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Marqués de Riscal, un nudo entre el pasado y el futuro
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Marqués de Riscal, un nudo entre el pasado y el futuro
Redacción
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2016-01-25 13:24:39
El paisaje riojano, sus viñas y sus bodegas son siempre una lección para disfrutar mejor del vino, y hasta de la vida. Si esa bodega es Riscal, la más antigua, viva y completa, y si la visita se prolonga con parada y fonda, el viajero no olvidará jamás que tras la impresionante arquitectura -o mejor, escultura- de Frank Gehry, bajo sus brillantes olas metálicas de colores que se avistan desde muy lejos, el tiempo cambia de ritmo y se demora en la contemplación de cada detalle, en el sonido de los pasos sobre la piedra, en el silbo del viento, en el abrazo de un colchón o en la tibieza del agua del balneario. Y, por supuesto, entre copas, entre vinos.
Como bodega, la que fundó Camilo Hurtado de Amézaga, Marqués de Riscal, en 1858 es la más antigua de Rioja. Como hotel, el que ha promovido su nieto Paco, el actual Marqués, es el más futurista, y realmente costará mucho desbancarle en el podio de la modernidad.
Ha venido a integrar una Ciudad del Vino, que ocupa 100.000 metros, en la que sus interminables galerías de guarda y las sucesivas bodegas de piedra en torno a la Plaza del Reloj acogen con repetuosa admiración la obra vanguardista de Frank Gehry. Aquí sus lazos inconfundibles de titanio tricolor, evanescentes como los aromas de los vinos, han conseguido aunar la obra histórica con el hotel que asoma la mirada sobre las viñas y hacia villa de Elciego sin superar ¡faltarían más! la altura del campanario, con el balneario de vinoterapia envuelto en el verde de la hierba jugosa, y con el restaurante coronado de estrellas. Lo rige Francis Paniego, como Caudalie en el Spa y la cadena Starwood Resorts el hotel. Es decir, lo mejor de cada casa.
Y eso se nota desde el mullido de las almohadas hasta el silencio de las alfombras, desde la generosidad del espacio hasta la sorpresa de los muebles diseñados ad hoc, o la exquisitez del servicio, o la paz de las piscinas y la variedad de los tragos en la biblioteca. En fin, un lugar para perderse…. y encontrar de todo.