en las cicatrices de viejas guerras?, ¿qué cuentan las tuyas?
Por supuesto. En el desgarro siempre hay gran inspiración. Cuando uno está feliz, vive; y cuando está triste, escribe (no necesariamente todos los temas son tristes, sobre todo en este disco, que es más optimista). Las canciones a menudo somos nosotros haciendo preguntas. Cuando uno está bien, no se hace preguntas; pero cuando está removido, se hace muchas y las canciones a veces no son más que un intento de buscar una respuesta, son nosotros agarrando por las solapas a la vida exigiéndole una explicación. Además, la tristeza es más fotogénica que la alegría, por eso también ocupa más espacio.
¿Contra qué batallas en tu día a día?, ¿qué o a quién subirías a tu ring particular para plantarle cara?
Principalmente he tenido que luchar contras las voces de mi cabeza y contra lo que rechazo en mí, que no deja de ser lo que rechazo en muchas ocasiones en los demás. La relación más difícil muchas veces es con uno mismo. Ya le he plantado cara a mi parte más oscura y entendí que no tenía que plantarle cara, sino escucharla y aceptarla. Solo de ese modo bajan el volumen los fantasmas propios y puedes convivir con ellos o dejan de doler. Y surge tu identidad, que son los valores que desarrollas tras despojarte de miedos y mandatos.
Hay quien piensa que la poesía es sal en las heridas y quien defiende que nos ayuda a salvarnos... ¿Y tú?
La poesía es un modo de entender la vida. Y también un modo de ensancharla. En el día a día, muchas veces no somos conscientes de la grandeza de la vida. La poesía y la canción de autor rescatan esa grandeza y, a través de la mirada del poeta y de su forma de contar las cosas que vivimos, vemos o sentimos, nos convierten en protagonistas de algo grandioso, que no percibiríamos a veces si no fuera por esa mirada. Tanto el poeta como el músico que llevo dentro buscan descifrar esto que llamamos existencia a través del arte, pero con mecanismos diferentes.
¿Y qué hay del vino?, ¿crees que podría inspirarte para escribir una poesía o una canción?
Hacer vino es un arte que se puede hacer con mayor o menor calidad, y en el que cuenta todo lo que envuelve su proceso, desde la calidad de la tierra donde se planta, pasando por los cuidados de las cepas y la forma de hacer el vino hasta que acaba en el paladar de quien lo bebe. Por supuesto que se puede hacer un poema alrededor de esto. El vino y el hecho de beberlo tienen una gran mística a su alrededor, así como la enología. Musicado no sería tan bonito como escribiéndolo en un poema, que permite más anudar y desanudar los conceptos y las acciones que la canción.