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David Foillard, uno de los principales vendedores de vinos en Beaujolais, con 40 millones de euros (más de 6.665 millones de pesetas) de facturación, acaba de presentar su balance, que no podía ser más preocupante: una caída que puede superar el 20%. Es todo un símbolo de la confusión actual en la región, con los precios de ciertas denominaciones prácticamente por lo suelos. Según Franck Mignot, presidente de la Unión Interprofesional de los vinos de Beaujolais «el consumo es bajo, los precios caen y, en consecuencia, los stocks se han desvalorizado. A los más débiles les costará resistir esta mala coyuntura». Paralelamente al fracaso de ciertos «negociantes», la empresa Mommessin, del grupo Boisset, ha inaugurado en Quincié una nueva bodega de elaboración, la más grande de Beaujolais. Lleva invertidos un total de casi 6 millones de dólares. Los más de 5.000 m2 suplementarios destinados a bodega y cavas elevarán su capacidad de almacenamiento a 40.000 hl.