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Yecla se despereza

  • Redacción
  • 2006-11-01 00:00:00

Tiene una tradición milenaria, fue famosa hasta el s. XVIII, y se especializó en graneles de calidad en base a su maravillosa uva Monastrell. Hoy, tras el fenómeno de Bodegas Castaño, comienza el lento e irreversible desperezamiento de una Denominación de Origen con inmensas posibilidades para los vinos tintos de calidad. Dijo una vez un murciano, después de haber recorrido palmo a palmo su provincia, que era como un jardín plantado en mitad de un desierto. Ahora Murcia ya no es una provincia, sino una Comunidad Autónoma, pero sigue siendo un curioso matrimonio de desierto y jardín que, muerto de sed, se baña en el mar.O lo mares, el grande y el chico. También podría haber hablado de las minas… pero ese es otro cantar. Hay aquí una mano mora, pero también romana y fenicia, una mano con siglos de antigüedad que inventó la ciencia del regadío, sistema arterial que aprovecha poca agua, pero la aprovecha muy bien. Lo que más define a Murcia, antiguo reino musulmán de Murciya, es el cuidado laborioso de la tierra, el mimo con que se lograron del erial los frutos más diversos. En el principio fue el río Segura y su afluente el Mundo, nombre grande para un río pequeño. Fue el Segura, sí, el caudal único que cruzaba los arenales y eriazos del norte del reino para caer en manos de quienes le bifurcaron mil veces, elevaron el nivel de las acequias con ingenios gigantes, norias y aceñas, hasta crear un vergel que ya es más que milenario y se conoce por la Huerta de Murcia. Una sensualidad vegetal que envolvía los goces cortesanos y servía de inspiración a los poetas. Primero musulmanes y después moriscos y mozárabes cultivaron su sensibilidad a la vera de estas acequias. Hay unas jarchas (pequeñas canciones) que nos recuerdan aquella cultura. Una de ellas dice, tal vez pensando en los viticultores de estas tierras solanas y secas: “es la mano del hombre / la que hace hervir la sangre de la Tierra / de modo que sus bienes, abundantes, / sean así como hijos del hombre, / pues el sudor del hombre es el esperma / que engendra todo fruto…” Porque si Murcia tiene sed y necesita un buen trago del Tajo para su fabulosa huerta, en sus tierras vitivinícolas el agua es tan escasa que las precipitaciones más parecen de zona desértica, lo que reduce la productividad de sus cepas a mínimos de subsistencia si no fuera por la excelente calidad de sus vinos. Bullas, Jumilla, y Yecla. Es el reino de la Monastrell y, en menor medida, de la Garnacha tintorera. Tierra granelista que lentamente se aferra a la botella para recuperar el valor añadido de su grado y color, destinado en gran medida a fortalecer los débiles vinos europeos. El viaje del granel a la botella Yecla vive del vino, pero también del mueble. Un peñasco cóncavo acoge a la ciudad, y un santuario en alto hace que suden los devotos de a pie. Cúpulas de azulejos o de teja vidriada, con geometrías ingeniosas, valen para muestra de un arte levantino del que Murcia puede presumir. En Yecla la naturaleza se enamoró del viñedo pero el cielo fue avaro con el agua, y el viticultor debe suplirlo con ingenio y sin cortapisas. Cuando lo hace, y el vino se elabora en buena técnica, el resultado es soberbio. Pero en Yecla, la única Denominación de Origen comunal de España, ha imperado el trasiego de graneles y el comercio de cantidades. Sin embargo, en Yecla se pueden elaborar vinos buenos y modernos según el baremo internacional, cada día más exigente. Lo demostró Ramón Castaño, con hitos como “Hécula”, “Viña al lado de la casa” y “Casa Cisca”. Tras su senda caminan con paso decidido un grupo de bodegueros dispuestos a demostrar que lo de Castaño no es una excepción, sino la máxima expresión de unas posibilidades latentes en una Denominación de Origen llamada a situarse entre las más prometedoras. Porque cuando a la viña se le da lo que pide, y es bien poco, aquí la uva madura pletórica de azúcares, bien provista de ácidos, desbordante de polifenoles. En Yecla sólo hay un problema: la viticultura. Cuando el laboreo es adecuado, el marco de plantación preciso, la densidad de cepas obligada, el