- Redacción
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- 2015-07-22 14:19:39
¿Cuál es su destino de vacaciones? ¿Playa o montaña? ¿Excursión o descanso?... No importa. Quien se quede en la piel de toro, esté donde esté y pase por donde pase, encontrará un vino esperándolo. Y muchos más. No hay que limitarse a pedirlos en la carta del restaurante. La experiencia más enriquecedora, los recuerdos más inolvidables no pasan por beberlos, sino por vivirlos. Eso, tan sencillo, se llama enoturismo.
Texto: Ana Lorente / Fotos: Heinz Hebeisen
Abre la puerta de las bodegas que jalonan el camino para conocer de primera mano cómo nace, cómo se hace, esa copa que te gusta. Sube a ese cerro y deja correr la vista por el viñedo que se extiende hasta sus pies. España, en todas sus regiones, en la Península y las islas, es un inmenso viñedo, el mayor del mundo, y en esta época, a lo largo del verano, la uva irá madurando hasta el momento óptimo de vendimia. La veremos cambiar de color, las blancas se tornarán trasparentes; las tintas, granates y moradas, y así el paisaje cambiará día a día. Recorrerlo es un placer, un viaje inicíatico, sea en los pies de los Pirineos, en el Somontano, o en las terrazas de los ríos y las rías gallegas, en el Ribeiro, las Rías Baixas o la Ribeira Sacra; sea en las colinas blanquecinas de las albarizas de Cádiz, del Marco de Jerez y la Serranía de Ronda; sea en las milagrosas terrazas del Priorat, del Montsant, del Bierzo o Costers del Segre, o en los llanos del Penedès, de Rueda, de la Ribera del Duero y la vecina Cigales, en la Ribera del Guadiana, la Manchuela, los bosquecillos de Yecla, de Jumilla, de Bullas, de Campo de Cariñena, o asomados al mar, como el txakoli o en el Empordá o el Alicante costero, tan distinto del interior y de la valenciana Utiel-Requena, o en la variada Rioja y su vecina Navarra, o de la secreta Arlanza…
Para descubrir tantos caminos del vino, las guías más precisas son las que propone la Asociación Española de Ciudades del Vino, que agrupa más de 80 localidades donde el vino es patrimonio cultural y económico, y ha creado el Club de Rutas del Vino de España, con 25 rutas certificadas en las que se ofrecen actividades guiadas o no, sugerencias sobre ocio, alojamiento, gastronomía, en fin, todo lo que se puede soñar para unas vacaciones inolvidables.
Fuera de esas Rutas certificadas, basta curiosear la información de cada Denominación de Origen para encontrar ideas para planificar cualquier recorrido y datos como los calendarios y horarios para concretarlo con reservas y facilidades. Además, muchas bodegas proponen también sus programas independientes, con o sin alojamiento, con o sin balneario de vino, pero siempre con una interesante visita que muestra cómo cada bodega es diferente incluso de sus vecinas, cómo diseña vinos diferentes y cómo cada detalle está marcado por su personalidad, por su filosofía y su historia. Y, por supuesto, cada visita concluye con una cata de sus vinos contados por quien los conoce a fondo, una ocasión excepcional para preguntar, profundizar o, simplemente, gozar.
Recorrer una viña cuando por la mañana aún esta perlada por el rocío, perderse en los sombríos laberintos de una cava, relajarse con un masaje exfoliante y rejuvenecedor de vino, cenar productos de la tierra regados con vino de la tierra, trepar montes, bajar ríos, visitar castillos y monumentos fantásticos, visitar una lonja y conseguir el pescado para el arroz cuando el vino elegido ya está puesto a refrescar... Pequeños y grandes placeres que harán que la copa cotidiana sea más reflexiva, más recordada, más interesante, más rica en todos los sentidos. Y para todos los sentidos.
Feliz verano. Felices vinos.