- Redacción
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- 2009-11-01 00:00:00
En cualquier época los recodos del Miño, el Avia, el Arnoia invitan a disfrutar en los balnearios o adentrarse en los bosques. Más aún en otoño, cuando las viñas que dan vida al Ribeiro lucen sus mejores galas, ocres las de uva blanca, rojizas o púrpura las tintas. El vino nuevo aún bulle en las cubas y un puñado de bodegas de puertas abiertas invita a catarlo y a celebrar con castañas el magosto. El Ribeiro es un puzle de diez pueblos diseminados en innumerables parroquias con personalidad propia. Los caminos se flanquean con Cruceiros y Petos de Ánimas, que son la hucha devota donde los fieles depositaban sus limosnas con la esperanza de que el santo tallado en madera o las ánimas del purgatorio protegieran su camino en los bosques tenebrosos. El minufundio y el autoabastecimiento han configurado innumerables adegas domésticas -de colleteiro-, de las que apenas la ejemplar cooperativa y una treintena embotellan y etiquetan. Pero incluso las más actuales y de tecnología más vanguardista se arropan en jardines floridos de pazos de labor, como Casal de Armán, Viña Meín, Pazo Casanova..., o perviven sobre añosos lagares como el de Merens o el moderno Coto de Gomariz, con sus viñedos en pendiente. Otros, como el Castrum Minei, se asoman al río o se refugian en ámbitos eclesiales, esos monasterios o rectorales que salpican su gracia o su magnificencia por Ribeiro, como el de San Clodio, el más espectacular, convertido hoy en hotel monumento. desde Roma y quizás antes... Las primeras ordenanzas del Ribeiro se recogen en la legislación de Rivadavia de 1594, lo que da idea de la historia y la importancia del vino en la zona, desde los romanos. El Consejo Regulador se formalizó de los años 50 y una modificación reciente ha incorporado los tradicionales vinos tostados. Con una gran inversión en la tecnología de las bodegas, el nuevo Ribeiro es ya una realidad. Blancos ligeros y aromáticos, florales o afrutados, de Treixadura, Godello, Loureira... Tintos cada vez más complejos, de Caiño, Mencía, Sousón, Brancellao... con cuerpo y poder; vinos biodinámicos, dulces naturales como el histórico tostado y, para aprovechamiento total de la uva, aguardientes de orujo en cada bodega, licores perfumados con el olor del entorno o incluso con el exotismo del Blue Mountain para el licor café. mas allá de la copa y la mesa Ése es el recorrido a través de la copa en un territorio -la Galicia Meridional de Ourense- donde el milagro del monte preserva la viña de los malos vientos, de las malas nubes. Vinos y copas para acompañar una gastronomía rotunda que imita al cuerno de la abundancia. Ahora, cuando los primeros fríos convocan la matanza, lo mismo en el regio salón de la Abadía de Arnoia que en cualquier mesón popular, acuden a la mesa todas las delicias del cerdo, desde la oreja al rabo pasando por esos bocados entrañables que son las chacinas, con dos o tres tipos de morcilla... Todo eso, más un morcillo de vacuno, más una gallina añeja, y berza, y grelos y garbanzos y cachelos componen el cocido del día. Todo un monumento. Pero la Ruta del Ribeiro rebasa el ámbito de la mesa y se adentra en uno de los enclaves más representativos de la cultura y la arquitectura gallega, un patrimonio artístico magníficamente conservado. Castros, juderías, pazos, monasterios e iglesias que se integran perfectamente en el paisaje del agua y el vino, en renovados balnearios y villas termales que ya fueron motor turístico hace dos siglos y en las fiestas en torno al vino: la Feria del Vino del Ribeiro o la Fiesta de la Vendimia. Consejo Regulador D.O. Ribeiro C/ Salgado Moscoso 11 32400 Ribadavia (Ourense) Tel. 988 477 200 / Fax: 988 477 201 info@ribeiro.es / www.ribeiro.esC/