cultivo orientado hacia la calidad, entonces Yecla es grande, sus vinos rompen esquemas. Tomemos el caso paradigmático de la Cooperativa La Purísima, la mayor bodega de la zona. Obtuvo en los años setenta el record Guinness como la mayor del mundo por su producción de 60 millones de litros. Hoy ya no es el gigante que fue, aunque aún quedan los depósitos de 2 millones de litros para dar fe de su poderío, pero sigue ocupando un lugar muy destacado en el cooperativismo español. Agrupa a 800 socios que aportan 13 millones de kilos de uva Monastrell de sus 3.200 has., nada menos que el 60 % del viñedo de Yecla. El secreto está en el viñedo Pedro J. Azorín, director técnico, muestra orgulloso el programa informático donde se recogen todas las parcelas, convenientemente registradas en sus parámetros fundamentales. “El secreto está en el viñedo, y nosotros podemos discriminar la uva en función de suelos y microclimas, ya que nuestras parcelas están en terrenos muy distintos, desde arenoso-calizos, hasta sobre la roca madre. Luego primamos la calidad a cada viticultor, lo que produce un efecto contagio”, nos dice orgulloso. Esta capacidad de control y mejora del viñedo se traduce, sin embargo, en una pequeña cantidad de botellas, que no llegan al 25% de la producción, mientras que el resto se dedica a excelentes graneles destinados a dar color y calor a vinos europeos. La razón de que se pierda tanto valor añadido es tan sencilla como dramática: los vinos de Yecla no tienen predicamento en nuestro país, donde son los grandes desconocidos. “Es casi imposible vender un vino embotellado de Yecla en los mercados nacionales, por eso nuestra producción esta orientada a la exportación”. Y sin embargo, qué vinazos puede uno encontrarse en esta Cooperativa, venturosamente gestionada como una empresa moderna, con directivos jóvenes dispuestos a ganar cuantas batallas haya que plantearse para conquistar el merecido reconocimiento. Pienso en “Trapío”, un tinto de gama alta de extraordinaria frutosidad, cuerpo y estructura poderosos, y una boca carnosa donde la excelente crianza aporta suavidad y elegancia. Un vino equiparable a los mejores tintos de Monastrell de la zona, que lógicamente está elaborado con uvas procedentes de cepas muy viejas, de pie franco, en parcelas calizas de arena y pedregal. Quien es capaz de elaborar un vino así, moderno y con el carácter de la Monastrell perfectamente definido, tiene asegurado el futuro. El eje de la Monastrell La sorpresa vino cuando, tras la visita a la Cooperativa La Purísima, nos acercamos a otras bodegas y pudimos comprobar que el impulso modernizador y la preocupación por la calidad, siguiendo la senda abierta por Castaño, es general. Es el caso de Señorío de Barahonda, una bodega ejemplar, de trazado minimalista, elegante y sobrio, que incluye un soberbio restaurante. Antonio Candela, gerente y propietario, nos muestra las instalaciones con indisimulado orgullo. No es para menos. Todo concebido con rigor cartesiano para facilitar un trabajo basado en la escrupulosa elección de los materiales. Madera, cristal y acero; lo bello, lo noble y lo útil. Podría pensarse que todo se queda ahí, en el diseño de la bodega y el acierto decorador, como ocurre en tantos casos, pero no, aquí hay vino y muy buen vino. No en balde la bodega tiene tras de sí una tradición de 80 años. Excelentes vinos que, cómo no, se dedican en un 95% a la exportación. “No hay manera de romper el conservadurismo y la inercia de los consumidores españoles”, nos comenta escéptico Antonio Candela. Sin embargo, a ellos les va muy bien con unos vinos perfectamente elaborados, en los que se aúna la comercialidad con el imprescindible referente de origen, como siempre marcado por la Monastrell. Destaca su línea “Bellum” y en particular, para mi gusto, el “Providencia”, una muestra de saber hacer, muy actual, con la fruta marcada y la madera nueva perfectamente integrada. Otro grande que se tomarán los extranjeros si nuestra cultura enológica no mejora. Es evidente que para que Yecla como Denominación de Origen despegue definitivamente es necesario que se forje un grupo de bodegas capaz de proyectar una imagen de zona de calidad, más allá