- Redacción
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- 2011-02-01 09:00:00
Las tierras zamoranas, que colmaron de pan, vino y lana los mejores tiempos de Castilla, la sombra alargada del románico, la hechura rotunda de la piedra. Y, para el reposo, buena mesa regada con la versión actual de vinos con vocación de durar para siempre. Esos caminos y esas sabrosas experiencias son las que propone y guía “El Sabor del Vintage”, la agencia enoturística de Toro.
Entre la Colegiata y la Torre del Reloj se respira historia, pero corre la vida. Cada día, a las nueve, suenan 53 campanadas que aún dan memoria solemne de las 53 leyes reales que aquí se firmaron, cuando Toro y Zamora competían como cabeza coronada de Castilla y potentes mercados, incluso exportadores. Aquella memoria no solo se extiende en el aire, a campanadas, sino que ha quedado grabada en piedra, en escudos, en orgullosos templos, en palacios señoriales -el de Los Condes de Requena, de estilo gótico del siglo XVI; el de los Marqueses de Castrillo, hoy Casa de la Cultura; el Palacio de Bustamante o el propio Palacio de las Leyes, donde se leyeron las disposiciones testamentarias de Isabel la Católica-, en una primorosa estructura urbana que no ha perdido el aire medieval y donde aún parecen resonar taconeos de alcurnia, poder de cielo y tierra, tan sólidos como su base: “Tierra del pan y del vino”.
Enoturismo en grupo o a la carta
Esa hora, aún fresca en el tórrido verano, aún neblinosa en el gélido invierno, es el momento de cruzar el arco y acompañar hasta la plaza el primer despertar de los vecinos, el olor del pan, el desplegar de los periódicos, el tintineo de los cafés en los bares, la levantada del cierre de los comercios. Y cuando cada cual se enfrasque en su labor, seguir en solitario más alla, tras el Ayuntamiento, a la impresionante Colegiata, a la espectacular esplanada sobre el río. Y dejar hablar al agua y a la piedra.
En la historia de Toro siempre hablarán del vino, que fue pilar de la riqueza, embajador de fama y compañía en la fiesta, consuelo en la tristeza y hasta remedio del hambre. Vino cuyo estilo recio y contundente pasó a ser discutible el pasado siglo y que ahora, conservado y remozado en las mejores manos, vuelve por sus fueros. Por eso en Toro decir turismo es decir enoturismo,
El Sabor del Vintage
Así lo ha entendido la agencia que mejor conoce Toro y que desde hace años, auspiciada por el Consejo Regulador, programa El Sabor del Vintage. Recorridos a la carta, a gusto de los visitantes y acordes con su disponibilidad de tiempo y sus intereses, o bien, acomodo en un grupo con atractivos programas, incluso con transporte, para que la cata y la degustación de vino no se vea limitada por la necesidad de conducir.
La gestión y organización está en manos de Viajes Iberia, pero es El Sabor del Vintage quien se encarga de acompañar por los caminos del vino y de la historia, abrir las puertas y hacer compatible el ritmo del trabajo propio de bodega con el de acogedoras y didácticas anfitrionas. Así nació un programa de visitas guiadas bajo el nombre genérico de El Sabor del Vintage, una oferta muy variada que no solo se acomoda a todos los gustos y tipos de público, sino que permite repetir, sin repetirse.
El combinado de cada una de las rutas incluye invariablemente vino, gastronomía, arte e historia, pero unas son más contemplativas, otras más sibaritas y aun otras más activas y deportistas. Valgan unos ejemplos:
La cita puede ser en San Román de Hornija (Valladolid), donde está enterrado el rey visigodo Chindasvinto. En la bodega Elías Mora, su enóloga y propietaria, Victoria Benavides, desvela el alma de sus vinos. De vuelta a Toro, el enólogo de Torreduero, Felipe Nalda, perteneciente al grupo Bodegas Riojanas, muestra las técnicas de elaboración de una bodega de última generación. La comida corre de la mano de Agustín Gamazo, en Morales de Toro. La tarde en Toro profundiza en el pasado de 105 reyes, monarcas y obispos, y en la historia escrita en piedra y en ladrillo salpicada por la noble villa.
Otra opción se iniciaría, por ejemplo, en Rueda, patria de los vinos blancos de la región. Se visita la Bodega Gótica, modélica en tecnología donde degustar monovarietales de Verdejo y Sauvignon Blanc. Ya en Zamora, la familia de Francisco Casas abre las puertas de su bodega en Morales de Toro. Almuerzo y descanso en la localidad de Tiedra, en Casa Andrea, un centro de turismo rural con el más puro estilo castellano, con vaquillas, doma de caballos y una pequeña granja. En la tarde, Toro, sus calles, el Alcázar, la atalaya para disfrutar de la vega toresana y alguna de sus bodegas subterráneas.
Morales de Toro, de innegables raíces vinícolas, es parada inagotable, por ejemplo, para conocer a Wenceslao Gil, el enólogo más veterano de la Denominación de Origen, que ejerce en Vega Saúco, a Abdón Segovia, que lleva más de 40 años mimando la viticultura, o a la la familia Los Yerros, y compartir con ellos, según la época, plantación, poda, vendimia, aclareos o cualquiera de las labores de campo.
