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Rosado en Austria: Steirischer Schilcher De perla rabiosa a vino de culto

  • Redacción
  • 1999-06-01 00:00:00

Hace ya más de 200 años, sucedió que el papa Pío VI (1717 a 1799), que iba camino de Viena a ver al emperador José II, se detuvo en un convento de franciscanos en la región de Steiermark. Luego anotaba en su diario: “Nos sirvieron un vinagre de color rosa que llamaban Schilcher.”

Gracias a esta mención papal, el actual “rosado de culto” de Austria ha hecho historia, aunque negativa. Si hoy el papa Pío besara el suelo de la Steiermark y después degustara lo que crece sobre pizarra, gneis y roca primitiva, probablemente se entusiasmaría con el “delicioso néctar”. Lo haría si le sirvieran el original vino de Waldtraud Jöbstl de Wernersdorf, cerca de Wies en la Weststeiermark. En 1993 creó por primera vez un Eiswein, vino de hielo. Con lo cual demostró que la variedad Blaue Wildbachertraube puede producir una asombrosa gama de vinos, desde el terror del papa (antaño también llamado “vino endiablado”), hasta el concentrado dulce como la miel.
Aseguran que la Blaue Wildbacher ya proliferaba en el siglo IV antes de Cristo. Desde una clasificación de 1841, sólo se puede producir el Schilcher, de color rojo claro (anteriormente “Schiller”), a partir de sus oscuros granos rojos. Los vinos tintos deben declararse bajo el nombre varietal Blauer Wildbacher. Pero no siempre se han respetado las antiguas reglamentaciones. Está documentado que el Schilcher “frecuentemente se producía añadiendo zumo de arándanos al vino blanco” (descripción de 1845). Más tarde, el zumo de la uva Wildbacher a menudo se mezclaba con la cosecha de híbridos (engendros interespecíficos).
El resultado eran vinos de baja calidad con alta acidez. Hace sólo poco más de treinta años, algunos decididos vinicultores de la región de Weststeiermark se dirigieron a Viena para conseguir la garantía de protección legal para su Schilcher. Les fue concedida y, en 1976, se extendió a toda la región de Steiermark. Como seguidamente ese tinto claro se puso de moda por doquier, los vinicultores comprometidos con la tradición fundaron en los años ochenta la asociación comercial “Klassischer Weststeirischer Schilcher” que, tras un examen, concede una marca registrada con un caballo blanco (el animal heráldico de los celtas). Además, esta asociación ha abierto en Rassach la vinoteca “Schilcher Stöckl”, en la que se pueden catar y comprar cincuenta Schilcher desde Abril hasta Diciembre (lunes cerrado).
Con ello, la Weststeiermark no sólo ha salvaguardado la primera posición en cuanto a superficie (380 hectáreas de Blauer Wildbacher). En los últimos años, además, ha habido múltiples esfuerzos para aumentar la calidad, con la reducción de la cosecha, como ha hecho Christian Reiterer de Wies, o bien abreviando el tiempo de maceración sobre los hollejos, elaboración sólo de mosto conseguido sin presión, y elaboración por separado de uvas de cepas viejas, como lo hace Jöbstl. El áspero y acídulo Schilcher, que indudablemente requiere habituamiento, tiene categoría de vino de culto entre sus incondicionales. Pasados están los tiempos en los que se le llamaba “perla rabiosa”. Franz Gosch, de la Asociación protectora del Schilcher, restringe sonriendo: “somos los de Steier los que nos ponemos rabiosos cuando no nos dan Schilcher”.

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1998 Schilcher «Classic»
Weinbau Thomas Strohmaier, Pölfing-Brunn
A pesar de ser juguetón y ligero con sólo un 11 por ciento de volumen de alcohol, a pesar del ácido analíticamente alto (11,1 gr./l.) que no amortigua el azúcar residual, este vino es jugoso, da juego y muestra una sorprendente complejidad. ¿Acaso el Schilcher puede saber aún mejor? Una bebida deliciosa y vivificante para un caluroso día de verano. Acompaña muy bien el pescado a la parrilla, hojaldres y ensaladas.

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1998 Schilcher, Ried Lamberg
Reiterer, Wies (Weststeiermark)
Este vino brilla como el buen salmón y atrae con su marcado aroma de grosella. También su sabor es el de un Schilcher clásico: con nervio, lineal, centelleante, prolongadamente presente. A pesar de tener sólo un 11,3 por ciento de volumen de alcohol, no se presenta como un peso pluma; y no es de extrañar, con un respetable 28,9 gr./l. de extracto libre de azúcar. Un vino interesante para la cocina exótica y asiática, pues absorbe el picante.

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