de las gloriosas individualidades. Por eso resultó tan reconfortante la visita a la bodega “Evine”, la más pequeña de Yecla. Pequeña, pero matona, porque no se arruga a la hora de plantearse grandes vinos, como ”Kyathos”, solo 1.500 botellas de un tinto fabuloso, por nada más que 15 euros. Elegante, estilizado, pero con la fuerza y concentración de la mejor Monastrell. Naturalmente, tal prodigio, obtenido en unas instalaciones pequeñas y modestas, pero adecuadamente equipadas, tiene su razón de ser, que no es otra que las 60 has. de viñedo que poseen en la parte alta de Yecla. El resto es una buena dirección a cargo de Felipe Martínez y de su mujer María José, antigua enóloga de bodegas Castaño, que ha demostrado sobradamente sus excelentes cualidades como elaboradora. “Esta es una bodega familiar que sólo elabora las uvas propias”, señala María José. Para Felipe Martínez el tiempo juega a su favor: “Vamos despacio, buscando la autenticidad”. Auténticos, desde luego lo son, como sus sorprendentes vinos. Como lo es el “triconde” Lamo de Espinosa, tan auténtico que su vieja bodega de cubas de madera parece un daguerrotipo del siglo pasado. Este noble octogenario, soltero, que vive en Madrid, posee excelente viñedos en casi toda la DO. algunos capaces, en teoría, de producir las mejores uvas de Monastrell. Sin embargo, la hidalguía no se compadece con la aventura empresarial y vende su uva cuando podría convertirse en uno de los más claros y poderosos referentes de Yecla. Hay cierta expectación por ver qué pasa con este ingente patrimonio, tan absurdamente desaprovechado. A quién no le ata ningún prejuicio ni blasón es a Pedro J. Martínez, gerente y principal accionista de “Casa de la Ermita”, la exitosa bodega de Jumilla. “Busco entornos diferentes para uno vinos de pequeño volumen y gran personalidad, -comenta con entusiasmo- y Yecla me ofrece lo que quiero sin tener que moverme más que unos pocos kilómetros”. Ha entendido bien Pedro J. las inmensas posibilidades de esta zona, abrazada por tres DO, y que se puede considerar como el corazón de la Monastrell. Por eso ha comprado una bodega, “Casa de las Especias”, que ahora remodela para cubrir todas sus expectativas. “Quiero hacer vinos de gama alta, el primero saldría en 2008 y se llamará “Adeliz”, que es el nombre del viticultor que nos proporciona las uvas. Como ves, le pongo nombre, lo que ya es toda una declaración de principios”. Desde luego, no le faltan ganas de hacer a este jumillano, el primero que se acerca a Yecla como a una tierra prometida, lo que ha creado más de una suspicacia. Para él, Castaño es el referente, y por seguirle -y adelantarle, si es posible- en su camino, puede que se produzcan tropezones. Pedro J., en cualquier caso, es un síntoma de que algo está cambiando en la percepción de las posibilidades vitivinícolas de Yecla. No estoy tan seguro de que ocurra lo mismo con los nativos, tentados por el mueble, que es la verdadera riqueza de la zona. Fabricantes sin interés ni conocimientos compran tierras a viticultores desesperados por la falta de rentabilidad de un viñedo que apenas si produce 2.500 kg. por ha., y que por el escaso desarrollo del vino embotellado se ven obligados a vender su magnífica uva a unos misérrimos 0,30 e. el kilo. Así no hay quien viva del campo, por lo que el peligro del arranque, -sería el segundo en poco tiempo- acecha latente, a la espera de la decisión de Bruselas. Si cunde el ejemplo de Pedro J., si se consolidan las bodegas que tienen la calidad y la botella como referente, si los industriales mueblistas invierten no sólo en viñedo, sino en profesionales de la viticultura y construyen bodegas modernas, si Castaño sigue prestigiando la zona con sus portentosos vinos de la gama alta… y, sobre todo, si los consumidores españoles salen de la rutina y valoran como se merecen los vinos de Yecla podremos contemplar cómo en poco tiempo esta Denominación de Origen murciana se convierte en el nuevo referente del vino tinto español. UNA DENOMINACIÓN DE ORIGEN COMUNAL Yecla está situada al sureste de España y al noreste de la región de Murcia, limitando con las provincias de Albacete y Alicante. Los accesos a Yecla son diversos por