Peleagonzalo luce un nuevo atractivo, ya que hace poco que acoge las modernas instalaciones de Pago de Valbusenda, bodega con magnífico hotel de cinco estrellas. Una cata de distintas crianzas con su enólogo Maurilio Segovia es una sabrosa experiencia, tan sabrosa y tan experiencia como la de comer en un gallinero restaurado en el Centro de Turismo Rural Marialba.
Toro, una oferta de ensueño
Quien busque empaparse de cultura enológica ha de recorrer la viña y los secretos de Bodegas Fariña de mano de Manuel Fariña o sus hijos. Él ha sido el embajador por excelencia de los vinos de Toro,de su defensa a lo largo del tiempo y paradigma de la perfecta evolución hacia la elegancia actual.
Actual, de nuevo cuño, es Abdón Segovia, representante de la firma Domaine Magrez. Tiene sus instalaciones en los restos del monasterio de la Trinidad y el actor Gerard Depardieu es la imagen de uno de los vinos, Sand Spiritus, cuyo nombre viene de un convento de clausura fundado por una infanta portuguesa que también se visita y donde sus monjas atesoran preciadas reliquias y relicarios.
Otra interesante aportación foránea es el escocés Grant Stein, que echó sus redes a orillas del río Guarerña para enmarcar con encanto el paisaje, en el terroir en que nacen Estancia Piedra y Paredinas. Y en Villafranca de Duero ya lleva asentada tiempo inmemorial la bodega de doble nacionalidad de la familia Lurton, donde la personalidad de la Verdejo echa un pulso a la fuerza de la Tinta de Toro.
Otra permanente sorpresa es Liberalia Enológica, donde su propietario, Juan Antonio Fernández, acuna sus vinos al ritmo de las mejores versiones de Bach y Beethoven. Y sus vinos lo agradecen.
Para descubrir por qué esto se llama Toro hay que acudir a la plaza en temporada o dar una vuelta ente Morales de Toro y Castronuño cruzando entre reses bravas la dehesa La Requejada en un paisaje serpenteado entre los ríos Hornija y Duero. En Castronuño espera La Malvasía, un nombre de uva para bautizar el restaurante de Ángel Otero, que borda técnicas de cocina moderna sin perder la identidad.
La tarde sería completa con una ruta de senderismo a orillas del Duero y un monográfico sobre la naturaleza en la Casa de la Reserva.
Por contraste, en pleno corazón de Toro, en la calle Rejadorada, la bodega subterránea del mismo nombre es un viaje al pasado trufado de anécdotas, de historia, y de unos vinos con carácter que elabora Luis Remesal. Y no hay más que cruzar la calle para disfrutar de uno de los restaurantes más notables, La Viuda Rica. Y muy cerca, Óscar Garrote alimenta nuestros sentidos en su restaurante La Fragua. O, donde acaba la villa, en una exquisita atalaya sobre el Duero, la mesa más clásica y de siempre en el Hotel Juan II.
Toro es también su entorno: Rueda, Zamora... y siguendo el reclamo del románico más evolucionado, en Viñas Zamoranas, en Coreses, Agustín Lorenzo ha querido conservar con su Tresantos las raíces. el patrimonio y los oficios en una tierra de vinos, Y como contraste, la sorpresa es catarlos “pasados por agua”. Por supuesto, no los vinos sino los catadores. La cita es en el spa del complejo Convento y el relajante y completo tratamieno se llama, como no podía ser menos, Hidrovinum.
Todo eso cabe en ofertas de un día, de un fin de semana, en transporte propio o en el Vintage Bus, en solitario, en familia o en grupos. Toro espera, ha esperado siglos, y es una pena perdérselo, o hacerle esperar más.
C.R.D.O. Toro
Palacio Condes de Requena
49800 Toro (Zamora)
Tel. 980 690 335 Fax. 980 69 32 01
www.dotoro.es / consejo@dotoro.es
Enoturismo Toro
El Sabor del Vintage
Panera de la Iglesia de San Juan S. XVIII.
Plaza Mayor, 11.
49810 Morales de Toro (Zamora)
Tel. 691 181 210 / 691 484 773
www.elsabordelvintage.com
Programas y Reservas
Viajes Iberia
Grupo mínimo: 10 personas.
Tel. 980 557 665
zamora.victorgallego@viajesiberia.com
Día Completo (Paseo de ronda por Toro):
11.00 h. Recepción en el centro de Enoturismo. Visita de una bodega. Cata dirigida de tres vinos. Almuerzo en restaurante.Tarde libre para visitar El Alcázar, La Colegiata, El Palacio de los Condes de Requena, etc. Precio: 65 e
Fin de semana
(Dormir en la Atalaya del Duero):
Sábado: Recepción en el centro de Enoturismo. Visita de una bodega. Cata dirigida de tres vinos. Almuerzo en restaurante. Tarde libre para visitar Toro. Cena fría con maridaje de 3 vinos y productos con Garantía de Calidad de Zamora. Alojamiento en hotel tres estrellas, habitación doble.
Domingo: Desayuno. Recogida en el hotel para visitar una Bodega Tradicional en las entrañas de Toro, en las cavas subterrráneas de la villa. Precio total: 125 e
Vintage Bus
Día completo con visita guiada
y transporte en autobús.
Desde Madrid, Castilla y León
y Asturias: 100 e.
Desde Castilla-La Mancha, Extremadura
y Galicia: 150 e