- Redacción
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- 2018-04-05 14:33:45
Situada en el corazón de la Rioja Alta, invita a vivir sus históricos vinos en un emocionante viaje sensorial a través del tiempo para acercar la cultura del vino de una forma sencilla y divertida
C ada rincón de Bodegas Riojanas está impregnado de historia: la historia de una honda pasión por el vino que se vive con la misma intensidad 128 años después de su fundación. Sus orígenes se remontan al año 1890, cuando la familia Artacho –con una profunda tradición vinícola que ya les había reportado la Medalla de Oro de la Exposición Universal de Barcelona de 1888– unió su destino al de Rafael Carreras. Situada en Cenicero, en pleno corazón de Rioja Alta, está empapada de sabiduría vinícola. De hecho, es una de las bodegas centenarias de Rioja fundadoras de la D.O. y sus calados han sido testigos privilegiados del arte de la crianza en barrica, que las familias Frías y Artacho dominan con maestría y han transmitido de generación en generación.
El edificio original, creado en 1890, se ha convertido en un Salón–Museo en el que se exhibe una muestra de utillajes, herramientas y maquinaria vinícola utilizadas durante el último siglo. Al adentrarnos en este apasionante viaje enoturístico a través del tiempo también podemos contemplar las ampliaciones que se han llevado a cabo a lo largo de los años, descubriendo los distintos métodos de elaboración y crianza que han convertido a Bodegas Riojanas en un referente en la elaboración de vinos históricos.
Además, proponen un sorprendente recorrido interactivo que pone a prueba los sentidos y guarda en la memoria las sensaciones que provoca una copa de vino. Lo hacen en un espacio didáctico único en La Rioja: la Sala de Sensaciones del Vino, una divertida forma de abordar la cultura del vino. En la zona visual se puede apreciar la evolución del color de los vinos en función de su crianza y averiguar así su edad y proceso de elaboración: amarillo dorado, rosa claro, frambuesa, rojo púrpura... En la zona olfativa se puede jugar a adivinar doce aromas característicos del vino a través de vista y olfato (¿mora?, ¿chocolate?, ¿violeta?, ¿canela?).
Con Los sonidos del vino aprenderemos que un vino está lleno de matices que es interesante descubrir: desde el sonido de la uva al ser vendimiada hasta el del choque de las copas en el brindis, pasando por los sonidos del despalillado, la fermentación o el descorche.
Y en la zona táctil se pueden palpar la vid, el raspón, los hollejos o una duela de barrica. La pasión de Bodegas Riojanas por el vino y todo lo que le rodea pasa, inevitablemente, por un fuerte apego a la tierra que da forma a sus viñas. Cultivan más de 200 hectáreas en Rioja Alta, pura esencia y carácter que se refleja en sus vinos. Pero hay mucha más diversidad porque entre los diferentes proyectos en los que está inmerso el grupo se encuentra la elaboración de vinos en distintas denominaciones: Rueda, Toro y Rías Baixas.
Para la fase gustativa, nada mejor que acercarse hasta su preciosa vinoteca, enclavada sobre un barranco natural, escoger entre la gama de vinos de la bodega y, por qué no, detenerse en el Monte Real Reserva de Familia, un vino que representa el carácter auténtico del Tempranillo riojano y la singularidad del viñedo de la localidad de Cenicero: 100% tempranillo, 100% riojano. Elaborado exclusivamente a partir de una selección de parcelas del paraje El Monte, propiedad de las familias fundadoras, muestra matices de frutos rojos adornados por una crianza inteligente (especias, leves ahumados). Equilibrado, sabroso, noble en su tanino. Historia viva del vino.
Pero el vino no es el final del camino, a veces es una excusa para disfrutar de las diferentes actividades (exposiciones, conciertos, cursos...) que encontraremos en alguno de los espectaculares espacios de la bodega, como ese curioso cementerio con 126 nichos en el que descansan botellas que van de 1888 a 2011 –cada añada, acompañada del hito cultural, social, político o deportivo más relevante de esa fecha–. Porque el vino en Bodegas Riojanas es fuente de inspiración, autenticidad, tradición e innovación: sorpresa continua.