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Ruta del Vino de Alicante, cantos mediterráneos

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  • Redacción
  • 2019-01-31 00:00:00

Las viñas alicantinas crecen mecidas por la brisa del mar, resisten ardientes horas de sol y transforman el privilegiado clima y los suelos del territorio en jugosos vinos gobernados por la seductora Monastrell. Esta inolvidable ruta cultural alberga una maravillosa rareza enológica, el Fondillón, y vincula las bellas singularidades de los municipios que la conforman.


E l poderoso influjo del Mediterráneo –y el intenso cruce de culturas que supuso para el territorio alicantino– ha trazado el destino de la Costa Blanca, salpicada de castillos y atalayas; generosas playas; pintorescos y bellísimos pueblos; inesperados y densos bosques de pinos; imponentes montañas que miran al mar; frondosos palmerales; escarpados acantilados y calas recónditas; exuberantes huertos frutales y campos dominados por el almendro, el olivo y la vid. Esas peculiares viñas, mimadas por la brisa mediterránea, llegaron al corazón de Levante hace miles de años (de la mano de griegos y fenicios) y guardan con celo uno de los mayores tesoros enológicos de nuestro país: el Fondillón.
Pero la riqueza vitivinícola de la provincia, marcada por la autóctona uva tinta Monastrell, nos lleva más allá del vino predilecto de navegantes y descubridores: supone un apasionante viaje a través de los municipios que conforman la Ruta del Vino de Alicante, de sus paisajes, sus gentes, su gastronomía: de su inmenso patrimonio cultural, del que podéis conocer mucho más en www.comunitatvalenciana.com y rutadelvinodealicante.com. Al norte, en la zona de La Marina, se sitúan los municipios de Alfaz del Pi, Teulada-Moraira, Calpe –con su inconfundible Peñon de Ifach, el acantilado más alto del Mediterráneo– y la Vall de Pop (Castell de Castells, Benigembla, Murla, Parcent, Alcalalí, Xaló, Llíber, Senina y Benisa). Al sur se encuentra el Vinalopó, con los municipios de Algueña, Monóvar, Novelda, Petrer, Pinoso, Salinas, Sax y Villena.
Los sorprendentes contrastes de la región también se reflejan en la personalidad de los diferentes vinos de la Denominación de Origen Protegida Alicante, tierra rica en microclimas –con influencias continentales en el interior y suavizados en la costa– y con suelos óptimos para el cultivo de la vid –de elevada porosidad y permeabilidad–.
La resistente Monastrell –que aguanta estoicamente la sequía y los tórridos veranos– es el estandarte de la Denominación de Origen –representa el 75% del cultivo–, y se diferencia de las de otras comarcas por su frescura y facilidad para combinarse con otras variedades. Sus jugosos vinos despliegan intensos aromas a higos, ciruelas y otras frutas mediterráneas.
La Moscatel de Alejandría acompaña las guardias de la subyugante reina roja del Levante con su verde encanto y su profundidad aromática. Esta versátil uva permite elaborar una gran variedad de blancos y espumosos con toques florales y frutales y vinos de licor (como las deliciosas mistelas de Xaló).

El vino de los navegantes
La D.O.P Alicante no se puede entender sin esa maravillosa rareza vinícola que es el Fondillón, un vino único en el mundo –reconocido por la Unión Europea y con una especial protección dentro de la Denominación de Origen–. El primer vino que dio la vuelta al mundo, inspiración de escritores, reyes y descubridores, nace de la sobremaduración de la Monastrell en la cepa –que es posible gracias a los largos veranos levantinos y a la falta de humedad otoñal–. Su lenta y especial crianza en viejos toneles y barricas alicantinos (uno de los patrimonios más curiosos y preciados de la D.O.P. Alicante) mediante el ancestral sistema de soleras y su fermentación biológica –el alcohol procede exclusivamente de la uva– intensifican su singularidad y hacen posible ese dulzor penetrante y cálido con el que han conquistado el mundo.
Para conocer a fondo la evocadora historia del Fondillón, disfrutar de los mediterráneos vinos de la Denominación de Origen Protegida Alicante, adentrarse en la extensa cultura del vino de la provincia y sentir el territorio de una forma diferente, recomendamos al viajero que se aventure a recorrer la Ruta del Vino de Alicante con total libertad: que se pierda en sus viñedos, que viva el proceso de elaboración del vino en sus bodegas, que duerma en alguno de sus encantadores alojamientos rurales, que saboree su extraordinaria gastronomía.
Además, la Ruta acaba de incorporar el Bus del Vino de Alicante, que saldrá cada sábado desde la capital alicantina con un itinerario muy especial: el curioso visitante podrá conocer una bodega acompañado de un guía especializado, catar sus vinos, degustar la gastronomía de la zona y descubrir el inmenso patrimonio cultural y natural de los destinos turísticos de la Ruta del Vino de Alicante (las plazas pueden reservarse a través del correo electrónico
winebus@rutadelvinodealicante.com).

Capital gastronómica
Otro de los grandes atractivos de Alicante es su excelsa gastronomía, que le ha llevado a convertirse en la Capital Gastronómica del Mediterráneo 2019 y sede permanente, junto a Beirut, de la Academia de Gastronomía del Mediterráneo. Merecido reconocimiento a su magnífica despensa (con productos tan apreciados como la gamba roja de Denia, el langostino de Guardamar del Segura, las cerezas de la Montaña, el tomate de Mutxamel, la granada Mollar de Elche o el turrón de Jijona), sus suculentos platos (sabrosos arroces como el meloso caldero o el arroz a banda, la olleta, la pericana, el gazpacho alicantino, el cocido con pelotas o la toña) y sus excepcionales restaurantes (que atesoran quince estrellas Michelin).
Sabores que nos cantan (y nos cuentan) la historia de un mar de vino.

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