estar ubicada geográficamente, como muchos historiadores han dicho, en un cruce de caminos en un límite entre reinos. El término municipal de Yecla está situado a una altitud de 600 a 800 metros sobre el nivel del mar. El clima es continental, con una oscilación térmica de 19,9 º C, con unas lluvias anuales de 327,4 mm. de media. Los suelos son profundos, pobres en materia orgánica y permeables. Están formados por rocas calizas, adecuados para los vinos de calidad. Hay también terrenos arenosos y arcillo-calcáreos A Yecla llega el vino de la mano de los fenicios. Posteriormente, los restos arqueológicos demuestran la notable ocupación romana de la zona, que la convierten en una de las productoras de vino más prestigiosas de la península. Un buen ejemplo son los restos de una bodega datada en el Siglo I de nuestra era, en el paraje de la Fuente del Pinar. Existen indicios de la utilización de la misma hasta finales del siglo XV. Son abundantes los viñedos que encuentran los árabes cuando llegan a nuestras tierras, y en el siglo XVIII Yecla es ya una importante región vitivinícola. Esta tradición se ha mantenido a lo largo de los siglos, dando lugar a una importante industria bodeguera que desgraciadamente ha conocido en los últimos tiempo una notable recesión. La Denominación de Origen YECLA la compone únicamente su término municipal. Se distinguen dos subzonas: • Yecla Campo Arriba. Con presencia mayoritaria de la variedad Monastrell y otras tintas, y graduaciones alcohólicas de 14% o más. • Yecla Campo Abajo. Da uvas de menos graduación (hasta los 12º en tintos y 11,5º en las blancas). La densidad de la plantación está comprendida entre 1.100 y 1.800 cepas por hectárea en secano y en las zonas de regadío entre 1.600 y 3.200 cepas por hectárea. En ambos casos se permite la conducción de viñedo, tanto en vaso como en espaldera de forma indistinta, pero con el límite máximo de 16.000 yemas productivas por ha. en plantaciones en secano y 27.000 yemas productivas por ha. en plantaciones con regadío. La zona de producción abarca unas 4.200 hectáreas de viñedo amparado por la Denominación de Origen Yecla, siendo predominante el cultivo de variedades tintas que suponen un 92,5% del terreno de viñedo. La principal variedad es la Monastrell, típica de la zona y la mejor aclimatada a sus condiciones de cultivo, que ocupa un 85%. El resto de tintas está distribuido entre las variedades Garnacha tinta, Garnacha tintorera, Tempranillo, Merlot, Cabernet Sauvignon y Syrah. En las variedades blancas destaca la implantación de la Airén 5%, acompañada por las variedades Meseguera, Macabeo y Malvasía. Restaurantes La Zaranda C/ Murillo, 13 - 30510 Yecla (Murcia) Tel. 968 75 16 71 Buen surtido de tapas, sugerentes salazones de la tierra, queso de cabra frito y pollas en vinagre. Amplia oferta de vinos por copas y botellas. Ante la duda, mejor déjese aconsejar por Cayetano. Pecarás Sitio de Tapas C/ Horma del Niño, 39 - 30510 Yecla (Murcia) Tel.- 626 730360 Un local muy acogedor, buena cocina y selección de vinos de la tierra. Señorío de Barahonda Ctra. De Pinoso, km. 3 30510 Yecla (Murcia) Tel. 968 71 86 96 Info@barahonda.com Son raras las bodegas que albergan en su interior restaurantes de la talla de este. Una carta ajustada y cocina creativa. Los vinos, de la casa naturalmente, los espumosos están representados por cavas y champagne. Hoteles Hacienda La Umbría del Factor Ctra. De Fuente Álamo, Km. 5 30510 Yecla (Murcia) Tel 968 97 59 69 info@haciendadefactor.es Situado a las afueras de la ciudad. Un lugar de paz entre la sierra y el viñedo, donde el silencio es un aliado para el descanso, buenas instalaciones, excelente trato y, si decide quedarse a comer, se encontrará con una cocina sólida y sabrosa. DE COMPRAS Todas las bodegas de la D.O. Yecla que embotellan poseen una tienda adyacente donde se pueden comprar sus vinos a buen precio. Además… Gourmet Gallery Rambla, 9 - 30510 Yecla (Murcia) Tel. 968 79 64 67 Aquí, el aficionado curioso podrá encontrar una selección muy completa de vinos de la región, amén de una representación cualificada de otros vinos nacionales e internacionales.

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