- Redacción
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- 2022-02-25 00:00:00
Las atractivas propuestas que ofrecen las rutas del vino de Castellón, Valencia, Utiel-Requena y Alicante invitan al viajero a adentrarse en uno de los destinos del vino más seductores que existen, con una historia emocionante y unos vinos excelentes y repletos de matices.
Entre fortalezas inexpugnables, villas medievales, calas secretas, islas volcánicas y parques naturales de belleza salvaje se forja un territorio vitivinícola tan seductor como para atraer a algunas de las civilizaciones más aguerridas de la Historia. La Comunitat Valenciana, con su alma mediterránea y su luz hechicera, posee una tradición y un legado vitivinícola asombroso. Todo el saber acumulado durante siglos ha llegado hasta nuestros días, desembocando en unos vinos con personalidad propia que se impregnan de la diversidad y particularidades de sus tres provincias: Castellón, Valencia y Alicante.
A través de sus cuatro Rutas del Vino invitan a descubrir un patrimonio cultural, histórico y paisajístico apasionante, y a disfrutar de su exquisita gastronomía, con la que armonizan a la perfección. Estas rutas, con exuberantes paisajes de viñedos de fondo, permiten descubrir una cultura vitivinícola muy especial, a partir de la cual se conforma una atractiva y variada oferta enoturística con experiencias y actividades para todos los gustos que se agrupan en la plataforma Experiencias Comunitat Valenciana (www.experienciascv.es). Entre esas más de 50 experiencias alrededor de las rutas del vino de Alicante, Valencia, Utiel-Requena y Castellón hay propuestas muy originales: escapadas enológicas, museos del vino, maridajes, visitas a bodegas, almuerzos entre viñas, jornadas gastronómicas, catas bajo las estrellas, hoteles entre viñedos…
Enoturismo personalizado
En esta iniciativa de Experiencias Comunitat Valenciana participan centenares de empresas que ofrecen sus servicios especializados (bodegueros, alojamientos, restaurantes, comercios…) y en los que ponen toda su creatividad al alcance de los visitantes. "Las cuatro rutas, con esos tesoros turísticos ligados a la cultura del vino, dejarán una huella indeleble en su memoria. Los más gourmets pueden disfrutar de maridajes en bodegas con la gastronomía de la zona. Los aficionados al arte y la cultura lo harán con la visita a bodegas históricas o centros de interpretación del vino con guías que les irán descubriendo los secretos sobre los sistemas enológicos y vinícolas de cada época. Y para aquellos amantes de la naturaleza que quieran conectar con ella de un modo sencillo y a la vez ancestral, estos territorios de vinos de la Comunitat cuentan con una paleta de idílicos y cambiantes paisajes donde podrán deleitarse en entornos de gran valor ecológico con actividades en las que disfrutar de un buen vino después de una ruta senderista o un paseo a caballo", explican. Todas estas actividades pueden realizarse en cualquier época del año gracias al clima tan especial de la zona.
Precisamente ese particular clima, marcado por la humedad del mar y las suaves temperaturas, sumado a una orografía de paisajes muy cambiantes, da unos vinos únicos, con actitud y personalidad. Tintos jugosos, blancos frescos y aromáticos, cavas vibrantes, vinos dulces, fondillones imperecederos… procedentes de microclimas, suelos y uvas diferentes, pero todos bajo el influjo de la brisa mediterránea y un sol generoso y cálido. Esta fascinante variedad ha dado como resultado la consolidación de cuatro denominaciones de origen: Alicante, Utiel-Requena, Valencia y Cava, y la I.G.P. Castelló.
Entre viñas y villas medievales
Agrupados bajo el sello de calidad de la I.G.P. Castelló, sus vinos se obtienen en tres subzonas vitivinícolas: Alto Palancia-Alto Mijares, Sant Mateu y Les Useres-Vilafamés. Se elaboran entre montañas cercanas al Mediterráneo, en rincones llenos de encanto donde crecen variedades autóctonas como la Monastrell, la Embolicaire o la Macabeo, flanqueadas por la Tempranillo, la Cabernet Sauvignon, la Merlot o la Syrah. En esta I.G.P. hay censados 130 viticultores, quince bodegas (familiares en su mayoría) que continúan con la tradición agrícola de sus antepasados a la vez que introducen nuevas técnicas con el fin de conseguir una producción limitada, pero de una calidad extraordinaria.
En este inesperado territorio, el viajero avanza entre Parques Naturales, entre viñedos que comparten espacio con olivos milenarios en el Maestrat, entre restos de la civilización romana, entre villas medievales: "En esta zona, la tradición vitivinícola se remonta al siglo I, cuando ya se exportaba a la antigua Roma el vino obtenido de cepas cultivadas en el Valle del Palancia. Pero no podemos olvidar que el mayor auge de la región se vivió a partir del siglo XV gracias al vino de Carlón, un vino de Benicarló elaborado con Garnacha que conquistó gran parte de Europa y llegó a ser el vino más consumido en Argentina, en un tiempo en que estaba prohibido plantar viñedos en las colonias", recuerdan.
Los pueblos más antiguos de la región promueven de manera admirable su cultura y tradiciones vitivinícolas: Vilafamés –uno de los municipios más bonitos de España–, Les Useres, Benlloch, Cabanes, Vall d’Alba o Sant Mateu, con su imponente Museo y Centro de Interpretación del vino. En ellos, las experiencias enoturísticas armonizan a la perfección con la contemplación de sus iglesias y murallas, con obras de arte de todas las edades: las pinturas rupestres de la Valltorta, los restos arqueológicos íberos y romanos, los retablos góticos del Museo Catedralicio de Segorbe (alberga el mejor conjunto de pintura gótica valenciana), el arte contemporáneo del Museo de Vilafamés...
En esta zona de interior, la cocina tradicional de montaña es de una riqueza apabullante, con productos de elaboración propia y de gran calidad, con el sabor de antaño, que combinan fenomenal con los deliciosos vinos de la zona: guisos de carne con cabrito como el tombet, carne a la brasa con all i oli, trufas, embutidos, tomates de colgar, miel, dulces, ollas...
Valencia y sus secretos
La D.O. Valencia ampara un total de 13.000 hectáreas de viñedo y una producción media anual de más 650.000 hectolitros. Sus tintos y rosados proceden de las variedades Monastrell, Tempranillo y Garnacha Tintorera; y sus blancos de uvas como la Merseguera, la Malvasía, la Macabeo y la autóctona Verdil. Uno de sus vinos más representativos es la Mistela de Moscatel, que se elabora a partir del mosto de la Moscatel de Alejandría.
Al igual que la Denominación de Origen, la Ruta del Vino de Valencia también se divide en diferentes espacios turísticos con identidad propia: Alto Turia-Valentino –en el interior de la provincia, es conocido por sus "vinos de altura" elaborados en un entorno natural declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO, con viñedos que alcanzan los 1.100 metros de altitud–, Clariano –una zona vitivinícola de transición entre la costa y la montaña donde los pueblos de la Vall d’Albaida trasladan a civilizaciones pasadas con un patrimonio monumental extraordinario y fincas de espectacular belleza–, Terres dels Alforins
–el valle esconde entre sus viñedos bodegas centenarias y uno de los yacimientos íberos más antiguos de la Comunitat: La Bastida de les Alcusses–, Moscatel –en municipios como Chiva, Godelleta, Cheste o Turís, la brisa del Mediterráneo permite obtener la variedad Moscatel de Alejandría, una de las más representativas de la D.O., con todo el sabor de esta parte del Levante– y València ciudad –el destino de los enoturistas más cosmopolitas, con hoteles, bodegas urbanas subterráneas o restaurantes que ofrecen catas de vino armonizadas con los mejores productos locales y de proximidad–.
La provincia de Valencia también alberga el reino de la Bobal: la D.O. Utiel-Requena, que nos habla de una tradición vitivinícola con 2.600 años de historia. Lagares tallados en piedra –como Las Pilillas de Requena–, ánforas, documentos y restos de pepitas de uva hallados dan fe de esta cultura milenaria. "La Ruta del Vino Utiel-Requena transcurre por enclaves que se asientan entre paisajes serenos y bellos, de tierras rojas, onduladas a ratos, escarpadas a otros, revitalizadas por extensos viñedos y Parques Naturales Protegidos donde los cañones y riberas fluviales han cincelado las Hoces del Cabriel o las de Chera, hasta llegar a los pinares imponentes de Siete Aguas o Venta Quemada. Pocas veces el viajero se sentirá tan tentado de visitar tanto sus riquezas naturales como las distintas arquitecturas medievales, y a perderse por las galerías subterráneas medievales y los barrios mudéjares de poblaciones tan bellas como Requena y Utiel", destacan. Esta sorprendente comarca también ofrece una gastronomía muy suculenta, con sus ollas, platos de caza, embutidos y dulces tradicionales.
Tocada por el sol
Al sur de la Comunitat, Alicante late bajo el influjo del Mediterráneo y de sus más de 300 días de sol. Allí, las tierras son privilegiadas y dan jugosos vinos gobernados por la seductora Monastrell, también madre del Fondillón, una maravillosa y deseada rareza enológica reconocida por la Unión Europea con una especial protección dentro de la D.O.
La cultura vitivinícola de Alicante se remonta a la época de los fenicios y los íberos: "Al noroeste de Dénia, sobre una llanura, se encuentra el yacimiento de Benimaquia, que data del siglo VI a.C. En él se hallaron los restos más antiguos de producción de vino de la Península Ibérica y uno de los lagares más antiguos de Europa", señalan.
En esta provincia, en la que el cruce de culturas ha sido intenso y generoso a lo largo de los siglos, se ha ido cincelando un paisaje donde la naturaleza y la mano del hombre han encontrado un equilibrio privilegiado. Castillos y atalayas en pueblos pintorescos, bosques de pinos que desembocan en playas de aguas transparentes, montañas emblemáticas que parecen contemplar embelesadas el mar, acantilados que van a morir en los brazos de calas recónditas... Una tierra cuya riqueza vitivinícola salpica todos sus rincones de contrastes, desde pequeñas explotaciones a orillas del Mediterráneo a grandes extensiones que configuran las comarcas que atraviesa el río Vinalopó o las de La Marina: "Dan vinos siempre apetitosos en cualquiera de sus variedades, entre ellas la Monastrell o la Moscatel de Alejandría; pero también las Syrah o Merlot además de las clásicas Cabernet Sauvignon, Pinot Noir o Petit Verdot".
La Ruta del Vino de Alicante se puede recorrer en el Bus del Vino, y guía al viajero a través de fincas con más de 300 años de historia, viñedos ecológicos, calas secretas, fortalezas, espectaculares montañas, restaurantes con Estrella Michelin... y esa gastronomía que tiene como protagonistas al arroz y otros productos tan excepcionales como la gamba roja de Dénia, el langostino de Guardamar del Segura, el tomate de Mutxamel, la granada Mollar de Elche o el turrón de Jijona.
Más información:
www.enoturismo.comunitatvalenciana.com